viernes
7 y 9
7 y 9
En las últimas décadas, la investigación en las universidades ha ido creciendo y afianzando la necesidad de su hospedaje y promoción, debido a aspectos como la complejidad, el tiempo y la tecnología que implican, la afluencia de diversas disciplinas y los métodos y enfoques para la solución de problemas.
Sin embargo, pese a los avances logrados en los últimos años, donde las universidades han aumentado sus esfuerzos por promover la investigación a través de los doctorados, incrementado la oferta académica, se requieren esfuerzos mayores no solo de las instituciones de educación superior, sino también del Gobierno mediante políticas públicas que incentiven la formación de investigadores en programas de doctorados y maestrías tanto en el país como en el exterior.
Un informe del Modelo de Indicadores de la Educación Superior, Mide, publicado por el Ministerio de Educación Nacional en julio, reveló que solo siete universidades de Colombia son fuertes en doctorados e investigación (Universidad de los Andes, Universidad Nacional, Universidad de Antioquia, Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad del Norte, la Universidad del Valle y la Universidad Pontificia Bolivariana), evidenciando el rezago que aún tiene el país en este tema.
Esta problemática, que toca a universidades públicas y privadas, es explicada en gran parte por los limitados recursos con los que cuentan las instituciones y la ubicación geográfica de estas, siendo la región Andina la zona con menos atraso. A esto, se le suma además, la escasez de docentes de doctorado en Colombia.
Por otro lado, un informe del Consejo Nacional de Acreditación, CNA, afirma que “en los últimos diez años Colombia se ha quedado rezagada en la formación a nivel doctoral”.
El número de doctores que se gradúan por millón de habitantes es significativamente inferior al de países latinoamericanos como Chile, México y Brasil. Mientras en Colombia anualmente se forman cerca de 100 doctores por año, en Chile la cifra anual es de 500, en México supera los 1.000 y en Brasil, son más de 11.000. Esto sin detallar cifras de países más desarrollados, donde la distancia es mayor.
Si bien, las universidades han hecho grandes esfuerzos, pasando de ser universidades netamente profesionalizantes a investigadoras, históricamente ha habido una tendencia mucho más alta hacia las especializaciones profesionales que hacia maestrías y doctorados. Cifras del Ministerio de Educación a 2008, muestran que mientras que entre 1960 y 2004 se graduaron 234.802 especialistas y 30.898 estudiantes de maestrías, solo 311 personas se graduaron de doctorados.
En su artículo La formación de posgrado en Colombia: maestrías y doctorados, Hernán Jaramillo Salazar, docente de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, asegura que en términos de financiación, las políticas públicas actuales han favorecido más el estudio de pregrados que de maestrías de investigación y doctorados.
Para Félix Londoño, director de Investigación de la Universidad Eafit, la relación entre las universidades y la investigación es una condición “sine qua non”. “Es un sistema de creación y producción de nuevo conocimiento, desarrollo e innovación desde los doctores y los sistemas de posgrado en general”.
Londoño considera que se ha avanzado de manera importante y el país está haciendo un esfuerzo significativo para formar personas en el extranjero. Aunque no desconoce que hay un reclamo generalizado hacia la necesidad de más recursos económicos y una mayor articulación entre los diferentes actores involucrados alrededor de la Ciencia, Tecnología e Innovación. “El mismo sector empresarial debe comprometerse más con la investigación como el elemento que contribuye a propiciar procesos de investigación e innovación”, resaltó.
del PIB invierte actualmente el Gobierno en ciencia, la tecnología e innovación.