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“Colombia tiene que perderle el miedo a la paz”

Aunque hay amagos de fisuras, el ministro Cristo es optimista frente al futuro de la Unidad Nacional.

  • Ad portas de cumplir dos años al frente de la cartera política, Cristo tiene la tarea de mantener la gobernabilidad de Santos en el Congreso. FOTO manuel saldarriaga

    Ad portas de cumplir dos años al frente de la cartera política, Cristo tiene la tarea de mantener la gobernabilidad de Santos en el Congreso.

    FOTO manuel

    saldarriaga

17 de enero de 2016
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Cucuteño de pura cepa, y miembro de una familia tradicionalmente liberal, Juan Fernando Cristo, conocedor como pocos de la mecánica del Congreso, tiene a sus espaldas la responsabilidad de sacar adelante la ambiciosa agenda legislativa del Gobierno.

Desde 2014, cuando fue nombrado Ministro del Interior, uno de sus mayores desafíos ha sido mantener aceitada la aplanadora santista en el Legislativo y para ello, en ocasiones, además de saciar el apetito burocrático de los partidos que integran la Unidad Nacional, ha tenido que hacer las veces de conciliador.

En entrevista con EL COLOMBIANO, Cristo habló de los retos al frente de la cartera política, del proceso de paz con las Farc y el Eln, y afirmó que no ha perdonado a esa última guerrilla por el asesinato de su padre, porque aún no le han contado la verdad ni le han pedido perdón.

¿En medio de un ambiente caldeado por al venta de Isagén, el aumento en las tarifas del IVA y una posible reforma tributaria, ve difícil que el Congreso le camine a la agenda legislativa del Gobierno?

“Durante los últimos tres años he podido ver el compromiso del Congreso con todos los temas de paz y la confianza en el liderazgo del presidente Santos. Yo creo que aún en los momentos difíciles de la Unidad Nacional, siempre la agenda de paz ha estado blindada y ha estado por encima de las coyunturas y los cuestionamientos propios de los partidos. Yo no veo ningún inconveniente, de hecho esta semana ya he hablado con los líderes de los partidos y hay conciencia de la necesidad de sacar adelante iniciativas que nos permitan estar listos para cuando se firme el acuerdo final de paz y llevar a feliz término el desarme, desmovilización y reinserción de las Farc”.

¿Cómo está hoy la Unidad Nacional?

“Desde que nació la Unidad Nacional en el primer Gobierno de Santos y yo estaba en el Congreso, puedo recordar unas tres veces por año en las que se anunció el fin de la misma y se preparaban sus exequias, pero la verdad es que la Unidad Nacional ha demostrado ser una coalición de partidos con diferencias de matices, pero con un común denominador y es su confianza en el presidente Santos y en su liderazgo para conducirnos al fin del conflicto. Desde ese punto de vista, todas las demás son metas volantes frente al premio de montaña que es la paz del país. La Unidad Nacional sigue y no va a tener ningún problema en su vigencia, por lo menos hasta el 7 de agosto de 2018”.

¿Qué opina de la frase del senador Roy Barreras según que dice a algunos “les gusta la leche, pero no la vaca”?

“Esa es una buena pregunta para los dirigentes del Partido Liberal. Yo no puedo intervenir en política, pero eso hace parte de las controversia normales entre los partidos. A la gente a veces se le olvida que la Unidad Nacional no es un partido, es una coalición de partidos que preservan su independencia y autonomía, que tienen sus diferencias y como coalición que es, es natural que cada determinado tiempo surjan diferencias de esta naturaleza”.

¿Vale la pena desgastarse en el Congreso discutiendo las zonas de ubicación aún cuando las Farc se han opuesto a ellas públicamente?

“ Mire, el proyecto de ley de Orden Público no busca discutir sobre las zonas de ubicación, su propósito es hacerlo sobre la figura que se defina en la mesa de negociación. Lo que queremos es que el Estado esté preparado en este punto específico de desmovilización, desarme y reinserción de los integrantes de las Farc. En caso de que se acuerden unas zonas de ubicación, queremos tener el instrumento para hacerlo y si no, no pasa nada. Si se toma la decisión de suspender órdenes de captura se tienen que tener las facultades para proceder en eso. No sabemos cuál será el resultado de este punto, pero a nosotros se nos ha criticado permanentemente por anticiparnos, pero eso debe ser visto como un acto de seriedad del Gobierno frente al proceso de paz. Habrá que esperar el acuerdo final, pero sino hiciéramos nada y llegara la firma del acuerdo, tenga la seguridad de que esos mismos contradictores que dicen que nos hemos anticipado a los hechos nos criticarían precisamente por no estar preparados”.

¿La decisión de desminar Ituango obedece a que ese municipio podría ser una eventual zona de ubicación?

“No. Es una decisión objetiva. Hay 20 municipios en el país que son los más afectados por este flagelo espantoso de las minas personales y dentro de esos 20 hay cuatro localidades de Antioquia en las que se va a proceder al desminado como una decisión unilateral por parte del Estado, independientemente de lo que suceda en La Habana”.

