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Después de una semana de mucha información sobre las zonas veredales y la dejación de armas de las Farc, EL COLOMBIANO habló con Carlos Córdoba, gerente de las zonas veredales, quien está a cargo de la construcción de los campamentos y de la manutención de los guerrilleros allí concentrados.
“Yo en todos los espacios en los que he estado, en los que están Farc y Gobierno, he ratificado el cronograma de dejación de armas, en ningún momento la carta de la ONU está supeditando la dejación de armas a la terminación de los campamentos”.
“El tema de las zonas y los campamentos comenzó siendo una decisión en La Habana donde ellos decían: ‘bueno entonces nosotros nos pasamos solos y allá construimos nuestros campamentos mientras terminan los 180 días’. Después ya no servían las carpas sino que necesitaba unas zonas comunes, luego necesitaban unas casas y esto también ha venido en unos niveles de solicitudes y exigencias que, en parte, también han aportado muchísimo a que tengamos unos retrasos”.
“En el acta del Yarí nosotros como Gobierno, entendiendo un poco los problemas que ellos estaban teniendo con su tropa, a lo que accedimos es a unas especificidades en los alojamientos, a materiales que no estaban contemplados, que nos parecía importante para que ellos pudieran ofrecerle a su gente unas mejores condiciones de dignidad. Pero claramente cuando usted pasa de tener un campamento de carpas y zonas comunes básicas a tener alojamientos de 24 metros cuadrados por persona, construcciones en superboard y tejas termoacústicas para campamentos de 300 o 400 personas, donde hay que montar unas plantas de purificación de agua, toda una red de acueducto y alcantarillado, las dos partes sabíamos que se iba a demorar más de 15 días”.
¿No cree que hay una responsabilidad del Gobierno en todo esto?
“Puede que sí, pero esa no es la discusión. Lo más importante aquí es que estamos tratando de resolver 52 años de conflicto y que las dos partes estamos comprometidas en todo este proceso, que no es sencillo y exige la participación de todos”.
“Yo puedo hablar del tema de las zonas, yo no manejo el cronograma de dejación de armas del Gobierno y no soy experto en esa materia. Lo que he escuchado en todas las discusiones entre ambas partes es que se mantiene en el cronograma. Las obras pueden demorarse porque estamos haciendo unas infraestructuras que requieren unos tiempos. Pero la verdad es que la guerra de tuits y las bobadas que dicen en redes sociales no se compadecen en mostrar los campamentos en los cuales ya están viviendo los guerrilleros en sus alojamientos de 24 metros cuadrados y otros donde los están construyendo”.
“No, yo no puedo juzgar eso, yo no creo que haya sido un error, yo creo que es una transición lo que se está dando ahí y creo que las partes evaluaron que esa transición no era traer a estos señores y meterlos en una ciudad en un albergue o cosas por el estilo, sino que esta transición deber darse en espacios conocidos por ellos, donde han habitado. Eso es un reto para el Gobierno, muy grande, pero no un error. Yo creo que al final cuando estén esos campamentos terminados y esas personas puedan vivir ahí en condiciones de dignidad las cosas van a cambiar”.
“Cuando estuvo listo el acuerdo se comenzaron a buscar varias opciones y se encontró un apoyo técnico en la Unidad de Gestión del Riesgo, Fondepaz hizo un convenio con la UNGRD el 24 de noviembre, y la Unidad hizo una revisión muy en detalle de quiénes eran sus mejores contratistas, que tuvieran la capacidad en temas de infraestructura, pero también de dotaciones humanitarias, de entrega de comida y de su lista de trabajo sacó a cinco y fueron los que calificó y recomendó para que fueran contratados. Sobre eso se hacen unos términos de referencia técnicos y se hace un proceso de contratación, hay gente que desde hace 15 años está contratando con la UNGRD, no son para nada empresas de papel”.
Vea aquí las respuestas adicionales de Carlos Córdoba sobre las zonas veredales y su proceso de organización.