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Mientras los cucuteños han reportado que para tanquear sus vehículos tardan un promedio de cuatro horas ante las colas que se presentan en las estaciones de servicio de Cúcuta, desde la implementación del cierre del tráfico vehicular por los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, las estaciones de servicio de combustible de los municipios limítrofes del estado Táchira lucen desoladas.
La medida de cierre de fronteras ordenada por el gobierno venezolano comenzó a regir desde el pasado jueves y durante los días sucesivos fue disminuyendo sustancialmente la afluencia de vehículos hacia las estaciones de servicio, no solamente de San Antonio, Ureña, sino también de Rubio, los Capachos, donde está vigente el decreto de excepción.
A las estaciones de combustible nacionales de San Antonio, esporádicamente llegan vehículos a surtir gasolina y no hay las largas filas que se apreciaban en los días precedentes al cierre de fronteras. Pero no sólo son las gasolineras donde surten los carros particulares las que están desoladas, también las destinadas a los vehículos tipo taxis, transporte colectivo, por puesto y de carga.
El ambiente que se aprecia en las estaciones de servicio de los municipios limítrofes del estado Táchira es completamente distinto al que se vive cuando está abierto el paso fronterizo, con largas colas de vehículos, donde los usuarios demoran horas para poder abastecer combustible.
Son 17 bombas de gasolina que tienen en venta el combustible subsidiado a un precio de 5.595 pesos. El Ministro de Minas y Energía Tomás González, le garantizó al gobernador Edgar Díaz Contreras, que en el Departamento no habrá escasez de combustible y que se garantizará abastecimiento del que llega subsidiado si hiciera falta.
El parte de tranquilidad y normalidad se lo dio telefónicamente y aclaró que del cupo actual, de 4.200.000 galones, a corte de ayer en las horas de la noche tan solo se había utilizado menos del 70% (2.900.000 galones). Aclaró, que hasta que no se consuma todo el cupo no se puede enviar más.
Además del cierre del paso por los puentes internacionales, los operativos de control y revisión que adelantan los organismos de seguridad que distintos barrios y sectores de los municipios donde rige el estado de excepción han causado temor en la gente que almacena combustible en viviendas y depósitos clandestinos, para luego pasarlo de contrabando hacia territorio colombiano.
Incluso el alcalde del municipio Pedro María Ureña, Alejandro García, dijo: “quiero exhortar a los contrabandistas que están botando los combustibles que tenían almacenados en sus casas, que no los han podido pasar por el torniquete que le tienen las Fuerzas Armadas a la frontera, que no lo boten a las alcantarillas, a las cloacas de las viviendas que habitan porque están convirtiendo esto en una bomba de tiempo”.
“Tenemos noticias de que por verter gasolina en una vivienda en La Esperanza explotó la cloaca y esto nos puede traer consecuencias lamentables; igualmente los lechos de las quebradas y el río están siendo contaminados por estos sinvergüenzas que están botando los líquidos en las corrientes, matando con ello el pescado y contaminando las aguas”, agregó.