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El 48 % de los homicidios en Colombia ocurre en las 27 ciudades principales del país, así lo evidencian las cifras de Medicina Legal del 2016. De ellos, 10 ciudades no cuentan con metas claras para reducir las muertes violentas, nueve tienen objetivos y los están cumpliendo y los otros seis van rezagados, entre ellos Medellín, según un estudio de la Fundación Ideas para la Paz, FIP.
“En el 2016 la tasa de homicidios en Colombia tuvo un ligero descenso, pasando de 26,5 por cada cien mil habitantes en 2015, a 25,1. Esta es la cifra más baja desde 1974, producto de una tendencia decreciente que viene perdiendo fuerza en los últimos años. Pero a pesar de estas reducciones, el país todavía está entre los siete más violentos de América Latina y entre los 20 más violentos del mundo”, anota la FIP en el informe “¿Cómo van las ciudades con las metas de reducción del homicidio?”.
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El fenómeno se explica porque otro tipo de violencias están tomando notoriedad, aún cuando las Farc hayan terminado el conflicto. En esto coincide el Índice Global de Paz, que indica que para Colombia la nueva preocupación, por encima del conflicto armado, son los homicidios.
Siete de las 27 ciudades más pobladas del país tienen tasas superiores a 30 por cada cien mil y encabezan la lista Cali (53,8), Palmira (47,9) y Cúcuta (40,2).
Para conocer el panorama de las ciudades, la FIP revisó los Planes de Desarrollo de estos 27 municipios y analizó los objetivos establecidos para el periodo 2015-2019 e identificaron que si una ciudad se propuso reducir la tasa de homicidio de 20 a 16, cada año de su gestión tendría que bajar un punto. “Aunque el descenso no tiene que ser el mismo para todos los años, si no logra esta baja anual tendrá que hacer un esfuerzo mayor en los años siguientes para cumplir su meta”.
Así fue como notaron que Armenia, que tiene 36,2 muerte por cada 100.000 habitantes, Bello, (con 21,7), Barranquilla (31,9), Cúcuta (40,2), Montería (21,8), Soacha (36,1) y Villavicencio (27,4), no tienen propósitos de reducción de homicidios, por lo que tampoco tienen planes para ello.
Bogotá y Sincelejo tienen tareas y las cumplen, independientemente de si esos objetivos son altos o no.
Hay otro grupo de ciudades que tienen metas pero no alcanzan a cumplirlas, tal es el caso de Medellín e Ibagué.
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La FIP hizo recomendaciones para que los municipios logren trazarse metas de reducción de homicidios y activar planes para cumplirlas.
- Los municipios que no tienen metas definidas de reducción de homicidios, las establezcan y definan acciones para conseguirlas.
- Los municipios que definieron objetivos de reducción y que tienen tasas por encima de 15, establezcan metas más ambiciosas (en este grupo están Neiva, Manizales y Riohacha).
- Las ciudades que no están cumpliendo sus propósitos tomen medidas específicas para reducir homicidios.
- Los municipios que consiguieron bajas acordes con sus objetivos, sostengan este esfuerzo.