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Restos de niña asesinada ya están en Popayán

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07 de diciembre de 2016
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En medio del acompañamiento de familiares y autoridades, el cuerpo de la niña de siete años violada y asesinada en Bogotá llegó a Popayán, para luego emprender camino hacia la vereda El Tambo, zona rural de Bolívar, sur del Cauca. Regresó sin cumplir sus sueños, sin terminar de conocer la vida, luego de abandonar este poblado por la pobreza y la violencia.

Sus familiares así lo dicen, al expresar que a principios del 2012, su padre empacó, en un maletín escolar, tres mudas, para luego tomar uno de las tantas chivas que recorren los caminos rurales caucanos para llegar a la cabecera municipal de Bolívar, luego abordó un bus que lo trasladó a Popayán. Después otros bus que lo trasladó a Bogotá, donde quería ganar dinero, en cualquier empleo, pero era conseguir un ingreso económico, porque atrás quedaba su esposa, y para ese momento, dos bebitas. No tenía, ese momento, como darles de comer.

“Nos tocó salir porque la vida se puso muy dura en la finca, ya no teníamos comida, ni qué cultivar, además, a la vereda llegaron esa gente, amenazando, entonces con Juvencio decidimos irnos para Bogotá, a probar fortuna, gracias a que un primo del Huila, que estaba allá en la capital, le dijo que nos recibía, no la pensamos dos veces, nos fuimos con poca ropa, cuando llegamos allá, lo único que había de trabajo era la construcción, empezamos en eso”, explica un pariente de la niña, al explicar porque esta familia caucana terminó en la capital del país.

Pasaron los meses, y el padre se fue acoplando al clima, a la lluvia, al frío, pero lo más importante, a la dureza de la ‘rusa’, como popularmente se le conoce a la construcción, su mismo primo lo dice, al ver a su ahijada en el interior de un pequeño ataúd blanco, que fue trasladado desde Bogotá en una avioneta de la Policía Nacional, y aterrizó a las 3:15 de la tarde este miércoles, en medio de una llovizna copiosa.

La mamá está muy mal mi coronel, por favor para que la trasladen a un clínica, rápido, es que abrió el ataúd y vio el cuerpo, por favor mi coronel, a la señora la sacamos primero”, dijo un paramédico que integraba la comitiva que acompañaba a la familia de la menor de edad en su triste regreso al Cauca. Esta familia, huyendo de la pobreza, se fue de esta zona del país en bus, la muerte los obligó a regresar, pero en avión.

“Mire cómo llegamos, con tristeza, con este dolor, nos fuimos a buscar una mejor vida y un desgraciado nos arruinó la vida, nos hizo regresar, sin mi pequeña...”, fueron las palabras del padre al conversar con el gobernador del Cauca, luego que este último le brindara un abrazo, una vez que toda esta familia bolsiverde descendiera de la aeronave. En tierra, policías, socorristas, funcionarios públicos, soldados recibieron a estas personas para demostrarles que no están solos en esta tragedia.

Estamos embargados de dolor por la muerte de todos los niños caucanos golpeados por la violencia sexual, acá hay un recibimiento pero a la vez un acto de rechazo, de protesta, porque tenemos derecho a vivir, a que nos respeten. No es posible que ya en el Cauca existan 36 casos de mujeres asesinadas, no, por eso este acto es para denunciar esta situación, para sancionar a sus responsables”, manifestó la secretaria de Gobierno del Cauca, Alejandra Miller, en medio de este recibimiento.

Ya en tierra, y en medio de un silencio solo interrumpido por el sonido del silencio de una trompeta, se adelantó un recorrido por la pista del aeropuerto Guillermo León Valencia, en medio de una calle de honor. En principio, las autoridades tenían listo un helicóptero para trasladar a la familia y los resto hacia Bolívar, pero al final, la colonia bolsiverde en la ‘Ciudad Blanca’ pidió al padre de la niña que se adelantara una misa en la iglesia Nuestra Señora de Fátima, ubicada en el barrio El Cadillal. El compungido padre, con la timidez del agricultor, pidió a los oficiales militares y policiales acceder a la petición.

“Acá hay un familia caucana que está con usted, antes que usted llegara, logramos realizar algunas gestiones para su familia, como la consecución de un lote donde vamos a construir su casa, todo gracias a la solidaridad de la ciudadanía, de los empresarios, de los comerciantes, esperamos con esos actos poder remediar el dolor por la partida de su pequeña”, fue la respuesta del comandante de la Policía en Popayán, coronel Pompy Pinzón, al autorizar que se realizara un recorrido hasta la iglesia donde se adelantó después un acto religioso para luego, y con el acompañamiento de una reconocida funeraria de la ciudad, emprender el camino hacia Bolívar, donde brindarán el último adiós a la pequeña.

“La vida es irónica, el padre se dio la pelea en la construcción para luego llevarse a Bogotá a su esposa y a las niñas, porque su meta era tenerlas todas en un casa, estaba ahorrando para el mismo construirla, eso era allá en la capital o acá en Bolívar, pero Dios, el destino, quiso otra cosa, Él sabrá hacer sus cosas, el altísimo por algo se llevó a la niña, ahora este regreso les dio una casa, ya al hombre le tocar rebuscársela de ahora en adelante”, acotó un pariente del padre, mientras participaba en el recorrido por las principales calles de Popayán camino a la iglesia.

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