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Su legado para Antioquia

  • Belisario Betancur, durante el acto de posesión del gobernador de Antioquia, Nicanor Restrepo Santamaría. Puerto Berrío, 1983. FOTO Archivo El Colombiano
    Belisario Betancur, durante el acto de posesión del gobernador de Antioquia, Nicanor Restrepo Santamaría. Puerto Berrío, 1983. FOTO Archivo El Colombiano
08 de diciembre de 2018
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El 12 de julio de 1983, en el Palacio de Exposiciones (hoy Plaza Mayor), el entonces presidente Belisario Betancur pronunció un discurso de 15 cuartillas tras recibir el acta de compromiso por el renacimiento de Antioquia. Habían pasado 32 años sin que un antioqueño llegara a la Casa de Nariño (el último había sido Mariano Ospina Pérez, 1946-1950) y el departamento entraba en una violenta turbulencia después de su esplendor industrial de mediados de siglo.

“Un presente dramático y acuciante, pero sobre todo, un futuro listo para entregarse a quienes sepan descifrarlo y conquistarlo”, dijo al comienzo de la intervención. Después apeló a la bravura de los ancestros y a la templanza de las generaciones que afrontaron las anteriores épocas oscuras. “Nuestra historia nunca fue una novela rosa, sino una historia hecha a fuerza, de hombres enfrentados a un medio hostil, una historia que ha formado un hombre rudo. Un hombre que siempre en grandes crisis emprendió descabellados proyectos: ¿No hicimos el ferrocarril en plenas guerras civiles? ¿No pensaba Uribe Uribe en plena guerra en técnicas del cultivo del café?”.

Su legado para Antioquia fue, precisamente, sembrar la semilla de los proyectos que impulsaran el renacimiento del departamento.

Cuatro meses después de su discurso, el 23 de noviembre de 1983, se firmó el contrato de construcción del metro con el Consorcio Hispano Alemán (CHA) por 628,9 millones de dólares. “Siempre estuvo de acuerdo con el proyecto del sistema de transporte. Recibió la idea nuestra y dio su apoyo para que continuara el proceso de licitación”, recordó Jorge Valencia Jaramillo, exalcalde de Medellín (1978-1979).

Otra herencia en su tierra natal es una obra que aún está en ejecución: el Túnel de Oriente, a inaugurarse en mayo próximo. Con una carta enviada a Nicanor Restrepo, entonces gobernador de Antioquia, el presidente asignó $2.000 millones para iniciar su construcción en 1983.

Asimismo, el 30 de junio de 1985 entró en operación el Aeropuerto José María Córdova.

Guillermo Márquez Vargas, quien fue secretario de Servicios Administrativos de Antioquia durante el mandato de Betancur, recordó que, además del terminal aéreo y del aporte inicial para el túnel, el recuerdo más grato fue la creación de Teleantioquia, el primer canal regional del país.

Juan Luis Mejía, rector de Eafit, se desempeñó en el gobierno de Belisario como director de la Biblioteca Nacional de Colombia y como subdirector de Patrimonio Cultural. Contó que la creación de los canales regionales y el establecimiento de la elección popular de alcaldes (Acto Legislativo 01 de 1986) fueron las dos estrategias de Betancur para balancear el marcado centralismo de la Constitución de 1886.

“Con los canales de televisión se les dio voz a las regiones por primera vez para que hablaran de sus realidades. Esos hechos enriquecieron el concepto de nación”, dijo Mejía.

Para Ramiro Valencia Cossio, exgobernador de Antioquia, el legado más importante de Betancur fue la educación y su figura representa, por su austeridad y sencillez, la cultura paisa.

A sus aportes a la infraestructura regional se suman expresiones populares que aún se usan. En su discurso de posesión, hizo célebre la expresión “a ritmo paisa”, una frase que repitió en su mandato y que, como si se tratara de la herencia de los arrieros, hacía alusión a que su gobierno era de compromiso y trabajo intenso. Pero si hubo una intervención famosa fue cuando exclamó: “¡Listo Medellín, cabina 8!”, refiriéndose a las antiguas cabinas de Telecom en los pueblos, cuando la operadora autorizaba al usuario iniciar conversación.

Betancur estudió Derecho con una beca otorgada por la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), cuyo rector de la época era monseñor Félix Henao Botero. El joven estudiante pasó varias noches en el alma máter, a la luz de una vela, leyendo libros de la biblioteca central, a la que años más tarde, según el presbítero Julio Jairo Ceballos Sepúlveda, rector de la UPB, donaría su colección personal que quedó en una sala que lleva su nombre.

Y como lo expresa el rector Juan Luis Mejía, citando una frase de Gabriel García Márquez, para hablar del mayor tesoro que donó Betancur: “uno vive donde tiene sus libros”.

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