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Un par de años atrás, antes de estallar los escándalos de sobornos de Odebrecht y en la Corte Suprema de Justicia, los senadores Musa Besaile, Bernardo “Ñoño” Elías y el entonces gobernador de Córdoba Alejandro Lyons, todos nacidos en la población de Sahagún, eran considerados los barones políticos de ese departamento, cuya amistad y respaldo tenían enorme valor en la arena política.
Hoy, salpicados por las polémicas, amenazan con prender un ventilador en el que se podrían conocer los intereses que se movían en las sombras de ambos casos y en el que podrían caer nuevos personajes.
El primero en hacerlo fue el exgobernador Lyons. Con más de 20 procesos abiertos por corrupción en su departamento, entre ellos un desfalco a las regalías que sumarían más de 600 mil millones de pesos embolatados, aceptó un acuerdo con la Fiscalía para contar todo lo que sabe de los presuntos sobornos que le habría exigido el exfiscal anticorrupción Gustavo Moreno para hundir procesos en su contra en el ente investigador.
Aunque ya había hablado de una colecta para pagar el soborno que le cobró Moreno a Besaile para librarlo de la cárcel, Lyons aseguró a la Fiscalía que 600 millones de pesos que puso para la “vaca” de su antiguo padrino político fueron “recaudados por corrupción en Córdoba”.
Como Besaile ya había admitido que sí le pagó a Moreno, rápidamente se reafirmó en la versión de que el dinero lo sacó producto de un préstamo, pues en caso contrario, podrían involucrarlo en alguno de los casos de desfalco que se lleva contra Lyons.
Aparte, este nuevo episodio podría frustrar sus aspiraciones de constituirse como víctima del escándalo de corrupción en la justicia, petición que fue elevada ante la misma Corte Suprema.
Pero la situación también es delicada para el exgobernador, que se encuentra actualmente en Estados Unidos, pues de comprobarse que está mintiendo, podría perder los beneficios penales de su acuerdo con la Fiscalía.
La respuesta de la defensa del senador por el Partido de la U no se hizo esperar más de 24 horas y su abogado, Julián Quintana, radicó ante la Corte Suprema una declaración juramentada de la persona que le habría prestado el dinero y le pidió al alto tribunal que lo llame a declarar.
Entretanto, en el otro huracán de corrupción que se encuentra asentado en Colombia, el de Odebrecht, se conoció que el senador de la U Bernardo “Ñoño” Elías buscaría un acuerdo con la justicia para contar todo lo que sabe de los sobornos a cambio de beneficios penales.
Elías, el otro gran barón de Córdoba, nacido en Sahagún, colega de Besaile en la U y padrino de Lyons, se encuentra privado de la libertad por los delitos de concierto para delinquir, lavado de activos, tráfico de influencias y cohecho.
Su figura ha sido nombrada en las pesquisas por Odebrecht como un receptor de dinero de los brasileños a cambio de sus buenos oficios en la Comisión Tercera del Senado y en la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, para obtener contratos millonarios para la multinacional.
De contar lo que sabe, podría enredar a otros políticos y complicar la situación de funcionarios como Luis Fernando Andrade, hasta hace dos semanas director de la ANI, al que el próximo 21 de septiembre le serán imputados cargos por este caso de corrupción relacionado con la Ruta del Sol.