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“El país no absolvió a Samper”: Pastrana

Hace 20 años la Cámara archivó la investigación contra el presidente Ernesto Samper por el Proceso 8.000.

  • El expresidente Ernesto Samper pasó buena parte de su mandato defendiéndose de acusaciones en el Congreso. FOTO colprensa
    El expresidente Ernesto Samper pasó buena parte de su mandato defendiéndose de acusaciones en el Congreso. FOTO colprensa
12 de junio de 2016
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El 12 de junio de 1996 finalizó el juicio contra el entonces presidente Ernesto Samper Pizano, por la presunta financiación de su campaña con dineros del narcotráfico. La Cámara de Representantes precluyó el proceso que se llevaba en contra del mandatario, que fue absuelto por una mayoría de 111 votos contra 43.

Al conmemorarse 20 años de la absolución de Samper, el expresidente Andrés Pastrana Arango, uno de los artífices de esta investigación que se conoció en el país como el Proceso 8.000, habló con EL COLOMBIANO. Según el exmandatario, si se hubiera condenado a su predecesor, la política colombiana habría sido diferente.

¿Cómo recibió el país la noticia de la absolución por parte de la Cámara al presidente Ernesto Samper?

“Fue algo muy triste porque después se mostró con todas las pruebas que el narcotráfico compró una presidencia. Cuando hice la denuncia, tres días antes de las elecciones, no se tomaron las medidas necesarias. La decisión de la “comisión de absoluciones”, como quedó identificada a partir de ese momento, trajo consigo también el final del Proceso 8000. Si verdaderamente la Fiscalía y las autoridades investigan a fondo, muchos problemas se hubieran evitado”.

¿Si había pruebas, por qué los congresistas de la época no actuaron?

“En ese momento también había lo que hoy se denomina mermelada. En los análisis del presupuesto se evidenciaron las partidas presupuestales que fueron entregadas a los congresistas que tuvieron que ver con su absolución. Por ejemplo, al parlamentario investigador, de Córdoba, Heyne Mogollón, le dieron recursos para carreteras que nunca se hicieron o se terminaron. Si se hubiera llegado al fondo muchos de esos representantes no estarían en el Congreso y se hubiera renovado la política”.

¿La absolución mejoró la legitimidad del presidente, o afectó más su imagen?

“La empeoró, porque después vino la cancelación de la visa al presidente por parte de Estados Unidos. Colombia pasó a ser un país descertificado, paria, y después se confirmó todo lo que se había dicho, inclusive en los narcocasetes”.

¿Qué consecuencias políticas generó esta decisión?

“Hubo división profunda en el país. Los amigos del presidente Samper contra la gente de la calle. No había antecedentes de manifestaciones de esa magnitud para buscar la salida del presidente. Incluso, quien lideró ese proceso fue el presidente Juan Manuel Santos, quien se reunió con los paramilitares, con las Farc, con “Raúl Reyes” y la sociedad civil. Por eso es curioso que sea hoy el mayor defensor de Samper. Son los mismos”.

¿Por qué nunca se volvió a retomar la investigación?

“No hubo decisión política. Faltó que la Fiscalía asumiera el proceso. Incluso hay nuevas pruebas que permitirían abrir hoy el proceso. En mi libro Memorias olvidadas, hay un facsímil de la carta en la que los jefes del Cartel de Cali dicen que financiaron esa campaña y que no fue a las espaldas de Samper”.

¿Y en su gobierno qué se pudo hacer al respecto?

“No se pudo hacer nada. Pero es que quien inicia la investigación es el fiscal Gustavo de Greiff, el papá de la tesorera de la campaña de Samper, Mónica. El fiscal me dijo que tenía investigar mi campaña y le dije que tenía mis libros abiertos, pero le pregunté que si ya había investigado a la hija. Se quedó callado, no pasó nada. Después se comprobaron sus vínculos con el Cartel de Cali”.

¿Los coletazos de esa decisión siguen afectando la imagen del Congreso?

“La imagen de la institución se fue al piso. Había manifestaciones en todo el país. Fue tomada como una burla la compra de conciencias. Puede que a Samper lo haya absuelto la Comisión, pero el país nunca se la dio y tampoco la comunidad internacional”.

¿Y por qué entonces la Unasur lo acoge?

“No entiendo por qué Santos, que lo quiso sacar por corrupto y por su vinculación con el narcotráfico, es el que le da respaldo en Unasur. Y cómo el Gobierno lo respalda ante un organismo que tiene que velar por la defensa de la democracia, cuando el presidente Samper no tiene autoridad y su credencial está manchada”.

El Partido Liberal no volvió al poder después de eso, ¿fue otro afectado?

“Puede ser. Si la Fiscalía hubiera investigado, la política en este país hubiera cambiado. Si el Proceso 8.000, que involucró a congresistas al narcotráfico, hubiera llegado al fondo, habría una Colombia distinta”.

¿Qué le queda al país de enseñanza de este caso?

“Que la justicia debe llegar al fondo en investigaciones de corrupción, como lo hizo con la parapolítica. Discrepo del presidente Santos al decir que el narcotráfico es delito conexo, cuando es principal. Todos los días caen laboratorios de coca de las Farc, mientras están sentados en La Habana, porque saben que no van a ser juzgados por ese delito”.

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