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13 años, dos meses y un día duró desaparecido Joaquín Emilio Sierra, quien había sido secuestrado por el quinto frente de las Farc en un sector conocido como Bejuquillo, del municipio de Mutatá, Urabá antioqueño el 8 de mayo de 2003. Desde esa fecha su familia dejó de tener noticias de su ser querido, hasta el pasado 9 de julio cuando recibieron las coordenadas de la ubicación donde estaban los restos de Joaquín.
“A mi papá se lo llevó la guerrilla cuando tenía 83 años, nunca volvimos a saber de él, pero gracias al acuerdo al que llegaron las Madres de la Candelaria y los negociadores en La Habana, las Farc entregaron las coordenadas, hace dos meses arrancamos hasta lo más profundo del Nudo del Paramillo y no encontramos nada, pero hace 8 días volvimos a un sitio cercano al primero y ya con ayuda de guerrilleros y del CICR logramos encontrar el cuerpo”, agregó Darío Sierra, hijo de Joaquín.
Este hecho hace parte del acuerdo entre las Farc y el Gobierno, en el que ese grupo guerrillero se compromete a entregar coordenadas de donde estarían sus víctimas, proceso que ya está avanzando con otro tipo de programas como el Plan Cementerio.
Según Darío Sierra, el cuerpo de su papá es el segundo que es ubicado, “mediante este acuerdo, se de dos cuerpos que han entregado, el de Esteban Alzate, un médico veterinario que también fue secuestrado en Urabá y el cuerpo de mi papá”.
Los restos de Joaquín Emilio Sierra se encuentran en la sede de Medicina Legal en Medellín en donde se le realizan los exámenes pertinentes. 13 años, dos meses y un día de sufrimiento terminan “con un poco más de tranquilidad, con más esperanzas hacia el futuro, recuperar el cuerpo de mi papá es uno de esos hechos que están esperando cientos de victimas”, agregó Darío.