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El objetivo de un cese el fuego bilateral para evitar el derramamiento de sangre y aumentar la credibilidad y apoyo social a las negociaciones de paz sufrió un retroceso con el fin de la tregua de las Farc, tras el ataque militar que causó la muerte a 26 guerrilleros en Cauca.
Ahora hay temor en las 10 regiones del territorio colombiano de fuerte presencia insurgente y confrontación por un posible escalamiento del conflicto, ante la reanudación de los ataques contra las Fuerzas Militares y la infraestructura del país (oleoductos, torres de energía, vías, puentes).
Aunque el presidente Juan Manuel Santos aseguró que “estaremos preparados para enfrentar represalias de las Farc”, en Antioquia, Cauca, Chocó, Arauca, Putumayo, Huila, Nariño, Meta, Caquetá y Valle del Cauca, se vislumbra un escenario de riesgo por las acciones violentas de la guerrilla, según la Defensoría del Pueblo.
No bastó el mensaje de conciliación con el que el mandatario intentó persuadir a la guerrilla de avanzar en los acuerdos en la mesa de diálogos de La Habana al señalar que, tras el bombardeo al campamento del frente 29 de las Farc en el municipio de Guapi, “también nos debe conmover a todos el dolor de las familias de los guerrilleros muertos”.
Diez minutos después de que el presidente Santos reiterara que la “acción fue legítima del Estado en defensa” contra el Bloque Occidental de las Farc, los negociadores de la guerrilla daban por terminado su cese el fueg o unilateral tras cinco meses.
“No estaba en nuestra perspectiva la suspensión de la determinación del cese al fuego unilateral e indefinido proclamado (...) pero la incoherencia del gobierno Santos lo ha logrado, luego de 5 meses de ofensivas terrestres y aéreas contra nuestras estructuras en todo el país”, indicó el grupo insurgente en un comunicado.
Aunque había acciones que las autoridades y organizaciones estudiosas del conflicto consideraban violatorias de la tregua, fue el ataque de las Farc en Buenos Aires (Cauca) el 14 de abril, en el que murieron 10 militares y 20 más resultaron heridos, el que llenó la taza.
Esa acción contra las tropas indignó al país y acabó con la credibilidad de la tregua, coincidieron analistas como Jorge Restrepo, director del Centro de análisis del Conflicto: “No solo terminó con la confianza que se había ganado y la posibilidad de desescalar el conflicto, sino que el gobierno no tuvo más remedio que ordenar la reanudación los bombardeos”.
Y en efecto, fue el bombardeo contra el campamento de las Farc en Guapi el que desencadenó una decisión que se temía y que el propio jefe y negociador de las Farc, alias “Pastor Alape”, vaticinó hace una semana: “La tregua se está volviendo insostenible por las operaciones militares”.
Aunque tanto el Gobierno como las Farc reiteran que continúan los diálogos en Cuba, estos seguirán en medio del conflicto y con el riesgo de un “escalamiento del conflicto con eventuales efectos indiscriminados para la población civil”, advirtió el defensor del Pueblo, Jorge Otálora.
Por eso las reacciones se orientan a pedir que se aceleren las negociaciones, mientras que dirigentes como Marta Lucía Ramírez, exministra de Defensa, insisten en que el proceso de paz necesita una reingeniería y condiciones y plazos”.