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Por Efe reportajes
Volver al colegio es un primer paso, el siguiente reto para los padres consiste en conseguir que sus hijos mantengan un óptimo rendimiento y obtengan buenas calificaciones.
Según estudios recientes, existen dos errores frecuentes y contraproducentes que cometen los adultos en detrimento del aprendizaje infantil, y que conviene corregir si desean que sus hijos aprendan más y tengan mejores notas.
Para ser prácticos: ¿qué hace cuando su hijo trae malas notas a casa?: A) Lo sermonea. B) Lo castiga, privándole de actividades que él disfruta. C) Crea en su casa un ambiente que estimule el aprendizaje.
“Asumir un enfoque punitivo, como darle un sermón, castigarlo o restringirle sus actividades, baja el rendimiento académico”, concluyen los expertos de la Universidad de Michigan, cuyo hallazgo desafía la creencia de que las acciones duras de los padres conducen a un mayor rendimiento.
“Las estrategias de crianza punitivas probablemente son ineficaces para promover los logros cuando no abordan el problema de fondo que está causando el bajo rendimiento académico”, según la autora principal del estudio, Sandra Tang.
Comunicación padres-hijos
En cambio, cuando los hogares tienen ambientes que estimulan el aprendizaje, así como unas interacciones cálidas entre padres e hijos, los niños obtienen mejores resultados.
“Son hogares donde los padres hablan regularmente con sus hijos, les proporcionan libros y juguetes, y les ofrecen más recursos y oportunidades para el aprendizaje”, explican la psicóloga Tang y la coautora del estudio, Pamela Davis Kean.
Limitar las actividades no escolares es útil si el bajo rendimiento académico es el resultado de que el niño no pase suficiente tiempo en el trabajo escolar, pero no tanto si no entiende cómo resolver un problema de matemáticas, según las investigadoras.
Además, “castigarle y sermonearle no proporciona al niño habilidades concretas o estrategias para mejorar sus calificaciones”, según Kean.
Las acciones punitivas pueden ser problemáticas para los preadolescentes que están intentando ser independientes y, además, pueden invocar sentimientos negativos acerca de la escuela, según advierten las investigadoras.
Sugieren a los padres que evalúen si el bajo rendimiento escolar se debe a un problema de aprendizaje y no uno de conducta, antes de decidir qué estrategia usar. Y hablar con los profesores para entender mejor qué es lo que pasa