Pero al Gobierno sí le gustaría que en Antioquia existieran esas zonas de ubicación..

“No me ponga a especular en esa materia. Eso hace parte de las negociaciones en La Habana. Apenas está comenzando el ciclo y habrá que mirar el modelo de desmovilizacion y desarme, pero definitivamente y así lo ha dicho el presidente, esas zonas tendrán que tener verificación internacional del cese bilateral al fuego. El número de zonas y dónde estarán ubicadas es una decisión a la que se tiene que llegar en la mesa de negociaciones”.

Se ha hablado mucho de un proceso de paz con el Eln, pero esa guerrilla históricamente ha sido más radical en sus posturas. ¿En qué se diferenciaría un eventual proceso de paz con el Eln?

“El Gobierno ha estado siempre dispuesto a avanzar en un proceso de paz con el Eln. Eso hace parte de una premisa natural y lógica y es que la paz integral la tenemos que conseguir con las Farc y el Eln. Ojalá este último grupo deje atrás tantas dudas frente a la decisión de dejar las armas y finalmente se decida a avanzar. Ya hay una agenda construida muy avanzada que como es normal, ha tenido inconvenientes, pero en los temas esenciales hay una agenda muy parecida a la de las Farc. Hay que esperar que los negociadores anuncien los resultados de la etapa exploratoria, pero esperamos que adopten muchas decisiones de la mesa de La Habana”.

Pero ¿qué hace falta entonces para que el Eln dé ese paso hacia el proceso de paz?

“El Eln tiene que tomar una decisión clara y contundente de dejar las armas para poder iniciar un proceso de paz”.

¿Es decir que deben dejar las armas antes de iniciar el proceso?

“No. Es decir, estar decididos a que el proceso debe conducir hacia allá, algo que con las Farc estuvo muy claro desde el principio”.

¿Y el escenario de ese eventual proceso sería Ecuador?

“No, no se ha tomado todavía esa decisión. Está pendiente de resolverse en las conversaciones exploratorias”.

A propósito del Eln, ¿ya perdonó a esa guerrilla por el asesinato de su padre?

“No lo he perdonado porque no me han pedido perdón, pero estoy dispuesto a hacerlo. Como víctima he tenido encuentros con algunos de ellos, como “Francisco Galán” o “Felipe Torres”, pero la organización del Eln como tal no me ha pedido perdón. Cada víctima lleva su dolor de una manera particular y yo siempre he considerado que en estos temas de las víctimas en general la verdad es fundamental. Quisiera conocer todo lo que sucedió en torno al asesinato de mi padre”.

¿Estrecharía la mano de alias “Gabino”?

“Después de que me cuenten la verdad del asesinato de mi padre sí, porque yo no sé quiénes fueron los autores ni las razones por las cuales dieron esa orden, pero mi familia y yo hemos estado siempre dispuestos a cerrar ese capítulo”.

Hablemos del plebiscito por la paz. ¿Han contemplado todos los escenarios, que se imponga el no, o que se caiga en la revisión de la Corte Constitucional?

“El plan A,B y C del Gobierno es el plebiscito. El presidente se comprometió políticamente a que el acuerdo sería refrendado por los colombianos y a pesar de que no tenía obligación constitucional y legal de hacerlo, ha sido coherente con su promesa. Pero mire, aquí en Colombia no se ha refrendado ninguno de los acuerdos anteriores. El presidente hubiera podido desistir de ese compromiso, pero más allá de cumplir nuestra palabra, esa refrendación lo que busca es que la paz trascienda más allá del presidente Santos y llegue a los ciudadanos mediante un plebiscito que no se hace en Colombia desde 1957, cuando sirvió para acabar la violencia liberal-conservadora. Sin duda, confiamos en que habrá una masiva participación y en que la gente cuando conozca el acuerdo salga a votar por el sí. Pondremos todo nuestro empeño con plenas garantías a todos los sectores, pero si los colombianos consideran que el costo de la paz es demasiado alto, el Gobierno no tendrá otra alternativa a aceptar ese veredicto y habría que esperar a que llegue un nuevo presidente e intente un proceso de una manera distinta, o que se limite a la vía militar para acabar la confortación armada”.

¿O sea que el nombre de Santos se desligará un poco de todo el proceso de paz?

“Mire el nombre del presidente está y estará indisolublemente ligado a la paz de Colombia. Lleva tres años dedicado a ese esfuerzo y se ha jugado todo su capital político, pero sí queremos decirle a los colombianos que el presidente termina su mandato el 7 de agosto. La paz no es de él sino de todos los colombianos, hay muchos que no necesariamente simpatizan con este Gobierno, pero que sí quieren acabar con el conflicto”.

¿Habrá financiación estatal para los grupos y partidos que promuevan el Sí y el No?

“El plebiscito no tendrá financiación estatal, tendrá espacios en medios de comunicación, pero los recursos de los grupos y partidos de los colombianos que se vayan por el Sí o el No tendrán que recaudar sus propios recursos. Nosotros asumiremos el costo logístico de la organización electoral del plebiscito, pero no más”.

¿Dentro de las negociaciones con las Farc se ha contemplado una Asamblea Nacional Constituyente?

