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Desde Bahía Portete, en La Guajira, el presidente Juan Manuel Santos manifestó ayer que espera que la suspensión de acciones armadas por parte de las Farc, de manera indefinida, se convierta en un cese bilateral y definitivo que le ponga punto final al conflicto de más de 50 años.
“Hoy comenzó un cese al fuego por parte de las Farc, unilateral e indefinido, que yo espero que se convierta en un cese al fuego bilateral y definitivo y pongamos fin a una guerra de 50 años”, aseveró.
Y es que las Farc cumplieron con el anuncio de la tregua. Desde la hora cero del sábado 20 de diciembre comenzó la suspensión total de acciones armadas por parte de todos sus bloques y frentes en el territorio nacional.
Este cese de hostilidades fue presentado por las Farc “como una un gesto colmado de humanidad en respuesta al clamor generalizado de las víctimas”; el presidente Juan Manuel Santos la estimó como un complemento “y un gesto positivo en la dirección correcta” que llevaría al desescalamiento del conflicto; y Fabrizio Hoschschild, Coordinador Residente y Humanitario de la ONU en Colombia, calificó el alto el fuego como “un hecho histórico que abriría las puertas al fin del conflicto”.
No obstante, los ataques y las acciones violentas perpetradas por las Farc en las que murieron cinco soldados, seis más quedaron heridos y otro militar desaparecido; sumado al asesinato de tres policías y la voladura de una torre que dejó sin energía a Buenaventura horas antes del cese el fuego anunciado, llenaron de escepticismo e incertidumbre el anuncio de esta tregua en el fin del ciclo 31 de las negociaciones en La Habana.
Hasta el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, puso en duda el cumplimiento del anuncio.
“La rosa con espinas”, como calificó el presidente Santos el cese de hostilidades, está precedida de antecedentes que ponen en duda las verdaderas intenciones de las Farc, dice el analista del conflicto armado, Juan Carlos Ortega. En sus palabras, distintas acciones violentas en las cinco treguas de los subversivos anunciadas en la negociación actual ponen en entredicho la voluntad de las Farc y su unanimidad.
“Varias actos se han dado en el país en momentos en los que las Farc dicen habrá cese de hostilidades. En Antioquia, Putumayo y Caquetá, la guerrilla ha sembrado minas, realizado atentados y atacado a la Fuerza Pública. Habrá que esperar cómo es el comportamiento en este nuevo anuncio”, precisa el analista Ortega.
Sin embargo, y pese a las posiciones encontradas que rodean la declaratoria del cese el fuego unilateral, otros sectores del país ven el anuncio como un acto positivo para los civiles que padecen las hostilidades. Clara López, excandidata presidencial del Polo, ve en la declaratoria la voluntad de paz de las Farc y la decisión de llegar a un acuerdo para el final del conflicto. Posición semejante asume el defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora. Para él, la decisión de las Farc es una respuesta positiva al clamor de los colombianos para frenar la guerra y legitimar el proceso de negociación. Otálora puso a disposición el Sistema de Alertas Tempranas como mecanismo de verificación del cumplimiento de la tregua.
Una de las condiciones para ese cumplimiento fue expuesta por el jefe guerrillero “Carlos Lozada”. Aseveró que la guerrilla cumpliría hasta el momento en que se presente un operativo contra ellos, y el Gobierno aseguró que es su deber continuar con la ofensiva