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Las confrontaciones entre las Farc y “los Urabeños” en el corredor estratégico Briceño-Tarazá-El Bagre, tienen pensando a los investigadores en la teoría de que al parecer se ha roto la alianza de esas dos organizaciones criminales en Antioquia.
Desde diciembre, los habitantes de esos territorios, que conectan a la subregión del Nordeste con el Bajo Cauca, vienen denunciando enfrentamientos y muertes selectivas, al parecer por la disputa de las áreas de cultivos ilícitos y minería aurífera, y los sitios para extorsionar.
El hecho más reciente sucedió el 10 de enero, cuando 193 familias del corregimiento Puerto Claver, en El Bagre, se desplazaron por un choque armado entre los guerrilleros del frente 36 y la banda, según la Unidad para las Víctimas.
La situación generó “quejas” de los insurgentes. El 20 de enero, la compañía Gerardo Guevara del bloque Magdalena Medio, redactó un comunicado desde las “montañas del Nordeste antioqueño”, que tituló “con guerra sucia y paramilitarismo jamás alcanzaremos la paz”. Mencionaron homicidios y extorsiones presuntamente cometidas por su rival en Puerto Claver, añadiendo que “nuestra organización viene confrontando las estructuras criminales y bandas paramilitares que se han ensañado contra las gentes humildes de estas regiones”.
Las disputas entre los dos grupos se incrementaron desde el año pasado, cuando en La Habana, ad portas del acuerdo sobre el fin del conflicto, las Farc pusieron como condición para desmovilizarse que el Gobierno acabara con las facciones paramilitares que persisten en el país.
Antes de eso, según lo ha comentado el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, “los Urabeños” y esa guerrilla han mantenido una cercanía desde 2012, que el oficial calificó como “un contubernio criminal”.
De acuerdo con investigaciones de la Dijín y la DEA, ambas facciones están aliadas para el tráfico internacional de cocaína y los ataques a la Fuerza Pública.
En julio de 2015, la banda volvió a negar esta asociación en un comunicado. “Las Farc han estado imponiendo en La Habana la recuperación a sangre y fuego de las zonas que las AGC (Autodefensas Gaitanistas) tienen bajo su influencia con el consentimiento del gobierno. Esta macabra alianza se orienta no solo a combatirnos, sino que en el mediano plazo las Farc lo que pretenden es dividir el territorio nacional, estableciendo en las zonas de frontera verdaderas repúblicas independientes”.
Los nexos, sin embargo, han sido reseñados por exmiembros de esos grupos. Albeiro Feo, alias “Benavides”, cabecilla político de “los Urabeños”, les confirmó a los agentes que lo arrestaron en 2014, que era el encargado de sellar las alianzas de ese clan con otras estructuras. Lo hizo con “la Oficina” en el Valle de Aburrá y “los Rastrojos” en el Nordeste.
Y en cuanto a las guerrillas, “según informes de Inteligencia y declaraciones de varios capturados, ‘Benavides’ selló un pacto con ‘Ánderson’, cabecilla del 36 de las Farc, con el único fin de recibir custodia a los cargamentos de cocaína desde Remedios y Segovia hasta el golfo de Urabá. También sostenía alianzas con el Frente Occidental del Eln, para la extracción ilegal de oro”, reza el informe del arresto.
Y la excomandante subversiva Elda Neyis Mosquera (“Karina”), en entrevista con este diario el 8 de noviembre, declaró: “mientras estuve en las Farc nunca conocí de esa unión, pero después sí se han desmovilizado algunos muchachos y han hablado de esa unión, no a nivel de todas las Farc, pero sí en unos sectores y frentes”.
En la Dirección de Fiscalías contra el Crimen Organizado, los investigadores indagan una hipótesis sobre las disputas. “Al parecer hay grupos disidentes dentro de las Farc, en especial de los frentes 5 y 36, que antes tuvieron alianzas con la banda y ahora planean seguir solos en el negocio. Esas disidencias no estarían de acuerdo con el proceso de paz, creen que en La Habana solo está representada la vieja guardia de la organización, y no van a renunciar a sus intereses”, relata un investigador, quien solicita la reserva de su identidad.
Jeremy McDermott, codirector de la Fundación Insight Crime, afirma que en Tarazá y Anorí el Eln está actuando de la mano con las Farc y ha lanzado varios ataques a “los Urabeños”. Y en Briceño, “la banda está en la zona norte, mientras que el sur es más ‘fariano’, podría haber choques si alguno se quiere expandir buscando más cultivos ilegales”, acota.
El general José Ángel Mendoza, comandante de la Región 6 de la Policía, señala que las alianzas de estos grupos, con fines de narcotráfico y extorsión minera, siempre han sido de carácter temporal. Dice que “es común que se rompan esos pactos, por traiciones o ambiciones de un bando u otro, y luego se vuelven a sellar por un tiempo”.