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El pasado miércoles 19 de noviembre los delegados de los países facilitadores del proceso de paz anunciaron que el Gobierno y las Farc lograron un acuerdo para la liberación del general Rubén Darío Alzate, comandante de la Fuerza de Tarea Titán, una abogada del Ejército y un cabo de la misma institución. Las tres personas fueron secuestradas el domingo 16 en el corregimiento de Las Mercedes, a 40 minutos de Quibdó.
El acuerdo también contempla el regreso a la libertad de dos soldados secuestrados una semana antes en el departamento de Arauca.
Según un comunicado de la delegación de paz de las Farc, el martes finalizará el operativo humanitario para la liberación de los dos soldados. Sin embargo, y pese a que el propio presidente Juan Manuel Santos anunció que las coordenadas ya fueron entregadas por las Farc, todavía no hay información concreta sobre Alzate y sus acompañantes.
Claudia Farfán, esposa del general, agradece el apoyo que ha recibido, pero dice que ha sido difícil la espera y no tener información precisa sobre el avance del proceso.
Considera, pese a la falta de información, que la liberación es una muestra de voluntad de paz por parte de las Farc y dice que confía en el trabajo de los encargados del operativo humanitario.
¿Cómo han sido estos días de espera desde el anuncio sobre la liberación de su esposo?
Los hemos vivido con mucha ilusión y con mucha esperanza. Nunca perdemos la fe y estamos pegados a Dios y unidos en familia. Pero esta espera es muy angustiosa. De todas formas tenemos que confiar en que todas las cosas se van a resolver lo más pronto posible.
¿El Gobierno los mantiene al tanto del avance de los operativos humanitarios para la liberación?
Nos hemos enterado de muy poco, pero creo que hay que entender. Nadie me ha llamado específicamente a decirme nada porque la verdad no creo que nadie sepa más de lo que todos sabemos. Dios permita que tengamos noticias de él esta semana, por eso estamos rezando, para que se dé muy pronto.
Ha tenido contacto directo con el presidente, ¿le explicó en qué van los acercamiento con las Farc?
Él me llamó hace unos dos o tres días para darme su solidaridad y decirme que se está haciendo lo que se tiene que hacer. El ministro de Defensa también me llamó desde el primer día y los generales de la cúpula y sus esposas han estado muy pendientes de mí y de mi familia.
Su esposo llevaba menos de un año en Chocó y dicen que su trabajo fue más social que militar...
Recibió la Fuerza de Tarea en diciembre del año pasado y su interés siempre fue la comunidad chocoana y el departamento, por eso estaba trabajando con el gobernador, la alcaldesa y las comunidades afro e indígenas en su Agenda 2038 en la que estaba trabajando fuertemente. Ya estaba socializándola y dándola a conocer porque es un aporte muy valioso para el departamento. Si nada más con verle la cara piensan que es una persona noble, imagínese cómo será acá, en el trato constante con él. Es una persona de un corazón gigante.
¿Qué lectura le da a la solidaridad que desató el secuestro de su esposo?
Hay que ver las marchas que han hecho, las muestras de apoyo, solidaridad y cariño para mi familia y para él. Eso es lo que yo veo, así de sencillo, sin misterios y sin nada, ese es mi esposo, solamente trabajo y familia. No he escuchado noticieros, no he leído periódicos, no he escuchado radio y eso que a mí me gusta estar bien informada. Aprovecho siempre los medios de comunicación para decirles que por favor los que me escuchen, los que me lean, me ayuden a orar para que mi esposo y todos los secuestrados vuelvan a sus familias.
¿En estos días ha logrado entender qué hacía el general sin su escolta en ese caserío?
Yo hablé con él el domingo a mediodía, tenía una reunión en la Policía y quedamos de hablar después. Luego fue que me enteré que lo habían secuestrado. Desde ese momento no sabemos nada diferente a lo que todo el mundo sabe.
¿Confía en el trabajo de quienes están a cargo de la liberación?
Si no creyera eso, me estaría enloqueciendo. Confío plenamente en que las personas que tienen que tomar las decisiones relacionadas con la liberación de mi esposo y de las personas que están con él están haciendo todo iluminados por Dios. Si yo no tuviera la fe que tengo no sé dónde estaría.
Es una situación dolorosa para usted y su familia, pero ¿cree que puede servir para que esto no vuelva a pasar?
A mí me parece que la liberación de mi esposo y de los otros secuestrados es una muestra muy clara de que hay voluntad de paz. Dios permita que no pase más porque no es justo que ninguna familia pase por lo que estamos pasando nosotros en este momento.
Qué le decía su esposo sobre el proceso de paz, ¿usted cree que él tiene confianza en la negociación?
Nosotros hablábamos todo el tiempo. Pero lo que nos decíamos era cómo te ha ido, qué vas a hacer hoy, cómo va la casa, qué has hablado con María Paula y Juan Pablo, todo bien, bueno, hablamos más tardecito, te amo, chao. Él, como los otros militares, está haciendo su parte, su pedacito. De ellos no dependen muchas cosas, simplemente hacen lo que tienen que hacer y yo creo que mi esposo lo estaba haciendo de la mejor manera posible, con la comunidad chocoana.