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Cada paso que se da en los últimos días en el Senado va en contravía de lo que espera el presidente Juan Manuel Santos.
El miércoles, tras confirmarse que las 16 circunscripciones especiales de paz se hundieron, también se dio a conocer que se habían negado las objeciones que presentó Santos al proyecto de ley que bajaría de 12 % a 4 % la cotización a salud de los pensionados.
El presidente, buscando su reelección -el 6 de junio de 2014- manifestó que apoyaría este proyecto de ley.
“Sé que un anhelo de todos los pensionados es que se reduzca la contribución a la salud, hay un proyecto de ley, y voy a apoyarlo. Eso, en plata blanca, quiere decir que se aumentan sus ingresos”, dijo en ese momento, pero, en julio de este año, le dio la espalda a su promesa y argumentó las dificultades fiscales que esto representaría.
Reacciones a la decisión
El senador del Polo Democrático Alexánder López, quien lideró el proyecto, celebró la negación de la petición de Santos, con una votación unánime de 53 votos, lo que lo revive y les da un poco de tranquilidad a los pensionados del país. Según el senador, en el país hay cerca de un millón 400 mil pensionados.
“Las objeciones presentadas no tenían ningún fundamento, por eso la plenaria del Senado las negó”, aseguró López.
Pese a esto, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, manifestó que esta decisión perjudicaría las finanzas de la nación, pues se generaría un déficit de unos tres billones de pesos, que se destinan para la salud de unos 3 millones de colombianos, a través del régimen subsidiado de salud.
De aprobarse, un pensionado que se gane 737.717 pesos (un salario mínimo) pasará de cotizar $88.526 (12 %) a $29.508 (4 %).
Si bien esto, por ahora, representaría un alivio, Iván Palacios, representante legal de la Asociación de Pensionados del Instituto del Seguro Social, manifestó que “hasta no ver no creer”, porque “estamos decepcionados con el presidente y no vemos la hora de que termine su gobierno”.
Para el analista político Andrés Usuga lo que está pasando en el Senado es el comportamiento normal en el último año de gobierno de un presidente.
“Tiene el sol a las espaldas, se le acaba el gobierno, el presupuesto, los nombramientos y los contratos para repartir mermelada, lo que le complica su idea de sostener la supuesta lealtad que tenía en el Congreso”, concluyó el analista.
Aunque los pensionados desconfían, esperan que sea una realidad, pues beneficiará sus finanzas.