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Las obras en la Ruta del Sol están paralizadas

EL COLOMBIANO hizo un recorrido por las obras y la incertidumbre es constante. Los alcaldes lanzan SOS.

  • En Aguachica, Cesar, la comunidad ha reclamado más puentes peatonales y más retornos. FOTO Julio césar Herrera
    En Aguachica, Cesar, la comunidad ha reclamado más puentes peatonales y más retornos. FOTO Julio césar Herrera
  • Los camioneros se preguntan por qué siguen pagando peaje de una vía inconclusa. FotoS Julio césar Herrera
    Los camioneros se preguntan por qué siguen pagando peaje de una vía inconclusa. FotoS Julio césar Herrera
  • Las obras cercanas a Puerto Araújo están abandonadas. No hay obreros y las máquinas están paradas.
    Las obras cercanas a Puerto Araújo están abandonadas. No hay obreros y las máquinas están paradas.
  • Muchas de las obras, en su mayoría puentes, quedaron sin terminar en el trayecto San Alberto-Aguachica.
    Muchas de las obras, en su mayoría puentes, quedaron sin terminar en el trayecto San Alberto-Aguachica.
Las obras en la Ruta del Sol están paralizadas
22 de enero de 2017
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En los 528 kilómetros que tiene la Ruta del Sol 2 solo hay un frente de obra con 16 trabajadores sudorosos. No hay más. En cámara lenta y como si el calor los derritiera, entre todos cortan pedacitos de madera. Según el capataz, están armando unas cunetas para la doble calzada, cerca a Puerto Nare, que aún no entra en funcionamiento.

En sus mejores días en esta carretera trabajaban 12.000 personas de cinco departamentos distintos: Cundinamarca, Boyacá, Santander, Norte de Santander y Cesar. Y los mejores días fueron hasta la Navidad de 2016 cuando los enviaron a vacaciones. Algunos sin fecha de retorno. Otros con la promesa de volver en enero, pero no han vuelto, no los han llamado y hoy están sentados en las cafeterías de Puerto Boyacá tomando tinto.

Lo que sucedió, dicen, lo vieron por las noticias. En la región a nadie le han contado nada, nadie vio nada. Todos se dedicaban a construir la vía, sin más. Lo que vieron por televisión fue abrumador: la firma Odebrecht reconoció el pago de sobornos en 12 países para la obtención de contratos. “En el caso de Colombia, los pagos suman 11 millones de dólares entre 2009 y 2014 también para asegurarse contratos”, señaló el documento suscrito por los fiscales de la Corte del Distrito Este de Nueva York, citado por la Fiscalía.

Uno de esos contratos es el Sector 2 de la Ruta de Sol, el corredor vial por el que se mueve cerca de 70 % de la carga nacional, que se construye hace seis años desde Puerto Salgar (Cundinamarca) hasta San Roque (Cesar) y que busca conectar el centro del país con los puertos del Caribe. Según la Fiscalía se realizó un soborno por 6,5 millones de dólares para lograr su adjudicación y por eso mismo le imputó los delitos de cohecho, celebración indebida de contrato y enriquecimiento ilícito a Gabriel García Morales, quien era el viceministro de la época y estaba en calidad de encargo del Instituto de Concesiones.

Por esa razón, Óscar Ballesteros, trabajador de la Ruta del Sol, está en vacaciones forzadas desde Navidad. Sus jefes le han pospuesto un par de veces el reingreso a través de mensajes de texto. “Tengo compañeros a quienes les dieron una carta en la que dice que están suspendidos, pero que les seguirán pagando el sueldo hasta el 23 de enero, fecha en la que nos han dicho vamos a regresar. Pero sabemos que el 23 no va a pasar nada. Nos preocupa que no nos liquiden”.

En sus cálculos, tiene 3.000 compañeros con la misma pregunta: qué va a pasar con la plata de la liquidación. A pesar de esto y cuando se le pregunta por los sobornos, Óscar enfatiza lo siguiente: “Mire, esa empresa fue lo mejor que me pudo pasar, aquí nadie le va a hablar mal, ellos nos cambiaron la vida, nos dieron trabajo, nos enseñaron a superarnos, nadie le hablará mal”. Se queda callado y agrega: “bueno, debo decirle que estoy desilusionado. Triste. Nosotros, los que construimos la vía, no tenemos que pagar por responsabilidades ajenas”.

De la calidad de la obra, añade que lo único que él y sus compañeros hacían era recibir órdenes, adelantándose a la queja de los camioneros quienes advierten que la vía es solo paisaje.

“Le explico, estamos construyendo una vía nueva y la vía que ya existe la estamos arreglando, pero superficialmente. No estamos excavando para arreglarla. Lo que se estaba haciendo era pulir una carpeta asfáltica de 5 centímetros. Eso fue lo que el dueño de la obra mandó a hacer, por eso es que la vía en menos de un año se deteriora, porque las fallas están desde abajo, nuestro arreglo es superficial”.

La incertidumbre

La Ruta del Sol se construye en tres sectores. El primero va de Villeta a Puerto Salgar. El Segundo de Puerto Salgar hasta San Roque y el tercero desde San Roque hasta Ciénaga, en Magdalena. El sector al que la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, pidió la nulidad es el segundo, el cual, a su vez, está dividido en siete tramos y es el más largo. De acuerdo con la misma ANI, de los 528 kilómetros por construir van 311 kilómetros, es decir, que el contrato con Odebrecht se terminaría aún con la mitad de la vía sin construir.

