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En cinco semanas debe comenzar el plan piloto de desminado humanitario tres o cuatro sectores escogidos por Gobierno y Farc. Pero la primera etapa se aplicará en zonas pobladas y no en los fortines de la guerrilla.
Así lo ratificó ayer desde La Habana el negociador insurgente, Rodrigo Granda, al reiterar que “la gente nuestra en la profundidad de la selva no va a dejar de defenderse”.
El insurgente precisó que la labor que contará con guerrilleros para ubicar los campos minados será progresivo y en la primera etapa “humanitario” en zonas con población civil como medida de desescalamiento del conflicto.
El mayor reto será localizar los artefactos explosivos, pues según Granda, “es un problema bastante crítico porque en un conflicto tan largo obviamente quienes han minado a veces han muerto en combate y se pierde rastro”.
Sus declaraciones desataron críticas de los detractores de la negociación. El senador del Centro Democrático, Alfredo Rangel, calificó el desminado de las Farc como “una farsa publicitaria, se burlan del Gobierno, advierten que los campos seguirán minados y que sembrarán más minas”.
Según la Fiscalía, de 90 mil personas reportadas perdidas desde hace más de 70 años, 30 mil serían víctimas de desaparición forzada por conflicto.
El procurador Alejandro Ordóñez, pidió el 5 de marzo a las autoridades un plan especial “para dar con el paradero de las 2.760 personas desaparecidas por las Farc”.