“No, ese mecanismo no es conveniente, ni oportuno, ni es un mecanismo de refrendación de los acuerdos. Hay una confusión en torno a ese mecanismo, porque una asamblea sería un escenario para volver a abrir lo que ya se ha discutido, pero esa alternativa no se ha contemplado”.

Hace poco hubo críticas a la fecha del 23 de marzo como el momento final a lo pactado entre Santos y Timochenko. ¿Es realista ese día?

“El punto del fin del conflicto lleva un año de discusión en una subcomisión de generales activos y comandantes de las Farc que ha venido avanzando, pero la fecha es realista si hay una decisión de las dos partes de avanzar. Ahora bien, la fecha no puede ser tampoco una espada de Damocles. Aquí lo más importante es que en septiembre, cuando el presidente estuvo en La Habana se aclaró que existía la voluntad en ambas partes de avanzar. Solo el tiempo y la manera como avance el proceso nos dirá si se alcanza o no esa fecha, pero ya estamos en la recta final del proceso”.

¿Temas como la suspensión de las órdenes de captura de los guerrilleros rasos, y las exigencias de que los combatientes presos salgan libres son obstáculos al normal desarrollo de la negociación?

“La ley de Orden Público viene desde 1997 y ha sido utilizada por todos los presidentes. Esa ley otorga la facultad de suspender las órdenes de captura, pero por algún motivo en la reforma de 2010 esa facultad no quedó incluida y lo que estamos haciendo es volviendo al espíritu de la norma. Aquí no tiene que darse controversia porque lo que queremos es facilitar el camino para la transición de las Farc a la civilidad, no es para que no se sometan a la justicia como han dicho algunos, es para que una vez cumplan el proceso de transición, hasta los guerrilleros rasos vayan al Tribunal de Justicia acordado en La Habana”.

¿Pero ese hecho no hará que el proceso se vuelva demasiado largo?

“Sí. Tendremos varias instancias, salas, y etapas, hay que mirar quiénes solo tienen delitos políticos, pero aquí todos tienen que ser individualizados. Las órdenes se suspenden es para que los guerrilleros puedan movilizarse y para que puedan comenzar su transición a la civilidad. Creo que allí la oposición lo que ha armado es una tormenta política inexplicable”.

Uno de los factores que le han restado adeptos al proceso es el miedo por lo que pueda ser el posconflicto. ¿Qué estrategia tiene su ministerio para el posconflicto?

“Eso es inevitable y es algo que ha sucedido en las distintas sociedades que han dado el paso hacia la paz. En este país es evidente que 50 años de conflicto nos acostumbraron a la guerra. Le perdimos el miedo a la guerra y le ganamos miedo a la paz y ese es un desafío que tiene la sociedad en su conjunto. El Gobierno tiene claro que la paz se tiene que construir en los territorios. La firma en La Habana silenciará los fusiles, pero eso tiene que ir más allá, tiene que traducirse en más seguridad para los colombianos y en una transformación de los territorios. Con esas premisas es que estamos trabajando en el Gobierno Nacional. Tenemos unas políticas concentradas en el tema de seguridad y convivencia. Estamos fortaleciendo institucionalmente los municipios, construyendo los Centros de Integración Ciudadana y modernizando la Policía, pero para eso estará el Ministerio del Posconflicto. Queremos escoger los cinco municipios que más padecen los rigores del conflicto en la actualidad para intervenirlos integralmente en materia de seguridad y que el ciudadano vea que la llegada de la paz se traducirá en más seguridad”.

¿Cree que el gobernador Luis Pérez y al alcalde de Medellín Federico Gutiérrez le apostarán al discurso de paz del Gobierno?

“Yo veo un gran compromiso del Gobernador y del Alcalde de Medellín, así como lo tuvieron sus antecesores. Esperamos hacer lo mismo con Gutiérrez y Pérez. Nos reunimos con el gobernador para comenzar a construir la agenda y espero hacer ese mismo ejercicio con el Alcalde de Medellín en las próximas semanas. Los alcaldes y gobernadores tienen que ser aliados en esto de la paz y queremos que en sus planes de desarrollo se incluya el posconflicto y que entiendan que tienen una enorme oportunidad de hacer gobernaciones y alcaldías que impacten mucho la vida de sus gobernados”.

¿Por qué no se ha reunido con el alcalde Gutiérrez?

“Sencillamente porque estamos haciéndolo primero con todos los gobernadores del país. Empezamos con Chocó y Antioquia, pero entre enero y febrero queremos tener cubierto ya todo el país”.

Cambiando de tema, ¿cómo están las cosas en Cúcuta, de donde usted es oriundo?

“Ya no hay gente el albergues, muchas personas ya están en el mercado laboral y muchos otros se dirigieron a sus lugares de origen en otras zonas de Colombia. Hay unas políticas de apoyo y subsidio para los afectados, pero es absurdo que la frontera lleve tanto tiempo cerrada, porque esa no es la solución, es una medida antinatural”.

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Centros de Integración Ciudadana ha entregado el Ministerio del Interior en 266 municipios del país.

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