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“Hay muy poca gente en la región que no ha sido tocada de una manera u otra por el crimen. América Latina es la región más peligrosa del mundo y el patrón es incremento de violencia y criminalidad”, así resume Jeremy McDermott, codirector de Insight Crime una fundación dedicada a investigar el crimen organizado trasnacional, la situación que vive actualmente la región. Según él, los gobiernos han sido muy torpes para atacar a criminales muy ágiles.
En diálogo con EL COLOMBIANO el investigador reveló lo que durante 6 años de estudio ha descubierto.
“Esta es una ciudad que ha sufrido tanto... y todavía son los pioneros en crimen organizado. Todos creen que después de la muerte de Pablo Escobar Medellín se cayó en importancia en términos criminales, al contrario, todavía creemos que Medellín es uno de los centros de América Latina, sino mundial, en términos de cocaína y con una sofisticación que no tienen ni los mexicanos.
En este momento, por ejemplo, estamos comparando la Medellín de los años 80 con Caracas, que es una de las ciudades más peligrosas del mundo”.
“Como en 2008 cuando se desmovilizaron los paramilitares, con la salida de las Farc otra vez vamos a ver una mutación del crimen organizado.
Estamos tratando de anticipar qué pasará, históricamente la guerra contra el crimen organizado ha sido de reacción, el crimen organizado tan ágil y los gobiernos tan torpes. Nosotros vemos este proceso de paz como una oportunidad para conminar, ojalá en una manera permanente, el narcotráfico en Colombia. Creemos que el Gobierno está perdiendo esta oportunidad, porque no ha planeado de una manera sistemática e integral cómo se pueden conminar las economías ilegales principales: la cocaína, la minería ilegal y la extorsión”.
“La ironía es que la gente cree que México copió a Colombia, y no fue así. En México los pioneros fueron los Zetas, pero también por la naturaleza de la frontera con EE. UU., el crimen organizado en México ha sido más territorial, que encontró en algunas ciudades el punto de cruce de la frontera: Tijuana, Ciudad Juárez. Los Zetas cambiaron el modelo totalmente porque desarrollaron el modelo de la plaza, cualquier actividad criminal que pasa por su plaza tiene que pagar su piso, es un modelo que los Zetas, a diferencia del Cartel de Sinaloa que son más narcotraficantes.
En Colombia el conflicto se volvió territorial en los 90, cuando inició la guerra entre las AUC y las Farc para controlar los cultivos ilícitos. Si uno ve dónde fue más caliente, ocurrió donde había cultivos ilícitos: Catatumbo, Putumayo, Nariño, partes de Antioquia y Córdoba”.
“En el cartel de Medellín, primera generación, el 99 % de su plata era del narcotráfico; segunda generación, que son las AUC y el cartel del Norte del Valle, empezó a diversificar un poco, pero todavía el narcotráfico pesaba el 70 %; las bacrim, tercera generación, tienen un portafolio totalmente diversificado: minería, prostitución, microtráfico, extorsión y narcotráfico, este último es el 40 % o 50 % de sus ganancias. Los Zetas fueron pioneros en eso. Las oficinas de cobro, que iniciaron en Medellín y fueron llevadas por los paras a todo el país, hoy están en once países”.
“Hoy en día las economías ilegales en Colombia son más lucrativas que nunca y hay menos violencia entre los actores criminales, eso para mí es una diferencia entre Colombia y México. Aquí aprendieron que la violencia no es buena para el negocio. Hoy es plata, no plomo. También han aprendido que hay que tener bajo perfil. Llamamos a esta generación de narcos los invisibles, porque nadie sabe quiénes son, identificamos a Los Urabeños “El Indio”, “Nicolás”, “Otoniel”, sí, pero ellos son del ala militar del crimen organizado. Los jefes ahora viven aquí de cuello blanco, nunca tocan un kilo de cocaína, mucho menos un arma, tienen empresas que nacieron lavando plata para Escobar, hace 40 años. Ahora hacen parte del panorama empresarial legal, muchos de los narcos asistieron a los colegios bilingües, son aceptados en la sociedad. En esta ciudad es muy difícil separar la plata sucia de la plata limpia”.
“La coca buscó sitios remotos con colonos que pudieran ser raspachines y echó raíces en esa zona. Tenía mucho que ver con las Farc, porque las Farc identificaron que la coca podía beneficiarlos por tres razones: la plata, reclutamiento, y base política”.
“Obviamente la guerra contra la droga, bajo cualquier tipo de medición, ha sido un fracaso. El presidente Santos ha hablado de rediseñar estrategias, pero no lo ha hecho, la única cosa que ha realizado es abandonar la erradicación, no ha propuesto nada nuevo en la lucha contra el narcotráfico”.
“No vale la pena legalizar el consumo si no legaliza la producción, no es un asunto nacional, es un asunto trasnacional”.
“Estamos en un proyecto financiado por los británicos estudiando los riesgos de reciclaje de grupos armados y de economías ilegales post-Farc, con los que va a haber otra explosión criminal, las Farcrim. Esos elementos van a ser disidentes con fachada guerrillera como los de los Llanos; van a ser nuevos grupos de mandos medios estilo bacrim; van a ser reclutados por las bacrim; van a trabajar directamente con mexicanos, brasileños y demás organizaciones del crimen organizado trasnacional; se van a convertir en delincuencia o van a transferirse a los elenos”.
“En este momento es solo discurso, no sabemos realmente cuáles son los políticos de Trump. No se ha mostrado muy sensible a los latinos, su discurso ha sido más excluyente, pero voy a esperar a ver la diferencia entre el discurso y el gobierno”.