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Hicimos el primer recorrido por el Túnel de la Línea

20 minutos es el tiempo que se tarda en recorrer la distancia del que será el túnel más grande del país.

  • Los ingenieros hacen un diagnóstico sobre las obras que se realizaron en el Túnel de la Línea. FOTOS esteban Vanegas
    Los ingenieros hacen un diagnóstico sobre las obras que se realizaron en el Túnel de la Línea. FOTOS esteban Vanegas
  • Hicimos el primer recorrido por el Túnel de la Línea
El Túnel de la línea estará listo en julio de 2018
27 de septiembre de 2017
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Infográfico

EL COLOMBIANO recorrió en exclusiva el tramo de 8,6 kilómetros del Túnel de la Línea y esto encontró.

Sentado en un bloque de cemento, Jhon López espera que le traigan el almuerzo. Es mediodía y en la boca del Túnel de la Línea, en Calarcá, Quindío, sopla un viento frío. Hay mucho polvo. Jhon dice que desde hace un par de meses tiene esta rutina: sentarse y vigilar que las aguas que salen del túnel no se represen y lleguen a la planta de tratamiento.

En 20 minutos, y después de atravesar los 8,6 kilómetros de la Línea, de punta a punta, encontraremos a Leoncio Henao, quien al otro lado del túnel en Cajamarca, Tolima, dirá que ya almorzó. También hará frío y habrá más polvo y volquetas. Saludará con un acento paisa bastante marcado: ¿qué más, pues?

Vea aquí las imágenes de cómo avanzan las obras en el Túnel de la Línea

12:30 p.m.
Jhon es el único empleado que se ve. Dice que sus compañeros están comiendo. Según los cálculos del Invías, en diciembre se espera que a lo largo de la obra se cuenten 800 trabajadores quienes tendrán que terminar de ejecutar la construcción a lo largo de 27 kilómetros. Obras que estuvieron paralizadas cerca de un año.

¿Por qué? Pues bien, el pasado 1 de diciembre de 2016, el Gobierno decidió no prorrogar el contrato de la Unión Temporal Segundo Centenario liderada por el constructor Carlos Collins, encargado del Túnel de la Línea desde 2008, con un presupuesto de 612.000 millones de pesos. Esta decisión se tomó al considerar que las condiciones de ejecución eran críticas y los recursos del contratista insuficientes para adelantar lo faltante. Con el agravante de que durante los últimos ocho años, Collins recibió cuatro prórrogas que representaron 39 meses adicionales. Aunque en términos de porcentaje solo falta el 12 %, hoy no hay ningún tramo terminado y tampoco en funcionamiento.

12:35 p.m.
Al carro se lo traga la oscuridad. Los primeros kilómetros son de absoluta monotonía. No se ven obreros y el trayecto se hace lento porque es muy parecido a transitar por una trocha. De vez en vez, aparece una retroexcavadora estacionada y unos metros más adelante, otra. Es maquinaria que dejó Collins, a quien este diario buscó para saber el por qué no la ha retirado y no contestó los mensajes.

El reto de ejecutar ese 12 %, que incluye, entre otras cosas, terminar la pavimentación y el revestimiento del túnel principal, es del nuevo ministro de Transporte, Germán Cardona, quien le reveló a EL COLOMBIANO que confía en los plazos y que en julio de 2018 la obra estará lista. Es decir, el presidente Santos podrá inaugurar el túnel, como lo hizo en su momento, hace nueve años, el entonces mandatario Álvaro Uribe, tras completar la excavación del túnel piloto. Esta vez, si lo logran, sería para poner en funcionamiento todas las obras.

“Me reuní con los nuevos contratistas –el Consorcio La Línea está conformado por Conconcreto y por la firma CSS de Solarte– aproximadamente hace un mes. Tenemos un compromiso de entregar ese proyecto el 31 de julio de 2018. Eso es lo que ellos tienen establecido y les dije que iba a enviar las tarjetas de invitación para la inauguración ese día”.

Ratifica el compromiso ahora con este diario: ¿el presidente Santos va a entregar el túnel de la Línea? Cardona es contundente: “Sí. Contractualmente así está establecido. Tengo confianza en estas dos empresas y sé que van a cumplir porque ya están armando formaletas y organizando toda la logística para empezar. Espero que en el próximo mes y medio esa vía esté inundada de trabajadores terminando el túnel y todas las obras anexas”.

El director de Invías, Carlos García, ha explicado que en todo el Cruce de la Cordillera Central hay cinco contratos en ejecución: túnel principal más 20 túneles y 24 viaductos; obras anexas; túnel piloto; Intercambiador Versalles y equipos electromecánicos. Todo suma una inversión cercana a 1,7 billones de pesos.

“Los nuevos contratistas nos han manifestado que las obras que se ejecutaron no estaban tan mal como se podía pensar. Esto es bueno porque teníamos muchas inquietudes. Sin embargo, todos los túneles y viaductos están siendo revisados al detalle y si es necesario hacer algún tipo de reforzamiento asumiremos ese costo”, señala García.

El Túnel de la línea estará listo en julio de 2018

12:40 p.m.

Luis Aponte es uno de los cerca de 7.000 camioneros que a diario transitan por La Línea. Lleva 10 años viendo cómo hacen una obra que aún no conoce y que si hoy estuviera lista no solo le ahorraría un dolor de cabeza, sino más o menos una hora de viaje, en el mejor de los casos. El cuento es sencillo: subir el alto de la Línea es un asunto incierto. “Si todo sale perfecto, el tramo entre Cajamarca y Calarcá lo hacemos en dos horas y media, pero si se vara, así sea una bicicleta, todo se complica y ahí nos podemos quedar hasta seis horas”, relata. La carga extragrande, como el transporte de vagones, explica, se demora atravesando esos cerca de 30 kilómetros, hasta dos días porque tienen que frenar en cada curva, volver a frenar, detener el tráfico y volver a frenar. Este es el corredor Buga-Buenaventura por el que se mueve, según cálculos del DNP, cerca del 40 % de la carga nacional.

