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La documentación recolectada en los allanamientos que dirigió el entonces coronel del Ejército Carlos Alfonso Velásquez como comandante del Bloque de Búsqueda contra el Cartel de Cali, en junio de 1994, desencadenó en uno de los escándalos políticos más recordados del país: El proceso 8.000.
Estuvo en la institución hasta diciembre de 1996. Explicó que su salida se debió a que denunció al general Rito Alejo del Río de armonizar con los paramilitares, “bajo la lógica de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, lo cual era contrario a la realidad, porque se estaba deslegitimando al Ejército en Urabá”.
En las pasadas elecciones presidenciales intentó ser precandidato por el Partido Conservador, pero no lo logró. En diálogo con EL COLOMBIANO afirmó que ahora es el precandidato único de la Alianza Social Independiente (ASI) y que es el líder que requiere el país “para la pacificación”.
¿Cuál será su apuesta programática?
“Construir un Estado digno y eficiente. Eso incluye una reforma, a fondo, a la justicia y a los organismos de seguridad. De la reforma a la justicia se ha hablado mucho. Hay que retomar los estudios hechos para sacarla adelante, con plena autoridad moral”.
Compártanos su estrategia para atacar el desempleo
“Voy a proponer bajarlo al 5 %. Hay que formalizar la economía, empezando por el empleo. Los subsidios que requiere la gente son insuficientes, porque el empleo informal impide tener esos recursos”.
¿Y en materia social?
“Hay que readecuar programas como Familias en Acción, con una filosofía más personalista. Por ejemplo, para que las mujeres con hijos menores de cinco años, que asuman como su principal misión educarlos desde su casas, puedan tener un salario mínimo, con prestaciones sociales, durante este tiempo, sin importar a qué estrato pertenecen”.
¿En qué consiste su propuesta de crear una guardia nacional rural?
“Se hará desdoblando el Ejército y la Policía, para que no haya nuevas erogaciones presupuestales. Serían entre 20 y 80 mil hombres que se reentrenarían durante un mínimo de tres años. Tendrían dedicación exclusiva a los municipios más afectados durante el conflicto. En estos lugares no habría Ejército ni Policía. Trabarán bajo la filosofía de protección a la gente y sus recursos, no de buscar enemigos para capturar y dar de baja”.
¿Cómo afectaría esa propuesta a la Fuerza Pública?
“En esa forma la Policía se vuelve más un cuerpo civil y se concentra en la seguridad ciudadana, como principal razón misional. El Ejército, reducido en cantidad, pero no en calidad, se convierte en una fuerza disuasiva para la protección de fronteras y cualquier otro tipo de asunto internacional que pueda ocurrir. Podría actuar hacia dentro pero solo bajo responsabilidad del Presidente de la República en operaciones precisas y cortas. En principio no va ha operar hacia adentro”.
¿Cree que el inventario de bienes presentado por las Farc responde a la realidad?
“Las Farc no pueden evadir sus compromisos, y el Gobierno debe impedir que incumplan con colocar todo lo que tienen para que las víctimas sean resarcidas. Si no reportan todos sus bienes, así estén en paraísos fiscales, luego pasarían a extinción de dominio y perderían beneficios de la justicia. Hay que tener presente que las Farc no eran una empresa para acumular plata, sino para buscar poder político mediante la violencia. Mucho de ese dinero se fue en armamento y el pago a sus hombres. Si las Farc hubieran actuado como mafia se hubieran matado entre ellos, como pasó con los paramilitares”.
¿Ya la ASI le confirmó aval para la Presidencia?
“Estoy a la espera de que el Consejo Nacional Electoral defina la situación jurídica por interinidad del comité ejecutivo nacional, porque su elección fue demandada, pero es algo de tramitología. A finales del próximo mes quedaría como candidato oficial.
¿Por qué decidió intentar de nuevo ser candidato?
“Tengo la visión y el perfil. La izquierda y derecha respetan la manera como he cumplido mis deberes. He ido más allá en actitudes para tener la moral y el ejemplo de liderar la elevación de la temperatura ética. No le tengo miedo a la verdad; y eso es lo que necesita el país para el proceso de pacificación que viene en el próximo Gobierno”.
¿En qué espectro político está ubicado? ¿Hará oposición al Gobierno o no?
“Voy a liderar una propuesta que se llama ‘Concordia nacional’. Solo me opondré a lo que no le convenga al bien común del país. Se debe sacar adelante una visión de país fresca, que se salga de esa polarización inconducente entre amigos o enemigos del Acuerdo. Eso ya pasó”.
¿Con quién tiene más cercanía, con el expresidente Álvaro Uribe o con el presidente Juan Manuel Santos?
“Con ninguno. El santismo y el uribismo ya dieron lo que podían dar, bueno, malo o regular... Ahora hay que apostarle es a otra cosa, al colombianismo. Hay que construir sobre lo construido y construir lo que aún no se construye”.
Hoy no existe ningún precandidato que pueda llegar en solitario a primera vuelta, ¿con qué grupos o partidos buscará alianzas?
“Hay que esperar qué fuerza va cogiendo mi propuesta y de eso dependerá si me buscan o busco otros sectores. Acompañaría una propuesta que invite a salir de la polarización”.
¿Y qué precandidatos representan ese ideal, con quiénes se identifica más?
“La fuerza de Compromiso Ciudadano está en esa tónica. Solo veo al fajardismo, porque no se ha dejado meter en la polarización entre santistas y uribistas. El resto están metidos en esa disputa”.
¿Cuántas ciudades o departamentos ha visitado desde que lanzó su precandidatura hace mes y medio?
“Todavía no. Es prematuro. La gente está pensando en otras cosas. No es conveniente molestarlos ahora con propuestas. Dentro de un mes empezaré a hacer unas giras”.
¿Ve factible que su campaña levante vuelo sin tener maquinaria en las regiones?
“La ASI tiene una estructura básica en todo el país. Fue el segundo partido con mayor crecimiento en las pasadas elecciones. Vendrán otras alianzas sectoriales”.