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La senadora Teresita García Romero (Opción Ciudadana) citó para este martes a partir de las 10:00 de la mañana, en el recinto de la Comisión Segunda a un debate de Control Político, con el fin de examinar las diferentes situaciones por las que atraviesan los colombianos privados de la libertad en la República de China y otras partes del mundo.
Al debate están citados la ministra de Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín Cuellar y el de Justicia y del Derecho, Yesid Reyes Alvarado, así mismo se invitó a la Asociación de familiares de colombianos detenidos en China.
La senadora solicitará al Gobierno que se suscriba un tratado de repatriación o considere por una sola vez que se deporten o se repatrien los colombianos para que cumplan el fin de su condena en Colombia.
“Les hago un llamado en primer lugar a autoridades como la Presidencia, Cancillería, Migración Colombia, Policía Nacional, otras que tengan competencia y los mismos medios de comunicación, para que hagan un mayor esfuerzo en la prevención de la comisión del delito por medio de campañas que sensibilicen a las personas vulnerables a involucrarse en este tipo de delitos”, aseguró la senadora.
“Todos sabemos que las personas que aceptan estas propuestas lo hacen por dinero, por una necesidad económica y porque muchos de ellos (no vamos a decir que todos) caen de ingenuos, y después que caen es cuando toman conciencia de las consecuencias”, advirtió la congresista.
Señala que unos 129 colombianos que se han prestado como mulas, están en riesgo de ser condenados a la pena de muerte.
“El idioma es uno de los grandes inconvenientes para el detenido, lo ponen a firmar documentos que no entiende, sin ni siquiera saber si lo que está firmando es la aceptación de una sentencia a muerte”, manifestó.
García Romero solicitará asistencia jurídica y social conforme lo ordenó la Ley 991 de 2005, los presos colombianos se sienten en un abandono total desde el momento de ser capturados.
Así envían a los colombianos con droga a China
El envío de droga a China desde Colombia a través de correos humanos, dicen las autoridades, es un fenómeno de aparición reciente, concentrado en Risaralda y el Valle del Cauca.
Un investigador de la Policía dice que los fuertes controles impuestos enEstados Unidos, y Europa, que han sido históricamente los mayores destinos para el envío de drogas desde Suramérica, ha hecho que los grupos de narcotraficantes se empiecen a fijar en Asia, exactamente en China.
El investigador dice que los narcotraficantes buscan sus ‘correos’ en los barrios marginados de las ciudades, especialmente Cali y Pereira. Encuentran una persona cualquiera, anciano, adolescente, mujer y le plantean la situación. Una vez se acepta, los narcotraficantes se ocupan de realizar los trámites del visado y de justificar el ingreso al país asiático: las personas son enviadas como trabajadores de una empresa inexistente en Colombia.
Invierten cerca de 6 mil dólares en cada uno de los trámites y el pago por llevar la droga, que es de $10 millones por cada dos kilos. Esos dos kilos de cocaína les representa a los delincuentes un valor aproximado de 50 mil dólares, casi cien millones de pesos.
La Policía ha logrado detectar una ruta para el envío de la droga. Las personas salen hacia Brasil, desde donde abordan un avión que hace escala en Qatar para llegar a China.
Según datos de la Cancillería, la ciudad con el mayor número de detenidos colombianos en China es Hong Kong, la mayoría por narcotráfico.
Las cartas de colombianos
1. “José Sánchez comparte prisión con Harold Carrillo, y el trabajo que los dos desempeñan en la prisión es armar linternas. El gran problema de José es de salud, sufre de artrosis degenerativa y hasta la fecha no ha recibido asistencia médica al respecto. Sus familiares le enviaron un gran paquete con elementos personales pero un par de guantes no le fueron entregados por los directores del pabellón. Los guantes son para protegerlo del frío en las manos por los problemas de artritis...”
La carta, enviada por la Cancillería de Colombia a la esposa de José, tiene fecha de enero del 2013 y fue enviada desde la ciudad de Guang Zhou, que en el mundo occidental se conoce como Cantón, sur de China. Informa sobre la situación del colombiano José Sánchez, prisionero en la cárcel Dongguang. La artrosis de José no cesa. Inicialmente, el dolor en los dedos de sus manos aparecía mientras armaba linternas en la cárcel, cumpliendo jornadas de doce horas, con derecho a ir al baño dos veces al día sin tardar más de tres minutos.
“Me dirijo a ustedes con todo respeto para solicitarles atención sobre mi caso. He sido objeto de discriminación por los reclusos nacionales. He venido con muchos problemas desde que me ingresaron al Bloque 6, en la habitación 203. El líder de la habitación se ha encargado de que yo tenga maltrato físico y psicológico (...) Les rugo me concedan una entrevista personal. En ella les contaré todos los detalles. Temo por mi salud y vida. Es de mucha importancia lo que tengo para decirles”. La carta estaba firmada con su nombre y el número 4418026201.
2. “Bueno mi familia hermosa quiero que se enteren del infierno que me tocó vivir (...) Acá son unos verdaderos locos pues no creen en DIOSITO. Primero lo amedrentan a uno diciendo que lo van a matar, le pegan a la gente se sufre lo tienen a uno sentado todo el día en una sola posición, la comida es pésima, el desayuno mera agua. Encandenan a la gente de los pies y los dejan en un planchón las 24 horas. Son unos verdaderos torturadores, solo buscan enloquecer a la gente, no les basta con este encierro y la incomunicación todo el tiempo este Gobierno es desquiciado y al mundo exterior le muestra solo lo que le conviene...”.
La carta está firmada por “el gordito”. Fue escrita el 8 de agosto de este año con una letra desordenada, sobre un papel sucio y tachonado.
3. Desde el Centro de Detención Número tres de Guang Zhou, otro hombre escribió el 20 de noviembre de 2012: “(...) la comida aquí es muy pésima, lo único que como es arroz sin sal y una que otra cosita en contra de mi voluntad. Los días aquí son muy largos, los únicos que nos pueden ayudar son la embajada pero vienen cada dos o tres meses; la verdad necesitamos más presencia de ellos aquí. Familia perdónenme por todo el daño que les pude haber causado a todos, los amo y me hacen una falta enorme. Que Dios los bendiga todos los días de sus vidas. Atte el mosquito”.
La esposa del hombre que escribió esa carta vive en Bogotá. Dice que su esposo, que conducía un taxi en esa ciudad, había viajado a la Feria de Cantón en un plan de trabajo el 8 de abril del 2012. Viajó a Perú, luego a Brasil y desde allí habría volado a China. El 23 de abril, 15 días después de ese viaje, un funcionario de la embajada de Colombia en China la llamó para informarle que su esposo estaba hospitalizado. Dos meses después, el funcionario llamó de nuevo, dijo que su esposo tenía un proceso abierto por tráfico de drogas. El hombre, a sus 41 años, había viajado con droga hacia China para pagar la hipoteca de su casa, de la casa en la que vivían sus cuatro hijos de 20, 17 14 y ocho años.
Su esposa vendió la casa para pagar la hipoteca y para costear un tratamiento de uno de sus hijos que sufre de los riñones.
Sabe que su esposo aun no ha sido condenado y que le preocupa una enfermedad en la columna vertebral que padece. Dice que recibe muy pocas llamadas del consulado o de la Cancillería. Que anhela ver a su esposo, “aunque sea en una cárcel, pero en Colombia, en donde puede ver a sus hijos”.