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Con la premisa de que la resiliencia es una práctica que se exporta y que es el momento para que Colombia aprenda de los procesos que ya han vivido España e Israel; Anna Forés, de la Universidad de Barcelona y la israelí Nira Kaplansky, advirtieron que no hay excusas para no ser resiliente. Subrayaron que ya se tiene la certeza de que cualquier persona puede serlo. Las expertas están en Colombia ya que hacen parte del grupo de 292 conferencias que se dan cita esta semana en la Cátedra Europa que convoca la Universidad del Norte.
Pero entonces, ¿qué es la resiliencia? y aun más, ¿cómo ser resiliente en un contexto de hambre y conflicto?
Pues bien, para la española Forés la resiliencia es un concepto que parece fácil, pero llevarlo a la práctica es mucho más difícil y complejo. “No es una cuestión unifactorial, no es una receta: hacemos esto y ya estará, no. La buena noticia es que sabemos hoy en día que cualquier persona puede ser resiliente, por tanto, esa es nuestra esperanza. La dificultad que hemos encontrado es cómo llevarlo a cabo”.
Y es que es difícil ponerlo en práctica porque, en otras palabras, la resiliencia es casi un arte porque consiste, básicamente, en la capacidad que tiene alguien para enfrentarse a situaciones adversas, es una fortaleza interna para sobrellevar situaciones difíciles, por ejemplo, de conflicto. “En el escenario colombiano lo que nosotros hemos propuesto es trabajar con los niños que han estado en las zonas de conflicto, pero también trabajar con la comunidad. Hay que interactuar más con los padres para que acojan más a sus hijos”, dijo la experta.
Dijo que en España lo que han hecho es promocionar la resiliencia como algo inherente a la educación de los pequeños. “Cuando a un niño se le presenta una adversidad lo que se hace es que él debe hacerse cargo de eso, para que cuando sea grande no sufra las consecuencias. Mi teoría es: sobreproteger a los niños los hace no resilientes, el trabajo es mostrarles cómo en las adversidades pueden salir fortalecidos”.
Agregó que aunque hay un trabajo muy fuerte de los maestros, también hay una responsabilidad en los gobiernos que deben garantizar que los niños, a pesar de todas las adversidades del entorno, no estudien con hambre. “Una de las premisas básicas que tenemos es que se deben suplir primero las necesidades básicas y a partir de ahí vamos a seguir trabajando, y claro, los gobiernos deben centrarse en cómo garantizar eso primero. A los maestros que han estado en zonas de conflicto les digo que aunque creen que no pueden hacer nada, pueden hacer mucho. Crean en los niños, mírenlos a los hijos, reconozcan sus logros e insistan con las pequeñas cosas, ahí está el cambio”.
Entretanto, Nira Kaplansky, israelí experta en resiliencia y en traumas originados por conflictos armados especialmente con niños, dijo que no se puede hablar de resiliencia en un contexto de hambre y por eso, advierte, que los gobiernos deben garantizar que esto no suceda. “La resiliencia para mí es circular. Es decir, la resiliencia de los niños son los padres y la resiliencia de los padres son los gobiernos. Me explico: los gobiernos toman ese rol materno hacia la población y si los padres se sienten abandonados por esa autoridad que se supone los tiene que apoyar, pues ellos van a actuar de igual manera con los niños. Entonces, los gobiernos deben proveer a los padres de un buen trabajo para que los niños tengan un buen desarrollo”.
En ese sentido, aseguró que hoy en día la resiliencia deber ser asumida como un derecho y los gobiernos deben proveerla a las poblaciones. “Lo que puede pasar es que a ciertas personas el mundo provee situaciones estresantes más prolongadas a unos que a otros. Las autoridades deben mostrarle a la comunidad el camino para estar preparada antes, durante y después de situaciones adversas para que la población se sienta protegida y eso aminora el impacto. Con los niños mi propuesta es crear su resiliencia desde que nacen hasta que sean adultos y el trabajo es diario y constante”.
Por último agregó que los maestros en las zonas de conflicto lo que deben hacer “es transmitir confianza y decirles a sus estudiantes que todo estará bien, que llegarán lejos, deben tener siempre un mensaje esperanzador para que niño tenga la claridad a la hora de escoger entre estudiar criminología o ser criminal, eso es lo que mueve la balanza, es un detalle, una persona, una mirada, es acompañar a los niños”.
Durante esta semana, se desarrolla en la Universidad del Norte de Barranquilla la vigésima versión la Cátedra Europa, siendo el evento más grande en el Caribe y el único de corte académico enmarcado en el programa El Año Colombia-Francia 2017. Se dan cita alrededor de 30 académicos, personalidades y artistas franceses que visitan para mostrar la riqueza humanística y de las artes que ha caracterizado a Francia en el transcurso de la historia. En total, se dan cita 292 invitados de 22 países.