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El gerente de las zonas veredales, Carlos Córdoba, habló del avance de los campamentos en las zonas veredales y la polémica por los contratos señalados de irregulares con cinco empresas por parte del Fondo Paz.
¿Cogió la noche al Gobierno con la construcción de las zonas veredales? León Valencia dice que ustedes hasta intentaron contratar al personal a las carreras.
“Los tiempos para hacer esto eran cortos. Hay que ser conscientes que el Día D, que fue el primero de diciembre, fue el momento que se dio el estartazo para poder comenzar a hacer realmente contrataciones concretas para el tema de las zonas. Y eso implicaba la negociación y contratación de por lo menos 26 predios en los sitios más remotos y apartados del país, donde las Farc querían que se hicieran los campamentos. Y eso tiene unas dificultades. Luego el tema de comenzar las adecuaciones de áreas comunes, solo llevar el material hasta esas zonas implica muchas cosas. Ustedes son testigos de lo que significa llegar a Carrizal, a Brisas, etc. Y lo otro es que en el camino las Farc fue proponiendo y modificando las solicitudes de las características de los campamentos. Y fue pasando el tiempo en esta tarea que es conjunta, de concertar, escuchar, recoger, negociar y eso ha tomado unos tiempos. Entonces es muy curioso que ahora después de que la mitad de las cosas se han dado, ahora se den estas acusaciones que el Gobierno le cogió la noche”.
¿Pero la planeación todos nos imaginábamos que la debían tener lista desde mucho antes?
“Desde agosto ya se tenían definida las zonas, ubicados los predios donde se quería arrendar y ya estaban varios negociados. Pero todavía no se podía gastar un peso de la plata pública hasta que no se diera el estartazo del Día D para la implementación del acuerdo.
¿Esos predios cuánto le han costado al Estado?
“Están costando mucha plata. Le pongo un ejemplo, en Anorí tenemos un campamento que es uno de los más pequeños, pero por las condiciones del terreno hubo que alquilar a 3 millones de pesos hectárea. Y ahora hay que ampliar 3.000 metros cuadrados, menos de media hectárea, y el señor nos dice que nos cobra 5 millones de pesos. El tema de la especulación aquí de la gente con los precios es una cosa bárbara”.
¿En qué proporción están terminados entonces estos campamentos en las zonas veredales?
“Los campamentos tienen tres fases. Uno el arriendo de predios, que eso ya está todo. La construcción de las áreas comunes, que tenemos 10 que estarán listas esta semana, 11 que están entre el 35 y el 70% que deberían estar en dos semanas y algunas que claramente tenemos problemas. Como el caso de El Gallo que toca pasar la maquinaria por la represa de Urrao, en planchones sobre canoas. Usted no sabe lo que significa pasar una retroexcavadora en unos planchones porque no hay otra forma, más el material. Y pagarle a los lancheros lo que cobren, una tonelada que vale en otros lados pasarla 70.000 allá nos cobran 400.000 pesos por pasar una tonelada de material”.
¿Cuáles son las zonas veredales que más dolor de cabeza le han dado?
“El Gallo (Córdoba), La Montañita (Caquetá) y Caño Indio en Tibú (Norte de Santander), son campamentos que se van a demorar un poco más porque o las condiciones son realmente extremas o en el caso de Montañita y Tibú que son campamentos que se decidieron hace 15 días y una semana, respectivamente”.
¿Qué le toca hacer a las Farc y que le toca al Gobierno en las zonas veredales?
“Nosotros en el acuerdo del Yarí del 17 de enero hubo un compromiso que el Gobierno construía las áreas comunes, entregaba el material y daba asesoría para construir los alojamientos. Ahora ellos están en unos cambuches quejándose pero los alojamientos que ellos van a tener son de 24 metros cuadrados, con placa de cemento en el piso, con paredes de superboard, con teja de fibrocemento o termoacústica”.
En una carta Pablo Catatumbo describió cómo fue su llegada a la zona veredal ubicada en La Elvira, en Buenos Aires, Cauca, y dicen que no había allí nada construido, materiales, ni agua, ni tampoco nadie del Gobierno que los recibiera. También el Frente 33 denunció que les está tocando hasta costearse sus alimentos. ¿Ustedes qué opinan de esto?
“Nosotros estamos entregando los alimentos con la agencia logística de las Fuerzas Armadas. Los alimentos se entregan contra un listado de personas y de requerimientos y de gramaje para cada uno de ellos. ¿Qué es lo que ha pasado? Que si la información no está completa es probable que la comida en algunos casos no haya alcanzado. Una de las cosas que nos sirve es que ya estén en las zonas, que ya tenemos un registro conjunto entre las Farc y el Gobierno y el número de guerrilleros, algo que no pasaba en los Puntos de Preagrupamiento, donde la información era más gaseosa. Sí hubo algunos problemas con volúmenes de entrega de comidas, pero ya a partir de esta entrega está regularizado”.
