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Las llamas, que fueron imposibles de controlar durante cinco días, consumieron alrededor de 1.600 hectáreas del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, en el Meta (el equivalente a 2191 canchas de fútbol), según Cormacarena. El incendio finalmente cedió el pasado sábado, hacia las 10:00 p.m., según reportó el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo.
“Gracias a todas las autoridades, instituciones y personal que apoyó esta labor”, manifestó, dando un parte de tranquilidad por la situación. Sin embargo, los daños en la fauna son incalculables y aún no se estima cuánto tiempo tardará en repararse la flora de este impacto ambiental.
Javier Francisco Parra, coordinador de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial la Macarena (Cormacarena) en este municipio, resume en una frase los efectos provocados y su impacto negativo: “Son daños irreparables, porque se afecta la flora y fauna, aves, animales... no alcanzaron a evacuar y murieron en el siniestro, además, como el suelo es roca y es una serranía, no pueden hacerse labores de revegetación, así que recuperación será natural”, explicó, tras resaltar que pudo ser una quema que se salió de control, aunque las entidades mencionadas siguen investigando las causas.
De acuerdo con el reporte de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y Desastres (Undgr), a través del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo, se trabajó de manera continua y coordinada para mitigar y controlar la conflagración, que inició el 31 de enero.
En este trabajo actuaron de manera conjunta los bomberos, la Fuerza Aérea, el Ejército, la Defensa Civil, el Consejo Departamental del Riesgo del Meta y Cormacarena. Vale aclarar que no estuvo en riesgo Caño Cristales, pero sí resultó afectado Caño Cristalitos, cercano a la zona, y con potencial turístico y ecológico.
Parra agregó que lo que viene será una evaluación total de los impactos ambientales y la recuperación del ecosistema, que será de manera natural, aunque destacó que evalúan mantener cerrada La Macarena, para acelerar los resultados, aunque es una decisión que se hablará con el Minambiente.
La institución agregó que para controlar el fuego se emplearon dos helicópteros de la Fuerza Aérea y el Ejército, equipados con el sistema bambi bucket, una especie de tanque que libera agua y retardante desde el aire. Se realizaron más de 51 descargas sobre la zona.
“Así mismo, se hicieron operaciones manuales con picas, palas, machetes, batefuegos, motosierras forestales y otras herramientas, para que desde aire y tierra se pudiera contrarrestar este incendio forestal, y también una de las aeronaves sirvió para el traslado de personal al sitio”.
De acuerdo con Cormacarena, Parra y el ambientalista Néstor Ocampo, otros efectos colaterales tendrán que ver con la reducción del caudal hídrico de algunos nacimientos que, en su mayoría, benefician al turismo de La Macarena y que además tienen un impacto social, pues surten de agua a los pobladores del sector.
Ocampo recuerda los incendios de Estados Unidos a principios de enero, los de Argentina de la semana pasada y envía este mensaje: “se ve afectado nuestro mundo y a nosotros nos afecta profundamente, porque eso significa peligro para los humanos y las especies afectadas, que tardarán en recuperarse”.