En el túnel, a 900 metros de profundidad, y después de recorrer 4 kilómetros, hay carros de concreto y volquetas de un lado y al otro. A los trabajadores solo se les ven los ojos porque llevan cascos y pasa montañas para el frío. También aparece nuevamente el grupo de ingenieros del actual contrato, que, cual científicos, hacen pruebas de cemento y de arena en pequeños laboratorios improvisados bajo la penumbra.

Ernesto Correa, director operativo del Invías y actual director general encargado del instituto, explica que las tareas que tiene en el corto plazo el contratista son varias: verificar la calidad de las obras del contrato anterior y, para diciembre, iniciar con el revestimiento del túnel principal y con la terminación de los viaductos.

“Tenemos dos puntos complejos que son el puente de la Herradura que mide 640 metros y que de acuerdo con todos los cálculos está presupuestado que su terminación tarde unos 7 meses. Por eso se requiere que inicie su obra, a más tardar, en enero. Y el otro punto crítico es la falla de La Soledad, de 500 metros en todo el corazón del túnel principal. La tarea que hay que hacer es estabilizarla. Estamos haciendo una obra nueva sobre la anterior y lo que nos puede ocurrir es que encontremos situaciones no previstas. Si eso sucede, puede implicar tiempo”.

¿Se puede poner algo en funcionamiento antes de julio de 2018? Correa revela que sí. El Invías, los contratistas y la interventoría tienen previsto poner en servicio progresivamente el proyecto. “Lo que buscamos es abrir 4,2 kilómetros desde el intercambiador Versalles hasta el sector denominado El Salado. Debe estar al servicio en abril del próximo año”.

Vea aquí la infografía sobre lo que falta para completar el Túnel de la Línea

Frente a los equipos electromecánicos, el ingeniero Correa destaca que están construyendo los edificios de control y se están adquiriendo los ventiladores a una empresa europea. “Se está estructurando el plan de compras de todo lo que tiene que ver con la ventilación, el circuito cerrado de televisión, el sonido y el sistema inteligente de control de tránsito”.

El gobernador del Quindío, el padre Carlos Eduardo Osorio, dice que espera que se reactive el empleo en toda la región y que eso tiene a todos los gremios entusiasmados. “Están organizando y limpiando todo el proyecto, hay que sacar lo que ya no sirve y eso es lo que están haciendo. Veo tanta organización que creo que la obra se va a entregar con anterioridad”.

12:45 p.m.

La Contraloría general no es optimista frente al cronograma, al advertir que no será suficiente. Acá en el túnel, y a 5 minutos de volver a ver la luz del día, hay una docena de hombres sin rostro, la oscuridad los borra, tratando de limpiar el desorden que heredaron, más camiones cargados con cementos, topógrafos concentrados en sus mediciones y otros obreros desarmando formaletas viejas.

El ente de control ha dicho que uno de los plazos que vencía el 30 de noviembre de 2016, fue prorrogado en 39 meses. Esto significa que cambió en el 50 % el cronograma. Además, el proyecto costará más, ya que se pactó en 612.000 millones de pesos y “a julio de 2017 ha excedido con creces ese valor”.

12:50 p.m.

Aunque suene a lugar común: ver la luz al final del túnel, en este caso, da esperanza. Emociona, claro, a pesar de recordar que Luis Aponte no conoce ni un centímetro de la megraobra. Los últimos 3 kilómetros de recorrido ya están pavimentados y la velocidad del carro es de 60 kilómetros por hora. Ahí aparece Leoncio Henao, capataz de revestimiento, con 18 hombres a su cargo, oriundo de Itagüí, Antioquia. Dice que ya no diferencia la luz de la oscuridad, que sus hombres están allá dentro sacando adelante las obras del túnel piloto y que lo verraco es el frío que a ratos se mete en los huesos y duele.

Kilómetro y medio después de cruzar la boca del túnel, Miguel Manjarrés tiene una finca de ganadería. Asegura que es mucho el polvo que han tragado, pero que ahora están confiados en que en 10 meses todo será distinto. “No podemos seguir pensando que esto es responsabilidad de unos pocos. Si se termina la obra nos beneficiará a todos y por eso tenemos que ser optimistas. Ahora lo de menos es concentrarnos en el plazo, lo importante es que este contratista lo termine y si hay que darle un par de meses más, pues listo porque sabemos que se pueden presentar dificultades, lo relevante es que se termine”.

Uriel Bedoya, veedor del contrato, le da la razón, pero dicta una sentencia que parece lapidaria, insiste en que 10 meses es muy poco para todo lo que hay que hacer. “A pesar de que tan solo falta el 12 % para la terminación del contrato, lo complejo es romper la inercia de un proyecto que lleva un año sin actividades. Hay que volverle a coger el ritmo en los frentes de trabajo”, dice.

Para la veeduría no es simplemente la culminación del contrato anterior. Inaugurar el proyecto significa acabar también la instalación de los equipos electromecánicos y concluir el intercambiador de Versalles. Estructuralmente les preocupa, lo mismo que a Correa, que requiera más tiempo estabilizar la falla geológica de La Soledad.

“A pesar de los inconvenientes que ha tenido el proyecto, esta es una obra que cuando esté terminada será un orgullo de este país. Yo todos los días sueño y ya lo tengo planeado: haré todo el recorrido en carro para atravesar el viaducto La Herradura y sentir que vuelo”.

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