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¿Cuánto les costaron sus firmas, señores candidatos?
De nueve precandidatos por firmas, uno tiene información actualizada. Los demás, aseguran, la están consolidando.
11 de diciembre de 2017
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Mientras que a Germán Vargas Lleras la recolección de cerca de 5 millones de firmas le costó $500 millones, Sergio Fajardo invirtió $530 millones para recoger 981.529 rúbricas.
Este es uno de los contrastes que encontró EL COLOMBIANO al solicitarle a nueve campañas (las que entregaron firmas), con comité promotor de firmas, información sobre cuánto invirtieron y quiénes fueron los cinco principales aportantes (ver recuadros). La mayoría no tienen aún consolidada esa información y entregaron datos generales. Otros tienen “confidencialidad”. Solo Fajardo la tiene detallada en la web.
Lo cierto es que estas aspiraciones por firmas tienen implicito el favorecimiento de poder realizar campaña en la plaza pública, con los ciudadanos, sin que este periodo haya arrancado formalmente como plantea la reglamentación electoral.
Todas las campañas presidenciales deben rendir informes, para la etapa de recolección de apoyos no existe una ley que establezca topes. No obstante, el CNE, a través de la Resolución 2798 de noviembre de 2017, estableció la regulación, financiación y reporte de gastos de los grupos.
Según el magistrado Felipe García, del CNE, las campañas deberán rendir informe de ingresos y gastos cinco días hábiles después de la inscripción del candidato. Quienes no lo hagan, deberán realizarlo el último día de inscripción, es decir, el próximo 9 de marzo.
La ilusión de las firmas
Los precandidatos punteros de la última Gran Encuesta Invamer, Fajardo y Gustavo Petro, no lideraron en firmas, mientras que Carlos Caicedo y Alejandro Ordóñez y Piedad Córdoba, que aparecen en la cola, entregaron más, solo superados por Vargas Lleras.
Los expertos coinciden en que no existe correlación entre intención de votos y firmas, puesto que una persona puede firmarle a varios. También, porque, según Angélica Bernal, docente de Política de la U. Jorge Tadeo, puede pesar más la maquinaria que el voluntariado y muchos de los firmantes no votarán.
En las últimas elecciones regionales Federico Gutiérrez, el actual alcalde de Medellín, se avaló con 120.000 firmas, mientras que Gabriel Jaime Rico, que quedó de tercero, presentó 132.507. Al final no pudo inscribirse con aval cívico porque solo le validaron 29.470 y necesitaba 50.000.
Los precandidatos a la Presidencia han preferido presentar menos apoyos, pero seguros, y por eso contrataron grafólogos antes del filtro de la Registraduría. Requieren acreditar 396.286, es decir, el 3 % del total de los votos de la última elección presidencial.
José Fernando Flórez, docente de la Maestría en Comunicación Política de la U. Externado, afirmó que el número de firmas evidencia dos cosas: la organización logística, la maquinaria y el dinero disponible para pagar recolectores y, en ocasiones, simplemente la anticipación con que se empezaron recoger.
El ocaso del mecanismo
La Constitución de 1991 avaló los movimientos para que los ciudadanos sin partido tuvieran una opción, pero algunos lo tienen y usaron este mecanismo pata acercar a otros sectores, anticipar la campaña o salirse del control partidista.
Aunque la reforma política que se hundió pretendía fortalecer los partidos, este año hubo un récord de comités para Presidencia, 49 en total, pero no más de 10 entregarán firmas para buscar aval.
Para Miguel García, codirector del Observatorio de la Democracia de la U. de los Andes, en lo que viene pesará más el crecimiento de los candidatos ante la opinión que las firmas. “Que Petro y Fajardo sean fuertes en las encuestas, va a impedir que se acerquen. Las firmas de Vargas le dan fortaleza ante los sectores de la derecha que se ven débiles.
La Registraduría revisará antes del 17 de enero entre 14 y 15 millones de firmas, cifra cercana al número de votos en segunda vuelta en 2014. Este proceso le costará al erario $4.000 millones.
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