Sentado en su tienda, a orillas de carretera, en la vereda el Trique de Puerto Boyacá, esperando unos clientes que no llegan, está don Alirio Figueroa, un campesino de 77 años a quien estas cifras sobre la construcción de la carretera lo tienen sin cuidado. Porque es que la carretera para él no es pavimento. No. Esa promesa de carretera es su vida, es poder tener un plato de almuerzo, poder surtir la tienda y comprar la torta de cumpleaños de los nietos. “Esta carretera es una colcha de retazos, yo le perdí la fe. Mire, acá al frente de mi tienda esa doble calzada es una ilusión, no existe, no hay nada y la verdad es que no sé en qué parte del mapa sí existe esa otra vía de la que siempre me han hablado. Lo más grave es que los dueños de la obra están en problemas”, cuenta el hombre al tiempo que sentencia que se morirá sin ver la carretera terminada.

Óscar Botero, alcalde de Puerto Boyacá, confirma que las obras están paralizadas y que con algunos tramos no se sabe qué va a pasar. Por ahora, tiene 400 nuevos desempleados y un listado de proveedores a los que este año la empresa no les ha pagado y él no sabe qué hacer. “El impacto de la nulidad es inmenso para mi municipio. Acá tenemos unas obras importantes como intercambiadores y variantes que están por construirse. En noviembre firmamos el acta de inicio y se suponía que en enero iniciaban las obras, ahora no hay certeza. Despidieron a los trabajadores”, dice el mandatario.

Si bien don Alirio no ha visto la doble calzada, esta no es una ilusión y claro, claro que existe, que no esté en funcionamiento es distinto. Es algo así como que entre Puerto Salgar y Puerto Triunfo hay un pedacito que funciona, otro que no, otro que sí, otro que no. Entre Puerto Triunfo y Puerto Parra es igual. Entre Puerto Parra y el sector de La Lizama no hay rastros de la doble calzada, nada. Es un rompecabezas. Es rabia y es tristeza. Es desespero: mientras conduces por una vía vieja, mientras se arma una fila de camiones y tratas de sobrepasarlos, mientras sorteas los baches, paralelamente, hay una vía que no funciona y que en la región la usan como cicloruta. Y aunque todo mundo te ha dicho que las obras están paralizadas, solo lo entiendes cuando al margen de la carretera aparecen 300 volquetas rigurosamente estacionadas, otra verdadera postal.

Fredy Herrera es un camionero al que cogió la noche cerca a San Alberto, Cesar. Para él la Ruta del Sol es un animal. “La vía está quedando amplia, rápida, la pavimentación se ve muy bonita, es una belleza, es un lujo de paisaje, dan ganas de enmarcarlo. Pero entre los camioneros tenemos una preocupación y es que consideramos que la infraestructura está quedando muy débil y que hay tramos que no tienen tres meses de haberlos entregado y ya tienen baches. Peor aún, desde finales del año pasado no vemos obras. Vemos la maquinaria, pero ahí no hay gente. Este será otro elefante blanco”.

Su colega José Laverde lo escucha y lo complementa. Coincide en que la vía es muy bonita. La describe como un embudo y su explicación es sencilla: “Lo que avanzamos en minutos en la doble calzada, los perdemos en horas en los pedazos de vía sencilla”. Entre los conductores de camiones también hay una reciente preocupación y es que aunque no ven trabajadores, no ven obras, no hay doble calzada y siguen los trancones; siguen también los cuatro peajes que hay sobre la vía.

Llamado al Gobierno

En San Alberto, Cesar, en donde suena un vallenato distinto en cada esquina, su alcalde Pedro Guevara asegura que la Ruta del Sol hizo con los municipios lo que le dio la gana. “La semana pasada nos reunimos los alcaldes de Pelaya, Pailitas y San Martín porque necesitamos buscarle solución a la problemática que nos dejó la empresa. No hay acceso a las veredas y hoy nuestros campesinos no tienen cómo sacar sus productos. Esta es una vía que le sirve al desarrollo del país, pero le quitó el acceso a la gente del campo”. Las obras a lo largo de su municipio están en un 60 %.

El rompecabezas de la vía sigue así: entre la Lizama y Sal Alberto hay trayectos con doble calzada, pero no están habilitados. De San Alberto hasta Aguachica las obras están casi terminadas y los 65 kilómetros que dividen a estos dos municipios se recorren en menos de una hora en una carretera de postal.

Henry Alí Montes, alcalde de Aguachica, señala que el anuncio de nulidad se convirtió en un problema para la región. “Acá no hay opciones laborales y la verdad es que la Ruta del Sol le ha dado empleo a bastante gente en los últimos cinco años. Por eso, que se paralicen las obras se me convierte a mí en un problema social y a todos los municipios que están cerca a la carretera. También preocupa que acá tenemos muchos proveedores de esa empresa, hay que pagarles. El Gobierno debe venir a sentarse con los alcaldes porque hay que revisar los efectos que nos trae a nosotros esta nulidad”, indica el mandatario. Se habla de que en su municipio hay 2.000 nuevos desempleados.

Saliendo de Aguachica, Astolfo Sánchez está descargando su camión. Se enoja cuando se le pregunta por la carretera y comienza, enérgicamente, a reclamar por las obras: “Mire, nos dejaron esta carretera a la mitad, pasaron despedazando todo. Es un desastre, pasaban tumbando árboles y secando pozos. Acabaron con el agua. Nos hicieron un daño”.

Le interrumpo señalando la doble calzada que en Aguachica es coqueta e imponente, le digo que si acaso no es muy bella y él dice: “Dí, claro, a esta belleza de vía nueva, nueva, en el último año la han arreglado más de cuatro veces, inauguran un pedazo y a los meses lo tienen que estar arreglando. En resumen y como dicen en el pueblo: ‘muerto el toro, terminada la corrida’”.

2,4
billones de pesos costó la concesión que el Gobierno firmó el 14 de enero de 2010.
Infográfico

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