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Desde las calles que desembocan en el malecón de Quibdó se podía observar una fila de mujeres en la orilla del río Atrato. Una carpa blanca, vallas, policías. ¿Qué estarán regalando?, preguntaba la gente. Los vendedores ambulantes que trabajan en el malecón decían que podía ser el Gobierno, que “hace rato no venía”. El evento fue el miércoles en la mañana, y sí fue organizado por una entidad gubernamental: el Departamento para la Prosperidad Social (DPS).
Las mujeres en la fila querían hablar con Tatyana Orozco, la directora del DPS. “A mi niña no la han registrado en el Icbf”; “en mi casa no hay luz y no he recibido subsidio”, “cómo hago para recibir el beneficio de Familias en Acción”, “mis niños están pasando hambre”. Orozco las escuchó, de hecho, ella pidió que se organizaran en una fila. Su paso por Chocó tenía que ver con una alianza que firmó el DPS con el Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas (Ipse) para suministrarles energía solar a 300 familias que habitan en condición de vulnerabilidad.
El director del Ipse, Gerardo Cañas Jiménez, firmó el acuerdo con Orozco debajo de la carpa blanca. En frente de ellos estaban sentadas decenas de mujeres esperando si iban a regalar algo, o a anunciar algo más. Ambas cosas sucedieron. Rifaron baterías de cocina, licuadoras, vajillas, un balde, una toalla. Cuatro madres comunitarias observaron desde una tarima. Estaban ahí porque el anuncio tenía que ver con algo que ellas ya conocían: el mejoramiento de viviendas en Chocó, un plan que ha comenzado a dar resultados pese a las complicaciones de mano de obra y materiales.
En los barrios Paraíso y El Caraño, donde hay calles por pavimentar y dificultades para recoger agua potable, las familias han venido trabajando con el DPS y Naciones Unidas para mejorar sus viviendas. Actualmente están construyendo baños, cocinas y fortaleciendo la estructura de 144 casas. Ya entregaron 451 viviendas mejoradas en Chocó. Cuando hay personas en situación de discapacidad suministran la infraestructura para que puedan acceder a todos los espacios de la casa.
El evento del miércoles pasado lo programaron para que la comunidad se enterara de este plan. En Quibdó, dijo Orozco, ejecutarán 300 mejoramientos de vivienda en los próximos meses. Estas obras hacen parte del plan nacional de mejoramiento de vivienda. El DPS se comprometió a mejorar las casas de 50.000 familias en 247 municipios del país. El reto consiste en entregar 20.110 este año y 20.789 en 2016. En 2017 deberá entregar 9.101. Para este proyecto el DPS tiene presupuestados 338.000 millones de pesos, de los cuales 17.000 millones serán para Chocó. Las familias beneficiadas en del departamento, calcula el DPS, serán 5.200.
¿Qué pasará con las casas que no tienen energía? El Ipse, en primera instancia, será la entidad que suministrará energía solar a estas casas. Para lograrlo se invirtieron 10.000 millones de pesos (4.500 millones el DPS y 5.500 millones el Ipse).
Una de las mujeres que estaba haciendo fila para hablar con la directora del DPS era Leidy Toro, una madre cabeza de familia que vive en una casa de madera en el barrio Brisas del Poblado. Es madre de una niña de dos años, trabaja ocasionalmente y depende de los subsidios de Familias en Acción. Pidió ayuda para su hija, para su familia, para encontrar trabajo.
Ella hace parte de las 1,5 millones de personas que el presidente Juan Manuel Santos se comprometió a sacar de la pobreza antes de 2018. El objetivo es sacarlos de la pobreza multidimensional, es decir, garantizando la educación, la salud, y los servicios públicos. “Queremos aumentar la cobertura de servicios en el menor tiempo posible. En Chocó también nos preocupa el trabajo y el ingreso de las familias. Por eso lanzamos una estrategia para aprovechar la construcción de las vías de cuarta generación. Con el Sena vamos a capacitar a la población para que pueda trabajar en estas obras. También firmamos un convenio con Artesanías de Colombia para vincular a 2.000 artesanos del Chocó”, explicó la directora del DPS.
En el barrio El Paraíso las calles están agrietadas o no están pavimentadas. Las familias usan tanques para recolectar agua; es extraño encontrar camas en buen estado o cocinas separadas del lavadero de ropas. Los baños también son difíciles de encontrar.
Hay familias, como la de José Perea, un hombre de 55 años que vive con sus nietos en una casa de unos 70 metros cuadrados, o la de Francisca Palomeque, que antes lavaba los platos en el suelo, que ya tienen baño, techo y cocina. Ellos son los primeros beneficiarios del plan de mejoramiento de vivienda.
Y para que lo fueran, tuvo que adelantarse un complejo proceso de contratación y construcción. El plan del DPS lo vigila la Unops, una entidad de las Naciones Unidas que provee servicios de administración de proyectos en el mundo. El director de la oficina de Unops en Colombia, Alejandro Ruiz Acevedo, admite que “inicialmente se presentaron algunos problemas para ejecutar el proyecto. Fue difícil encontrar proveedores y mano de obra. También hay diferentes culturas de trabajo, en el Chocó encontramos que hay que estar encima, monitoreando la provisión de materiales. Por eso tomamos los modelos que hemos implementado en países como Haití para mejorar la ejecución. Por fortuna lo logramos y el impacto en las familias ha sido muy grande”.
El costo de mejorar cada casa, dice Ruiz, oscila entre los 11 y los 14 millones de pesos. Las primeras casas mejoradas ya están decoradas. Faltan las de los vecinos, y las de ocho millones de colombianos que hoy viven en la pobreza extrema.