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Aunque el martes iniciará el desplazamiento de los guerrilleros que están en 77 zonas de preagrupamiento a las zonas veredales y puntos transitorios de normalización, aún hay diez veredas que no cumplen con los requisitos y que se irán habilitando paulatinamente, indicó el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.
La más reciente en acoplarse fue una en Tolima que pensaba ubicarse en el municipio de Villarrica y pasó a Icononzo. Esta modificación se dio después del fallecimiento del dueño del lote en el que se iba a instalar el campamento, este quedó en sucesión y el Gobierno no pudo llegar a un acuerdo con los herederos.
El alcalde de Villarrica, Arley Beltrán, se preocupa porque el Gobierno Nacional ya había obtenido compromisos con su comunidad: “históricamente Villarrica ha sido cuna de la violencia y ha estado marcada por hechos como tomas guerrilleras; es así que necesita una reparación integral, ya que han sido muchas las afectaciones a raíz de la violencia estancando al municipio, no solo en el progreso económico y productivo, sino en lo social. Esperamos que si se cambió la zona sea para bien y continúe el proceso de paz, además que se mantengan los apoyos”, recopiló Colprensa.
La vereda de Caldono, en el Cauca, fue una de las más problemáticas, según Sergio Jaramillo, alto Comisionado para la Paz, ya que estaba en pleno resguardo indígena.
Sin embargo, su alcalde, Paulo Andrés Piso, asegura que es una de las más adelantadas en logística: “Nosotros hemos hecho una cantidad de reuniones con las comunidades de ese sector. Desde el 23 de junio, que se inició todo este proceso, hemos venido haciendo una serie de reuniones con la comunidad para alcanzar a hacer un alistamiento territorial”.
El líder acepta que aunque hubo quienes dijeran que no estaban de acuerdo, se trató de un diálogo cordial en el que se decidió no hacer consulta previa.
De acuerdo con el alcalde, en la vereda Los Monos ya tienen ubicados los campamentos para la ONU y para los guerrilleros. Si bien hay carencias en el mejoramiento de la vía de acceso, lo único que queda pendiente es la llegada de quienes ocuparán el predio por los próximos seis meses.
La de Anorí, en Antioquia, sufrió modificaciones: ya no será en El Carmín, sino en La Plancha. La primera tenía presencia del Eln, lo que podría poner en riesgo la operación de la zona y la seguridad, tanto de los miembros de las Farc como de la población.
En Llanogrande Chimiadó, municipio de Dabeiba, los protocolos logísticos no han avanzado. Se sabe cuál va a ser la propiedad en la que organizarán los campamentos, pero aún no están listos.
“Apenas estamos iniciando la implementación y todavía no vemos un despliegue logístico muy grande, pero sí estamos organizando las vías terciarias que van hacia esta vereda”, expresó el alcalde Antonio José Lara.
En Carrizal, Remedios; en Vidrí, Vigía del Fuerte, y en Santa Lucía, Ituango, la preparación es muy lenta. Aún no están bien definidos los campamentos, y esta última tiene muy cerca el punto de preagrupamiento, por lo que los guerrilleros podrían llegar pronto.
Mientras tanto, las comunidades de las 27 zonas veredales se preparan para recibir a los miembros de las Farc que dejarán las armas y volverán a la vida civil. Aunque los armados estarán muy cerca, las armas no sonarán. Podría ser una Navidad en paz, en medio de un panorama de guerra, de una guerra que, si todo sale como está programado, terminará en 176 días.