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Plan pistola de un mes exige cambios en la lucha

¿Las autoridades deben seguir confrontando a “los Urabeños” de la misma manera? Estas son algunas lecciones derivadas del fenómeno criminal.

  • Así quedó la patrulla en la que iban unos policías, atacados con explosivos en Arboletes, el 13 de mayo; hubo 2 heridos. FOTO cortesía
    Así quedó la patrulla en la que iban unos policías, atacados con explosivos en Arboletes, el 13 de mayo; hubo 2 heridos. FOTO cortesía
30 de mayo de 2017
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Diez policías asesinados y 37 heridos, en 35 ataques contra la Fuerza Pública, perpetrados en nueve departamentos del país, es el saldo que deja hasta ahora el plan pistola ejecutado por la organización criminal “los Urabeños” o “Clan del Golfo”.

Esta oleada de violencia ya ajustó un mes, dejando víctimas de disparos y explosiones en Antioquia, Cesar, Chocó, Sucre, Córdoba, Bolívar, Meta, Norte de Santander y Santander. En los hechos también fueron dados de baja seis presuntos delincuentes y ocho civiles quedaron lesionados.

En varios momentos esta situación incrementó la zozobra de la ciudadanía, pues las autoridades dieron a conocer que la banda planeaba atentar con un carrobomba en Urabá y asesinar a personalidades políticas en Bogotá y Medellín. De igual manera, circularon en las calles varios panfletos apócrifos mencionando amenazas de muerte, limpiezas sociales y toques de queda.

Según el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, a la fecha han sido capturadas 39 personas involucradas en estos atentados. Sostiene que la Fuerza Pública nunca ha estado a la defensiva, sino a la ofensiva contra ese grupo.

Este diario consultó a analistas e investigadores policiales sobre el fenómeno, para determinar qué conclusiones deja hasta ahora la forma en que se desarrolla el plan pistola y la respuesta de las autoridades. “La capacidad del Estado es inmensa, eso no se niega, pero estas acciones son imposibles de mitigar hasta el punto cero”, opina Ariel Ávila, subdirector de la fundación Paz y Reconciliación.

OTRO ENFOQUE EN EL COMBATE A ESTE GRUPO

Para Ávila, “el Estado se dio cuenta muy tarde de lo que significa el ‘Clan del Golfo’. Venían acostumbrados a pelear con la guerrilla, pero esta banda no emplea grandes contingentes de personas, sino pequeños grupos urbanos con armas cortas, ejerce el control en sus zonas de otra manera”.

Jaime Jaramillo Panesso, exmiembro de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, dice que es necesaria la intervención de las Fuerzas Militares en este tema, que hasta ahora se viene interpretando como un problema de orden policial.

Al respecto, el general Alberto Mejía, comandante del Ejército, le comentó a EL COLOMBIANO hace una semana que están diseñando la Operación Agamenón 2, que contará con refuerzo militar.

¿Detrás hay un acto de presión política?

Hace tres años “los Urabeños” están buscando que el Gobierno los tenga en cuenta para negociar un sometimiento a la justicia que los beneficie, y una de las razones del plan pistola sería ejercer algún tipo de presión política, según investigadores consultados.

Jaramillo ve posible que algún día se tienda un puente entre el Gobierno y este grupo, para sentarse a dialogar, mas no será en el corto plazo, ya que “la Casa de Nariño está ocupada en las negociaciones con las dos guerrillas”.

El Acuerdo de Paz con las Farc planteó que el Gobierno debe construir un proyecto sobre el acogimiento a la ley de bandas criminales, pero este no ha sido presentado al Congreso y ya se vencieron las facultades especiales que tenía el presidente Juan Manuel Santos para tramitar decretos con debates abreviados (fast track).

El terrorismo no murió con las Farc

Tal cual afirmó Ávila, la operatividad de esta facción es menos aparatosa que las organizaciones terroristas del pasado en Colombia, sin embargo, consigue efectos similares amedrentando a la población y enfrentando a la Fuerza Pública. De hecho, ha organizado tres paros armados a punta de sembrar el miedo con panfletos y uso de redes sociales.

Vale la pena preguntarse si, como lo reitera el Gobierno, “los Urabeños” son una simple banda de narcotraficantes. “El Estado no ha dimensionado el problema”, acota Ávila.

Es posible una espiral de la venganza

Los delincuentes, por medio de comunicados, dicen que sus acciones se deben a que “se están defendiendo” de la violencia de la Policía, en cuyos operativos han muerto cabecillas como alias “Pablito” (02/5/17), otro de los móviles para haber ordenado el plan pistola. A juicio de Jaramillo, esta dinámica de muertos de lado y lado “podría ocasionar un círculo de venganzas”, cuya duración es difícil de predecir.

97
presuntos miembros de la banda han sido capturados en lo que va del año.

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