viernes
7 y 9
7 y 9
Con la participación de 85.000 estudiantes de las 382 instituciones educativas públicas y privadas de la ciudad, se realizó ayer la primera ronda de las Olimpiadas del Conocimiento en los grados quinto, décimo y undécimo. De esta primera jornada se seleccionarán los 50 estudiantes con los mejores puntajes, quienes disputarán la final en octubre por la posibilidad de obtener una beca completa para estudios superiores o un intercambio cultural en un país de habla inglesa.
De acuerdo con Ramón González, coordinador de este programa de la Alcaldía de Medellín, la prueba responde a los lineamientos del Ministerio de Educación y evalúa las áreas de lenguaje, matemáticas, ciencias naturales y ciencias sociales, con el objetivo de que los estudiantes mejoren sus resultados en estas competencias básicas y puedan enfrentarse con mayor tranquilidad a los exámenes de Estado.
Este programa, a modo de certamen, también permite monitorear los indicadores de calidad educativa y el dominio que tienen los estudiantes en relación con los estándares evaluados. Según Luis Guillermo Patiño Aristizábal, secretario de Educación de Medellín, las Olimpiadas del Conocimiento dan cuenta del avance en estos indicadores puesto que, para el año 2017, luego de 14 años de su aplicación, el 70 % de las instituciones oficiales habían alcanzado las clasificaciones más altas en las pruebas Saber 11 y más de mil estudiantes se habían vinculado al programa Ser Pilo Paga.
Pero, ¿puede una prueba como esta dar cuenta realmente de los conocimientos adquiridos en las aulas? Al respecto, el profesor William Estrada de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia, señala que este tipo de pruebas se concentran en la evaluación cuantitativa y se convierten en un intento de medir aprendizajes memorísticos que no se vinculan luego con en el escenario de la vida cotidiana.
“La evaluación debe ir más allá de la cuantificación, que las personas puedan entender el contexto de determinadas situaciones y resolver conflictos. El examen no refleja esta dimensión humana que exige nuestro proceso social”.
Queipo Timaná Velásquez, doctor en Educación de la Universidad Autónoma de Guadalajara y exdecano de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia explica, en cambio, que las pruebas estandarizadas actuales no están basadas en la evaluación de conocimientos a partir de la retención de datos, sino en las competencias que tengan los estudiantes para desarrollar procesos de análisis con base en su capacidad de comprensión.
Por tanto, indica Timaná, este tipo de evaluaciones permiten identificar las áreas en las que se presentan deficiencias, establecer políticas de atención prioritaria en las zonas de menor desempeño y crear estímulos para que los estudiantes e instituciones se sientan motivados a mejorar sus niveles.
El 9 de julio se conocerán los 3.500 estudiantes que continúan en competencia. Entre los retos que siguen para el programa, manifiesta Ramón González, es el de disminuir la brecha de desempeño entre las instituciones educativas privadas y oficiales, así como continuar adaptando la prueba para los estudiantes en condición de discapacidad.