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Cansados de una guerra que se incrementó tras la salida de las Farc, que ha confinado a más de 12 comunidades étnicas según la Organización Indígena, ha dejado más de 7.800 desplazados como lo registró la Defensoría en el 2018, y ha causado la muerte a 151 líderes sociales, los habitantes del Andén Pacífico y el Putumayo decidieron realizar una velatón para decirle “no más” al conflicto.
Comunidades indígenas y negras, Ong, territorios colectivos y representantes de la Iglesia Católica de los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Chocó, Nariño y Putumayo, elevaron ayer su voz de protesta por el abandono estatal de estos territorios y por las afectaciones que a diario producen los grupos ilegales.
Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, Chocó, expresó a EL COLOMBIANO que el año pasado con la dejación de armas de las Farc, esta región tuvo una Navidad muy tranquila, pero hoy, con la llegada de otros grupos irregulares, la intranquilidad se ha posesionado de las comunidades rurales y urbanas.
“Esto fue una expresión de la sociedad civil en una de las regiones que más ha vivido las afectaciones del conflicto. Esta situación se ha vuelto muy difícil para la gente y se necesita una solución integral que desafortunadamente no se ve cercana”, expresó monseñor.
Según el alto prelado, entre las otras peticiones de la velatón fue que el Estado llegue con inversión social a estos territorios que no tienen escuelas, vías, salud, energía y agua, necesidades básicas para la ciudadanía.
“Es necesaria una atención integral porque hay fenómenos de violencia urbana muy fuerte. Por ejemplo en los últimos seis años en Quibdó se presentaron 100 homicidios anuales y en lo que va de este año, van 200. Hay mucha violencia en las zonas rurales y violencias en las zonas urbanas, inseguridad, homicidios y extorsión”, expresó Barreto.
El líder de las comunidades indígenas Yuber Andrade Casamá, llegó hasta Quibdó para el también encender una vela por la esperanza de un país pacífico y como un llamado a que los actores del conflicto armado dejen a la población civil por fuera de las hostilidades y acciones violentas.
“Solicitamos al gobierno nacional y a los grupos armados al margen de la ley que no nos hagan sufrir más. El llamado es que se sienten a dialogar y que el Gobierno y los grupos armados respeten a la sociedad civil. Estamos cansados de que nuestros niños sigan reclutados y la guerra que no nos pertenece no salga de nuestra tierra”, dijo Andrade.
Y este llamado no es solo de las comunidades. El Defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, expresó a EL COLOMBIANO que esas denuncias son las recibe en su mayoría cuando recorre estos departamentos afectados por las acciones violentas.
“Hay una guerra entre estos grupos por el territorio y en la misma comunidad reclutan y confinan. Esto se ha convertido en un problema gravísimo porque los niños no pueden ir a estudiar, la gente no puede ir a trabajar, y eso se da porque no hay oportunidades y la única economía que domina estas zonas es la hoja de coca y la minería ilegal”, explicó Negret.
Al encenderse las velas ayer, los habitantes de Chocó, Nariño, Putumayo, Cauca y Valle del Cauca pidieron atención, y como lo expresó Yuber, son un pueblo que con luces y voluntad quieren tener una “Navidad en paz y la guerra nunca más”.
mil 808 afectados por el conflicto en Chocó registra
la Unidad de Víctimas.