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Alejandro Éder
Exdirector de la Agencia Colombiana para la Reintegración
“El reto es grande, pero creo que uno no puede minimizar más de una década que tenemos en este tema, pues nos damos cuenta que se ha logrado el objetivo. Colombia en los últimos 13 años ha desmovilizado a más de 60.000 personas y aún no sabemos cuántos son los desmovilizados de las Farc, pero se podría calcular que son siete mil combatientes y, por lo menos, otros siete mil milicianos.
Si uno lo compara con las personas que ya han salido, por ejemplo, con las más de 20 mil de las Autodefensas, todo esto quiere decir que Colombia no está arrancando de cero, ahora estamos más preparados que cuando se desmovilizaron las Autodefensas. En esa época no teníamos experiencia en desarmar grupos criminales y tampoco la institucionalidad.
Hoy se tiene un equipo técnico de talla mundial, hoy el país tiene un proceso que es considerado como el mejor del mundo y eso tiene que ser un parte de tranquilidad para los colombianos. Sobre los costos que podría tener todo este proceso hay que decir que los rumores del famoso millón ochocientos fue una ridiculez, el costo actual de integrar a una persona desmovilizada es de unos cinco millones de pesos anuales y garantiza que las personas permanezcan en la legalidad.
Se deben poner las cosas en perspectiva, el costo del proceso de reintegración no es tanta plata y además es una inversión, porque no puede perderse de vista que es significativamente menos costoso reintegrar a un desmovilizado, que combatir a un guerrillero en el monte”.
Jaime Jaramillo Panesso
Exasesor de paz de Antioquia y exmiembro de la Comisión de Reparación
“La reintegración de los guerrilleros de las Farc tiene varios hechos que deben anteceder a la desmovilización total: primero que todo, concentrarse en varias zonas del país, clasificados por una comisión. Sin embargo hay personajes como el gobernador de Antioquia que exigen un protocolo que marque las responsabilidades del departamento y de la Nación, porque la reintegración de los guerrilleros puede provocar problemas con la población civil donde están ubicados.
A este acuerdo se le llama paz territorial, y consiste en que los subversivos no van a desplazarse a diferentes zonas donde viven sus familias, o haya hecho su operatividad. Eso puede crear un conflicto con las víctimas, que ni siquiera han sido reparadas. Entonces, no deja de ser un riesgo que pueda generar otros focos de violencia.
El mantenimiento de todo ese personal durante seis meses será muy costoso para el país, pero ese tiempo se puede destinar a reorganizaciones de la tierra, creación de nuevas empresas o cooperativas que ayuden con el desarrollo. También se debe pensar en la educación de hombres y mujeres que estarán allí: es apenas razonable que ellos sepan disparar, pero deben recibir otro tipo de educación y destrezas laborales para que su reincorporación a la vida civil sea más viable. Finalmente, hay que hacer un trabajo detallado con la atención sicosocial de guerrilleros y sus familias, y en esto pocas ciudades como Medellín tienen tanta experiencia. Por eso es importante que definan qué pasará en las grandes urbes”.
Jorge Mejía Martínez
Exsecretario de Gobierno de Medellín y Exasesor de paz
“Infortunadamente, a lo largo de la historia, el Gobierno ha demostrado ser muy incumplido, pero hay que decir que en el tema de reintegración hay experiencias locales y regionales que han dado buenos resultados y de las que deben sacar provecho. En ese sentido, Antioquia y Medellín le pueden aportar mucho al país. Creo que esa experiencia que se ha obtenido desde la Oficina de Paz y Reconciliación es muy importante, hay logros como, por ejemplo, la del Centro de Formación para la Paz y la Reconciliación (Cepar), que ha logrado educar al mismo tiempo a excombatientes y víctimas y debe ser ejemplarizante en el ámbito nacional.
En esto de la reintegración es importante recordar que las Farc no se desintegrarán, si bien van a entregar las armas y dejar a un lado su nombre, se convertirán en una organización política. Eso significa que continuará conservando una estructura y una organización y eso diferencia totalmente lo que ocurrió con las Autodefensas, proceso de reintegración en que cada uno tomó por su lado y ocurrió lo que ya conocemos.
En este caso hay una organización diferente que podría ayudar a que no se presenten numerosos casos de reincidencia a otros grupos armados ilegales.
Por otro lado, creo que es buena la insistencia de la Gobernación de Antioquia en que esos procesos de reintegración sean bien organizados y con participación de los gobierno locales. Lo ideal es que se aprenda de los errores y se corrijan para poder tener una reintegración de la guerrilla más exitosa”.
Jorge Gaviria
Exdirector de la Oficina de Paz y Reconciliación Alcaldía de Medellín
“Lo claro es que el Gobierno tiene mucha experiencia en temas de reinserción por efecto de la intervención que hizo, no solo con los 36 mil desmovilizados de las Autodefensas, sino también de otros 15 o 20 mil de la guerrilla. Se tiene un recorrido muy grande en ese tipo de campos y hay instituciones como la Agencia Colombiana para la Reintegración y gobiernos locales y regionales como los de Medellín y Antioquia que también saben manejar ese tipo de escenarios. Ahora, hay que tener en cuenta que ellos (guerrilleros) se dejen atender.
Acerca de los costos y mantenimiento de esta reintegración, no es que pase a un segundo plano, sino que cuando se tiene recogido todo en términos de formación, educación, atención sicosocial, en el sistema de salud, etcétera, se hace un paquete de apoyo de sostenimiento, pero no en esas cifras que se llegaron a especular como lo del millón ochocientos, que generó mucha tensión. Si se cuantifica, el paquete de esa intervención puede estar entregando un apoyo muy sustancial y muy atractivo para cualquier excombatiente.
El modelo de las zonas veredales de normalización podría servir bien, si el Gobierno incluye equipos de atención sicosocial y de formación para el proceso de reintegración social y económica, pero si todo termina siendo un proceso de aislamiento, en donde ellos se atienden entre ellos y esto termina siendo un encuentro entre los guerrilleros, es difícil que funcione. Por eso digo que depende de ellos y de que se dejen atender para iniciar el cambio”.