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¿Cómo se logra resumir en cuatro páginas toda una vida de dolor? Eso fue lo que hizo Daniela Narváez Perdomo, una niña que tenía 3 años cuando las Farc le negaron el derecho a que su papá la llevara de la mano al colegio.
Hoy, es una jovencita de 17 años que encontró en la palabra escrita la providencial manera de reconciliarse con su trágico pasado.
Es la hija de Juan Carlos Narváez, uno de los diputados secuestrados y asesinados por la guerrilla que acaba de firmar la paz con el Gobierno. Durante años y años, Daniela se negó a llorar la injusta ausencia de su padre, pero hoy está lista para avanzar hacia el perdón, el mismo que Pablo Catatumbo, uno de los jefes de las Farc, le mandó a pedir en un mensaje de WhatsApp desde La Habana.
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Su mamá, Fabiola Perdomo, quien hace unas semanas viajó hasta la isla junto con otros familiares de los asambleístas inmolados para llorarles todo su dolor a los causantes de uno de los episodios más tristes del Valle del Cauca, accedió a compartir con los lectores el contenido de la carta.
En ella, Daniela cuenta que a los doce años, cuando por fin pudo reencontrarse en sueños con su progenitor, entendió que era tiempo de sanar. “Esta no es solo mi historia, es la historia de muchos niños colombianos que tuvimos y tienen que crecer sin un padre, sin una madre o simplemente sin ninguno de los dos a causa del conflicto en Colombia”, concluye después de narrar de manera desgarradora cómo fue crecer con la ilusión rota de volver a ver a su papá con vida.