¿Ellos también dicen que si el Gobierno les está incumpliendo con esto, qué esperar de su reintegración, seguridad y participación en política?
“Todas estas críticas hay que tomarlas con mucha paciencia. Hay que entender también que las Farc desde siempre han hecho política, y ahora no van a usar las armas pero van a hacer política y su forma inicial es comenzar a atacar el Gobierno de esta forma, seguir desconfiando. Y ellos saben que las zonas no son cosas básicas, les estamos construyendo campamentos que son casi pueblos completos. Lo que pasa es que ellos tienen también la instrucción a nivel regional de quejarse porque es su forma de hacer política en este momento. Pero si me dicen aquí falta agua o comida hay que resolverlo ahí mismo”.
¿Usted dice que hay campamentos donde la guerrilla no le ha recibido materiales? ¿Por qué ha pasado esto?
“Para una guerrilla que ha estado 50 años atacando al Gobierno aceptar que las cosas que les estamos dando están bien es muy difícil. En varios sitios no me han querido recibir las tejas. Hoy les llevamos las tejas con la ficha técnica y les comprobamos su resistencia, pero los guerrilleros no la querían recibir porque decían que se les iban a romper. Otro ejemplo son las paredes en superboard decían que eran muy delgadas, pero lo que estamos construyendo aquí no es vivienda de interés social sino un campamento”.
¿Para cuándo estarán entonces todos los campamentos listos?
“Yo soy el que más quiero que terminen. 26 chicharrones al tiempo es una cosa brutal. Como vamos y si seguimos avanzando a este ritmo yo pienso que para finales de marzo unos 20 ya terminados pero hay otros que se van a demorar unos días más. En abril ya tienen que estar todos listos”.
¿Y cómo les ha ido con la ubicación de los contenedores para comenzar el desarme de las Farc, el primero de marzo como confirmó el mismo Gobierno?
“Los contendores son responsabilidad de Naciones Unidas. Ellos se han venido acomodando, la ONU ya tiene algunos depósitos de armas en algunos casos tiene unos cajones de metal pequeños medianos y ya están adecuando eso para hacer su tarea. Lo que nos han dicho es que están en la capacidad de cumplir con esta logística”.
Hace poco un guerrillero salió herido de un disparo en una zona ubicada en Buenos Aires, Cauca. Vimos en unas fotografías que antes de suceder esto hubo una fiesta con whisky Old Parr, cerveza. ¿Qué opina el Gobierno de esto?
“Claro. Esa es una de las cosas que también se deberían ver para apretar a las Farc sobre cómo están incumpliendo todos los protocolos con esto. Qué tal esa vaina, una fiesta con tipos borrachos y armados, se pueden coger a bala”.
Por último, luego de las denuncias sobre los cinco proveedores que recibieron 53 mil millones de pesos en contratos para construir las zonas, sin tener la debida experiencia, pienso yo que ustedes le chutaron ese problema a la Unidad de Gestión del Riesgo. ¿Entonces hubo o no corrupción y celebración indebida de contratos?
“No. El que los contrató fue Fondo Paz, lo que hemos hecho es explicar el procedimiento para contratarlos. Y es que en el entre tanto de definir el Día D, Fondo Paz comenzó a revisar quién le podía asesorar para esto. Y encontraron que habían dos entidades que podían hacer esto: la Agencia Logística de las Fuerzas Armadas, que digamos las Farc no iban a aceptar, y la otra era la Unidad de Gestión del Riesgo. Con esta unidad se comenzó a trabajar y esta hizo un trabajo muy serio de revisar cuáles podrían ser sus proveedores que podían ayudar a esta tarea e hizo una recomendación después de hacer una revisión técnica, financiera, jurídica y de contrataciones. Y de eso se hicieron los términos de referencia técnicos con asesoría de la unidad y se les contrató por el régimen que puede contratar Fondo Paz. Pueden revisar a estos señores que tienen un historial de 15 a 20 años contratando toda suerte de cosas en inundaciones, terremotos y avalanchas. Varias de estas empresas son SAS y lo que hacen estas SAS es tener unos objetos amplios para dedicarse a varias actividades. Hubo ahí un poco de mala intención de decir que este señor vende artículos de ferretería, sí lo tiene como su décima actividad, pero no decían que en la primera línea decía construcciones de alojamientos, construcciones de vías, etc. Decían que salía una parte tapada del contrato y esa parte tenía los hombres por campamento y por seguridad a nosotros nos recomendaron las Fuerzas Armadas que no se podían publicar, porque esa información se prestaba para arriesgar su seguridad”.