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Hay una guerra menos en el mundo: Santos

  • FOTO AFP
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  • FOTO REUTERS
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10 de diciembre de 2016
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Luego de 40 minutos de iniciada la ceremonia y tras recibir el diploma y la medalla que lo acreditan como el Premio Nobel de Paz 2016, el presidente Juan Manuel Santos subió al escenario del Oslo City Hall y pronunció un extenso y sentido discurso de agradecimiento en el que además le contó al mundo los aprendizajes del proceso de paz entre Gobierno y Farc:

“Para la gran mayoría de nosotros, la paz parecía un sueño imposible, y era así por razones obvias, pues muy pocos recordaban cómo era vivir en un país en paz. Hoy, luego de seis años de serias y a menudo intensas, difíciles negociaciones, puedo anunciar a ustedes y al mundo, que el pueblo de Colombia –con el apoyo de nuestros amigos de todo el planeta– ¡está haciendo posible lo imposible!”, indicó Santos.

El mandatario además citó en uno de sus primeros apartes del discurso el fragmento de cien años de soledad que fue muy viral en la primera semana de octubre luego de la derrota del Sí en el plebiscito y que reflejaba la incertidumbre para el acuerdo en ese entonces:

En su intervención Santos señaló además que mucho colombiano se sintieron habitantes de Macondo: “Un lugar no solo mágico sino también contradictorio. Como Jefe de Estado, entendí la trascendencia de este resultado adverso, y convoqué de inmediato a un gran diálogo nacional por la unión y la reconciliación”.

El Nobel de Paz 2016 agradeció además el acompañamiento sin tregua que tuvieron los países garantes (Cuba y Noruega) y el apoyo de gran parte de la comunidad internacional que impulsó y ayudó a reencaminar la negociación con las Farc.

El jefe de Estado también agradeció la disposición y el empeño que le pusieron los dos equipos negociadores (Gobierno y Farc).

Quizás uno de los momentos más emotivos de los 36 minutos de discurso llegó cuando el auditorio en pleno rindió homenaje a las víctimas que estaban presentes y se detalló el caso de Leyner Palacios, sobreviviente de la masacre de Bojayá.

También hubo tiempo para las críticas a la política internacional contra las drogas:

FOTO REUTERS
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Santos indicó además que uno de los principales aprendizajes fue dejar de ver a la contraparte como enemigos: “Vencer por las armas, aniquilar al enemigo, llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias, es renunciar a ver en el contrario a otro ser humano, a alguien con quien se puede hablar. Dialogar, respetando la dignidad de todos. ¡Eso es lo que hicimos en Colombia!”.

Otras de las lecciones que dejó la negociación, según lo mencionó en el discurso, tienen que ver con la necesidad de adelantar las negociaciones con discreción y confidencialidad para que no se conviertan en un circo mediático; que se puede combatir y dialogar al mismo tiempo y que hay que estar dispuestos a tomar decisiones difíciles aunque sean impopulares para lograr el objetivo final de la paz:

“Esto significó, en mi caso, acercarme a gobiernos de países vecinos con quienes tenía, y aún tengo, profundas diferencias ideológicas”.

Santos concluyó celebrando que en el continente americano no queden conflictos bélicos en curso: “Hay una guerra menos en el mundo, ¡y es la de Colombia! Esto es lo que celebramos hoy en Oslo, la misma ciudad que acogió el inicio de la fase pública de conversaciones con las Farc en octubre del año 2012”.

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