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Quedarse durmiendo o irse de paseo son dos de las excusas que tienen los colombianos para no ir a votar. Más allá de esto, razones como legitimar a las instituciones, volverse partícipe del destino del país y, sobre todo, elegir al candidato que a usted le gusta por sus propuestas o su ideología son argumentos suficientes para que este domingo saque un rato y salga a votar.
Colombia se encuentra entre los 10 países del mundo con voto voluntario con mayor abstención electoral (53 %), según cifras del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral. En América Latina solo es superado por Chile (58%). En los países con voto obligatorio es más baja la abstención, por ejemplo, México (37%) aparece en el top 10.
Por lo general, en el país hay más abstención en primera vuelva que en segunda. Hace cuatro años bajó del 59 % al 54 % entre una y otra elección, pero en 2010, cuando Juan Manuel Santos era el virtual ganador frente Antanas Mockus, subió del 51 % en primera al 56 % en segunda.
El récord, desde la Constitución de 1991, se presentó en la elección presidencial de 1998 cuando, luego de la crisis generada por el ‘proceso 8.000’, la sociedad se volcó a rescatar las instituciones.
Para esa ocasión en primera vuelta la abstención fue del 48 %, mientras que en segunda, agitada por la foto entre Andrés Pastrana y ‘Tirofijo’, ilusionó a los colombianos con la paz: bajó al 40,9 %, una marca solo superada por el plebiscito de 1957, cuando cayó al 27 %.
Como no existe un estudio científico en la Ciencia Política que diga por qué la gente se abstiene de ejercer su derecho al voto, EL COLOMBIANO hizo un sondeo en redes e identificó las principales razones que esgrimen los ciudadanos cuando les preguntan por qué no van a votar o por qué no lo hicieron la última vez.
“No gano nada”, “todo seguirá igual”, “nadie hace nada por uno”, “la corrupción continuará”, “todos son malos”, “un solo voto no hace la diferencia”, “prefiero hacer otras cosas el domingo”, “me dio pereza”, “estaba lloviendo”, o simplemente “se me olvidó”fueron las respuestas más comunes.
La mayoría de estas justificaciones se construyen a partir de mitos y reflejan vacío en la cultura política, pues aparte de ser un derecho Constitucional y universal luego de muchos años de democracias limitadas, para Luis Trejos, docente de Ciencia Política de la U. del Norte, es la posibilidad de participar en el futuro del país. Agregó que es una forma de fortalecer la democracia, que está bastante necesitada del apoyo ciudadano.
Según Carlos Builes, docente de Ciencia Política de la U. Pontificia Bolivariana, salir a votar es una responsabilidad que tienen todos los ciudadanos, y ese compromiso hay que asumirlo en la vida personal y laboral.
“Con el voto damos una legitimación a las instituciones democráticas. Hay muchos países que no pueden vivir en una democracia o, incluso, es fingida. Votar significa poner el gobernante que queremos, con las ideas que nos gustan, no es solo un acto político, sino una decisión sobre la economía, la salud, la educación y la sociedad”.
Pese a la baja participación, en el país nunca ha prosperado la idea de ensayar el voto obligatorio, así sea de manera transitoria, pues ha imperando el respeto a las libertades y, para políticos y expertos, también es una acción política no ir a las urnas, una forma de protesta, pero esto se traduce en ilegitimidad, algo que en nada ayuda a la democracia.
Jaime Duarte, docente del área de Gobierno de la U. Externado, explicó que cuando un derecho no se ejerce se va perdiendo y puede pasar lo que está viviendo Venezuela, donde cada vez menos personas participaban. Agregó que votar es un deber moral, para después no solo lamentar.
“La disposición de las mesas electorales en Colombia son muy buenas. El voto se debe ejercer críticamente. Esto del voto útil y el voto en contra son cosas perversas de la democracia. La gente debería votar por el candidato que le guste, no buscando hacer la zancadilla. Hay muy buenas opciones y propuestas en cada espectro”.
A juicio de Jaime Carrión, docente del área de Partidos Políticos de la U. Nacional, sede Medellín, votar no es una opción propiamente democrática, dado que se trata de la negación de un derecho fundamental consagrado en la Constitución del 91. Añadió que la otra opción es el voto en blanco, que invita a respaldar el régimen político.
“Es indeseable que los ciudadanos simplemente participen de la contienda electoral buscando obtener el certificado electoral. El número de tarjetas no marcadas nos permite medir este fenómeno. Se trata de ciudadanos que no son electores sino simples oportunistas que buscan obtener algún provecho asociado a los estímulos al sufragante”.
Nicolás Liendo, vicedecano de la Escuela de Política de la Universidad Sergio Arboleda, precisó que la abstención depende de muchos factores y uno de ellos es la competencia. En estas elecciones, por ejemplo, se presenta un margen muy estrecho entre los candidatos que se disputan pasar la segunda vuelta. Esa pelea, según la encuesta YanHaas estaría entre Petro, Fajardo y Vargas; esto tendería a movilizar más votantes.
“Todo esto hace pensar que habrá más electores acudiendo a las urnas que en las pasadas”, dijo el académico.
En conclusión, la excusa de que todos son los mismos es la menos razonable en esta oportunidad. Por primera vez en nuestra historia republicana reciente todas las orillas ideológicas están identificadas. Sienta orgullo de un sistema democrático estable y prometedor. Hágalo por sus hijos, vote por el país.