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El plan piloto de desminado entre el Gobierno y las Farc aterrizó con sigilo en esa alejada vereda de Briceño, Antioquia, escogida por ambas partes en la mesa de negociaciones de La Habana. La comunidad, funcionarios del Gobierno, algunos guerrilleros de las Farc y la Ong noruega ya se reúnen para iniciar la búsqueda de las zonas minadas.
Después de dos meses de expectativa en Colombia, tras el anuncio en Cuba (7 de marzo) de un acuerdo para erradicar las minas antipersonal y remanentes de explosivos que afectan a población civil, en la vereda El Orejón comienza esta semana la primera fase de estudios no técnicos y la pedagogía con los habitantes.
El primer contacto entre los ejecutores del plan de desminado y la comunidad se dio entre martes y miércoles, cuando en secreto llegaron vía terrestre y en un helicóptero del Comité Internacional de la Cruz Roja los funcionarios de la Dirección contra Minas del Gobierno, encabezados por su director, el general retirado Rafael Colón y los delegados en Colombia de la Ong Ayuda Popular Noruega.
Las reuniones confidenciales se cumplieron en un campamento improvisado con carpas, a donde llegaron los líderes y habitantes de la vereda y también algunos guerrilleros del frente 36 de las Farc para enterarse de la metodología y las acciones a seguir en los próximos días.
Según lo diseñado por la subcomisión técnica para el fin del conflicto, integrada por militares activos y jefes negociadores de las Farc reunidos en Cuba, durante esta semana se espera que tanto los habitantes como los guerrilleros de esa zona rural de Briceño suministren información de las zonas que tienen minas antipersonal y artefactos explosivos enterrados.
Desde Cuba, el jefe guerrillero Henry Castellanos, alias “Romaña”, anunció la semana pasada que la primera fase en las zonas escogidas de Antioquia y Meta “será el reconocimiento del terreno y un estudio no técnico con las comunidades, a cargo del Gobierno, el Comité Internacional de la Cruz Roja y Ayuda Popular Noruega para saber si hay agua, electricidad, qué condiciones hay en la zona para el desminado”.
La presencia de jefes negociadores de las Farc, entre ellos el mismo “Romaña y alias “Carlos Antonio Lozada”, se daría en una fase posterior del desminado para la verificación y entrega de las zonas ya libres de trampas explosivas.
En el corregimiento Pueblo Nuevo, donde se ubica la vereda El Orejón, hay una mezcla de temor y esperanza. Es una zona cocalera a dos horas y media de camino de la zona urbana de Briceño por una trocha en mal estado.
Sus habitantes viven intimidados por la presencia del frente 36 de las Farc y sus minas y artefactos explosivos, que solo desde el año 2012 hasta el presente dejaron 19 víctimas, entre militares, civiles, erradicadores de coca y los mismos subversivos (en todo Briceño suman 48 víctimas). Tampoco se han salvado las mulas ni el ganado.
“La gente está ilusionada con el desminado porque hay muchas zonas donde no se puede cosechar o ir a cazar porque dicen que hay minas o bombas y con tantas explosiones que nos han tocado sabemos que no se puede uno desviar de los caminos”, cuenta un habitante.
La población también se siente “encerrada” en su territorio por la orden de la guerrilla, visible en letreros pintados en las casas, de no transitar entre las 8 de la noche y las 5 de la mañana. A esas horas, cuentan en la zona, salen a enterrar minas en la vía entre la vereda y el pueblo para que “no se les metan las tropas”.
El secretario de Gobierno de Briceño, Sergio Alexis Londoño, explica que además de El Orejón, hay otras veredas como La Calera, La Mina, Pueblo Nuevo o Guriman que también requieren el desminado humanitario, ya que afrontan restricciones para la movilidad y riesgo de accidentes “desde que la guerrilla comenzó a instalar minas para frenar la llegada del Ejército cuando empezó la construcción de Hidroituango y proteger las zonas sembradas con coca de la erradicación”.
Y si tiene éxito el plan de desminado que por primera vez en la historia del conflicto tendría cooperando a la guerrilla y las tropas del batallón de desminado (militares), las autoridades y habitantes de Briceño esperan que lleguen las semillas, vías transitables y las cosechas legales para sustituir los cultivos ilícitos.