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Mientras que la frontera con Venezuela completa nueve meses cerrada y la de Panamá dos semanas, la canciller María Angela Holguín no ha sido lo suficientemente vehemente para acabar un problema que deja a Colombia a aislada de dos de sus vecinos más importantes.
Sin embargo, los expertos advierten que la prudencia de Holguín se debe a que juega a dos bandas: debe garantizar buenas relaciones con Venezuela por el proceso de paz, y con Panamá busca un adecuado relacionamiento financiero. No obstante, añaden los analistas, su salida estaba más que cantada con los recientes cambios que hizo el presidente Juan Manuel Santos. Pese a esos cuestionamientos, la funcionaria sigue siendo una de las líderes del gabinete.
Frente al cierre del paso a Panamá, Holguín dijo que veía con buenos ojos la medida. En una alocución advirtió que el país entiende el mensaje de Panamá “como un fortalecimiento de las medidas de control del trafico migratorio. Todos los países tenemos las fronteras cerradas a la migración ilegal. El paso legal está funcionando perfectamente. No queremos que Colombia se convierta en un país de trafico ilegal”.
Más allá de este pronunciamiento, ¿cuál ha sido el papel de Holguín tras estos dos cierres? ¿Es adecuado que un país tenga dos fronteras cerradas? ¿Por qué se mantiene en su puesto?
Diego Cediel, profesor de la Universidad de la Sabana, asegura que es claro que la canciller ha confundido diplomacia con inacción. “Los Estados no están respetando a Colombia sino que la están viendo como el origen de problemas nacionales y Holguín ha optado por la prudencia. No ha caído en la diplomacia de micrófono pero queda la sensación de que es inacción porque si operaran esos canales de cooperación ya lo habría solucionado”.
El profesor Cediel agrega que en la revisión del gabinete que hizo Santos, hace unas semanas, pareció darle un espaldarazo a su gestión al mantenerla en dicha cartera, “pero eso lo hizo sabiendo que hay una migración controlada en Ecuador, hay expulsiones de colombianos en Venezuela y tenemos un bloqueo en Panamá. Los acuerdos y la diplomacia no están operando. La canciller está más concentrada en su participación en La Habana que en las coyunturas de frontera”.
Entretanto, el profesor de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, Mauricio Reyes, recuerda que la gestión de la ministra siempre ha sido diferente a la que ha sido a la de sus antecesores, ya que usa “una táctica de apaciguamiento que en su momento dio buenos resultados, pero que finalmente lo que terminó siendo fue ceder a los intereses estratégicos del país y mostrando que era contraproducente, es decir, su conducta es contraproducente al mostrar debilidad y eso se evidenció en el caso de la expulsión masiva de colombianos indocumentados de Venezuela”.
Explica que el hecho de que dos fronteras estén cerradas demuestra incapacidad en las relaciones exteriores y quizás —dice— la apuesta del gobierno sea una sola: el proceso de paz “en el que el presidente Maduro es muy importante. En el caso de Panamá es un poco distinto ya que obedece a una coyuntura internacional de refugiados que está presionada por la posible terminación de la ley de ajuste cubano en Estados Unidos”. Destaca que con Panamá ha habido varias coyunturas como la acusación previa a los Panamá Papers y el calificativo de paraíso fiscal, que generó malestar.
Julio César Botero, docente de asuntos internacionales y política exterior del Politécnico Grancolombiano, asegura que hasta ahora el papel de la canciller ha sido “intachable”, “pero ante una situación del cierre de dos fronteras es indudable que debe pronunciarse. Aunque puede que sea un llamado de presidencia para que sus ministros mantengan una prudencia en las relaciones internacionales debido al proceso de paz. Ante el cierre de dos fronteras la persona más preocupada debe ser la Canciller”.
Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Rosario, considera que el cierre de las dos fronteras corresponde a dos asuntos distintos: “la relación con Venezuela ha sido muy difícil pues Maduro sigue viendo en el cierre de esa frontera la posibilidad de legitimarse internamente. Caracas está empeñado en señalar el contrabando colombiano como responsable del desabastecimiento. Con Panamá es muy diferente porque ahí sí hay margen de negociación. Hay que recordar que Colombia está peleando hace rato con este país”. Apunta que en ambas fronteras hay intereses estratégicos y por esa razón la canciller da un paso a la vez. “Panamá es vital en la reforma tributaria y transparencia financiera y Venezuela con el proceso de paz; hay que ir con calma”.
Para que responda por los meses que lleva cerrada la frontera con Venezuela, Paola Holguín, senadora de la Comisión de Relaciones Exteriores citó a la funcionaria al Congreso. “La postura de la canciller evidencia la falta de liderazgo en la política de relaciones exteriores del Gobierno y queda claro que ha sido un fracaso. Ella parece que velara más por los intereses de los países con los que tenemos dificultades que por los colombianos”