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Dándoles la bienvenida a las Farc a la democracia y con un discurso esperanzador en el que nombró, entre otros, a las víctimas y a los miembros de las Fuerzas Armadas, el presidente Juan Manuel Santos selló el Acuerdo Final con las Farc, en Cartagena.
En el discurso, el presidente Santos se refirió por primera vez a alias “Timochenko” como Rodrigo Londoño y de las Farc recordó que fueron sus mayores adversarios, pero que también fueron “dignos negociadores en la mesa de conversaciones”. Agregó que hoy cuando las Farc emprendieron el camino de regreso a la sociedad, “cuando comienzan su tránsito a convertirse en un movimiento político, sin armas; siguiendo las reglas de justicia, verdad y reparación contenidas en el Acuerdo –como Jefe de Estado, de la patria que todos amamos– les doy la bienvenida a la democracia”.
Les dijo, a las Farc, que “cambiar las balas por los votos; las armas por las ideas, es la decisión más valiente y más inteligente que puede tomar cualquier grupo subversivo (...). No estamos –seguramente nunca estaremos– de acuerdo sobre el modelo político o económico que debe seguir nuestro país, pero defenderé con toda la determinación su derecho a expresar sus ideas dentro del régimen democrático, porque esa es la esencia de la libertad dentro de un Estado de derecho”.
Santos aprovechó el discurso para invitar a votar este domingo: “Los colombianos escogerán entre el sufrimiento del pasado y la esperanza del futuro; entre las lágrimas del conflicto y la tranquilidad de la convivencia; entre la pobreza que deja la guerra y las oportunidades que trae la paz”.
Acto seguido destacó que el Acuerdo es “imperfecto”. Y en ese orden explicó que se “se trata precisamente de un pacto en el que las partes tienen que hacer concesiones, pero sabemos que éste que hemos logrado es el mejor posible. ¡Yo prefiero un acuerdo imperfecto que salve vidas a una guerra perfecta que siga sembrando muerte y dolor”.
Del miedo a la esperanza
Frente al discurso de Santos, Juan Carlos Gómez, director de comunicaciones de la Universidad de La Sabana, destacó la estructuración del mismo, pero cuestionó que no convocó a sus opositores políticos.
El catedrático valoró el reconocimiento general a las víctimas, a los defensores de derechos humanos, a las Fuerzas Armadas y a la sociedad en general. “En la segunda parte Santos se centra en el eje político y ahí hizo énfasis en lo que viene que es el plebiscito. Lo que hizo fue irse a un pasado de sufrimiento y a un futuro de esperanza. Se la jugó con estas dos emociones básicas”.
Explicó que, sin embargo, en este discurso Santos debió tender puentes para zanjar diferencias con los opositores políticos y con quienes piensan de manera diferente. “No mencionó nunca los esfuerzos que hicieron otros gobiernos. El Estado no le había dejado otra salida a la guerrilla y por eso se sentó a negociar porque ganaban más negociando que siguiendo en la guerra”.
Indicó que es diciente la parte en la que Santos habla del enemigo. “Ya se refiere a las Farc como adversarios y al adversario se le confronta con ideas y se conversa”.
El politólogo Fernando Giraldo explicó que el discurso de Santos estuvo centrado en la esperanza y en el compromiso de que el país tiene que hacer una nueva ruta para reconstruir los valores. En ese sentido, Santos argumentó que este acuerdo no es perfecto. “Con esto, dejó claro que no se trata de un pacto de paz sino del fin del conflicto que permita, dependiendo de la voluntad de los colombianos, ser una ruta de paz”.