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A la pena máxima, 60 años de prisión, condenó un juez penal de Cartagena a Josefa Cardona y el expolicía Andrés Díaz Zabaleta, quienes asesinaron e incineraron a Kellys Zapateiro Guzmán para robarle su bebé de ocho meses de gestación. Los hechos ocurrieron el 11 de julio de 2014.
La Fiscalía pudo comprobar que a Zapateiro le sacaron al bebé con una procedimiento rudimentario que pretendía parecerse a una cesárea, y luego escondieron sus restos en un lote contiguo a la Estación de Policía de la vereda Manzanillo del Mar, Cartagena (Bolívar), donde trabajaba Díaz Zabaleta como Policía.
Desaparición forzada, secuestro simple y homicidio agravado son los tres delitos por los que condenaron a estas dos personas.
Para la juez todas las pruebas aportadas por la Fiscalía, dejan ver la responsabilidad de los acusados, quienes “tenían todo un plan criminal ideado y realizado para desaparecer, matar y secuestrar”, pero dicho “plan fracasó y poco a poco todo fue descubriéndose”.
La historia
A Kellys Zapateiro Guzmán la sacaron de su vivienda con engaños la mañana del 11 de julio de 2014. Josefa, decía ser su amiga y le hizo creer que la llevaría a una fundación para recibir ayudas por su estado de embarazo, pero su destino fue otro.
Horas después Josefa condujo a Kellys hasta la Estación de Policía de Manzanillo del Mar, donde Andrés Díaz Zabaleta trabajaba como patrullero y donde en ocasiones hacia las veces de comandante encargado.
Ese día fue el último en que fue la joven cartagenera fue vista con vida por allegados. Su familia reportó su desaparición a la mañana siguiente.
Afuera de un bohío, cercano a la estación y en predios de propiedad de la policía, asesinaron a la muchacha embarazada y le extrajeron, en una cesárea rudimentaria, su bebé de ocho meses de gestación. Luego, incineraron el cuerpo para desaparecerlo.
Sin embargo, el resto de una mano de Kellys fue hallado por un perro del puesto policial y se convirtió en una de las primeras y principales pruebas para descubrir el horrendo crimen y desenmascarar a los autores. Este hallazgo los delató.
Dos relaciones
La Fiscalía General de la Nación determinó que Josefa Cardona Ortega era esposa del entonces policía Andrés Díaz Zabaleta y aunque se encontraban separados, al momento del crimen todavía sostenían una relación.
Pero esta no era la única relación amorosa de la hoy sentenciada a la pena máxima. Josefa vivía con otro hombre, su compañero sentimental permanente, en el barrio 20 de Julio. En ese mismo barrio conoció a Kellys Zapateiro y se volvió su amiga.
Los investigadores corroboraron que Josefa también engañó a su marido por varios meses, fingiendo un falso embarazo. Incluso, se valió de exámenes médicos falsos para hacer parecer lo más real su mentira.
Josefa robó el hijo de su amiga Kellys para hacerlo pasar como suyo. Después de perpetrar el crimen se presentó en la Clínica Maternidad Rafael Calvo, con el bebé en brazos, asegurando que acababa de dar a luz al pequeño. Los médicos rápidamente notaron sus mentiras.
Para la juez, “el bebé fue el móvil del crimen” y a la joven la “desparecieron y dieron muerte para hacer creer a los demás que su hijo era de Josefa”.
Con el reporte de la desaparición de Kellys, el hallazgo de su mano, exámenes médicos y las contracciones en los testimonios de los implicados se fue derrumbado rápidamente el plan criminal de los homicidas.
Peritos de Medicina Legal, agentes de la policía, ginecólogos, familiares de la víctima y genetistas entregaron testimonios contundentes que sirvieron de base para que las juez dictara la sentencia condenatoria, además de las numerosas pruebas recolectadas como anailsis de ADN, fotos, restos óseos y rastros de sangre, entre otras.
¿Dónde está el cuerpo?
En el fallo, la juez establece que los sentenciados no tienen ningún tipo de beneficio, además impuso la inhabilitación de ejercicio de derechos y funciones públicas por un término de 20 años para los sentenciados. También les ordenó pagar una multa de 3.375 salarios mínimos mensuales vigentes.
En la lectura del sentencia, que comenzó a las 9:30 de la mañana, la togada mencionó sobre Andrés Díaz que este incurrió en agravación porque como miembro de la policía “debía impedir hechos como los que él cometió”. Agregó que no se pudo determinar cuál fue el modo utilizado para acabar con la vida de la víctima.
Tampoco se conoce aún dónde está el resto del cuerpo de la joven, pues en el lugar de los hechos, además de la extremidad, solo fueron hallados restos óseos calcinados, pero no la totalidad del mismo.
Guardan silencio
Tanto Josefa como Andrés se han mantenido renuentes a confesar el crimen y prefirieron no asistir al juicio oral.
Ella permanece en la cárcel del Buen Pastor en la ciudad de Barranquilla, donde recientemente fue vinculada una red de extorsión carcelaria y enfrenta un nuevo proceso por este delito.
El expolicía está en una prisión de Sabanalarga, Atlántico. En las próximas horas ambos serían notificados de la sentencia impuesta por la juez, como castigo por el cruento crimen.
Los abogados defensores de los acusados interpondrían el recurso apelación.