viernes
7 y 9
7 y 9
Una buena noticia en la frontera: Venezuela autorizó desde ayer la apertura de un corredor humanitario para que 2.067 niños que estudian en Norte de Santander y viven en Táchira puedan volver a clases. La mala noticia: según la ONU, el Gobierno colombiano todavía no ha alcanzado a cubrir las necesidades de las familias que fueron deportadas ni de las que abandonaron voluntariamente el país vecino.
La apertura del corredor humanitario fue uno de los tres requisitos que exigió el presidente Juan Manuel Santos para reunirse con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro. Las otras dos condiciones son: que el gobierno venezolano permita que los deportados recuperen sus pertenencias y que en futuras deportaciones se cumplan los protocolos mínimos legales.
Lea aquí: Crisis fronteriza con Venezuela ve una luz al final del túnel
La ministra de Educación, Gina Parody, verificó el paso de estudiantes en la frontera: “esperamos que los niños puedan cruzar sin temores los pasos fronterizos en los buses que se han dispuesto para que no pierdan un día más de clases”.
Desde Catar, donde finaliza su gira por Asia, el presidente Nicolás Maduro le envió un mensaje a Santos: “presidente Santos, respire, tómese una manzanilla dulce de miel de abeja y reúnase conmigo. Detenga la campaña de odio contra Venezuela. Si hubieran trabajado los seis puntos de la agenda que dejamos en la reunión de cancilleres en Cartagena, ya tuviéramos abierta parcialmente la frontera”.
La tensión entre ambos países sigue latente. Una evidencia es el contrapunteo que se presentó el jueves pasado entre las cancilleres María Ángela Holguín (Colombia) y Delcy Rodríguez, de Venezuela. Holguín dijo que el paramilitarismo es un problema de ambos países: “así como entra de Colombia también sale de Venezuela”.
Y le reiteró a Maduro que el modelo económico del país y las leyes sobre libertad de expresión no se pueden modificar porque él lo solicite. “Mientras ustedes sigan subsidiando los productos es muy difícil que podamos hacer algo en la lucha contra el contrabando”, dijo.
La respuesta de la canciller venezolana no se hizo esperar: “Las declaraciones de la canciller Holguín son un compendio de imprecisiones erráticas, falsedades y confesiones de Estado apoyando crímenes en frontera”.
Lea aquí: Argentina y Brasil se suman para promover diálogo entre Colombia y Venezuela
Persiste la crisis
El tercer informe publicado por Naciones Unidas sobre la situación en la frontera demuestra que el problema humanitario no se ha resuelto. El número de colombianos deportados ascendió en la última semana a 1.097. Se calcula, además, que 15.174 personas regresaron voluntariamente del país vecino.
La Cruz Roja y la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres adaptaron nuevos albergues para atender a la población afectada. Dice Naciones Unidas que en Cúcuta y Villa del Rosario están siendo atendidas 3.429 personas en 20 albergues (hace una semana solo eran siete). El Gobierno ha logrado, con la ayuda de la OIM, trasladar a 597 colombianos a sus ciudades de origen.
En la labor humanitaria del Gobierno se han presentado vacíos, dice Naciones Unidas. La protección de familias que no se encuentran en albergues formalizados y la atención para las personas que han llegado a otros departamentos diferentes a La Guajira y Norte de Santander no ha sido la mejor. Una de las principales preocupaciones son los empleos. El Gobierno se comprometió a entregar, en el menor tiempo posible, 953 empleos. Hasta el momento han sido empleadas 163 personas.
Si bien Norte de Santander sigue siendo el departamento más afectado por el cierre de frontera, en Arauca hay 63 personas deportadas y en La Guajira 172. Del total de personas que han retornado de Venezuela, 709 son víctimas del conflicto armado, concluye Naciones Unidas.