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Así dejó la salud pública de nadar en la abundancia

En 2010-2014 el Estado cubrió gastos de este sector y le sobraron billones. En 2015-2016 las cuentas estuvieron a ras. En 2017 faltan $389.000 millones.

  • El deterioro en los ingresos del presupuesto público de salud se asocia, en alto grado, con la reducción de los millonarios excedentes financieros que obtenía el Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga). La Nación tapará el hueco de este año. FOTO donaldo zuluaga
    El deterioro en los ingresos del presupuesto público de salud se asocia, en alto grado, con la reducción de los millonarios excedentes financieros que obtenía el Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga). La Nación tapará el hueco de este año. FOTO donaldo zuluaga
18 de mayo de 2017
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Las finanzas de la salud pública en Colombia entraron en cuidados intensivos. Según cifras oficiales del ministerio del ramo, en el período 2010-2014 los ingresos de ese sector fueron a tal grado superiores a los gastos, que en 2012 se generó un superávit de 4,3 billones de pesos. La bonanza es cosa del pasado: el saldo proyectado para el año 2017 tiñe de rojo, en cuantía de 389.000 millones de pesos.

¿Por qué se pasó de tal abundancia a la escasez?

Al repasar las cifras oficiales del sector salud entre 2010-2014, EL COLOMBIANO observó que la salud pública recibió cada año más plata de la que se gastaba. En ese período, el total de los ingresos ascendió a 164 billones de pesos, mientras que los gastos fueron de 153,6 billones de pesos. El superávit más bajo fue en 2010: al sector le entraron 28,2 billones de pesos y se gastaron 27 billones. El superávit más alto se registró en 2012: los ingresos fueron de 33,4 billones de pesos y los gastos sumaron 29 billones.

Si esos dineros en exceso entre 2010-2014 se acumularan alcanzarían para construir, por ejemplo, 41 hospitales como el del San Vicente de Paúl, sede Rionegro, en el oriente de Antioquia.

Al ser consultado sobre esos saldos positivos, el Minsalud explicó que los mismos no se pueden sumar.

Y su explicación para ello, es que tanto la diferencia entre los ingresos y gastos (excedentes corrientes), como la ganancia que obtiene el Fondo de Solidaridad Garantía (Fosyga) por el dinero que invierte en títulos de renta fija o de tesorería), “son incorporados al presupuesto de la siguiente vigencia para ser ejecutados cuando la necesidad así lo requiera. Con esta situación confirmamos que los excedentes no son acumulables, sino que por el contrario se van incorporando y ejecutando vigencia tras vigencia, de acuerdo con la necesidad”.

Aunque los excesos de recursos no se puedan sumar, por la razón que dio el Minsalud, el hecho innegable es que en esos años el presupuesto de la salud estuvo holgado.

A su turno, esa holgura se debe, en grado sumo, al rendimiento que produjo la plata administrada por el Fosyga.

Estadísticas oficiales del sector salud indican que entre 2010-2014 los excedentes del Fosyga fueron, en promedio, de 3 billones de pesos, con un máximo de casi 4 billones de pesos en 2013.

Ese colchón se acaba. En 2015 tales excedentes bajaron a 557.614 millones de pesos y en 2016 lograron una leve mejora hasta los 687.949 millones de pesos.

¿En qué se fue la plata?

¿Cuando hubo tanto dinero, en qué se invirtió el exceso?

Esa plata, respondió el Minsalud, se fue principalmente “al pago de los servicios y tecnologías no financiadas con la Unidad de Pago por Capitación (UPC) de los afiliados del régimen contributivo, en la ampliación de la cobertura del régimen subsidiado e igualación de los planes de beneficios entre los dos regímenes (contributivo y subsidiado), y en las últimas vigencias los excedentes del Fosyga de sus diferentes subcuentas se han destinado a la implementación de la unidad de caja consagrada en el artículo 66 de la Ley 1573 de 2015”. (Ver glosario para entender estos términos).

La bonanza financiera duró entre 2010-2014.

En 2015, el gasto público en salud fue de 37,4 billones de pesos y en 2016 llegó a 41,1 billones de pesos. En cada uno de esos años los ingresos dieron para cubrir exactamente esas necesidades de recursos.

En 2017, en cambio, el Minsalud estima que le faltarán 389.000 millones de pesos para cubrir los gastos.

Ese hueco significa que las finanzas de la salud pública comienzan a padecer.

Y eso lo dice el propio Minsalud: “la amenaza a la sostenibilidad financiera del sector, radica principalmente en que ya no existen los ahorros que tuvo el Fosyga en años anteriores y los saldos del portafolio que ha venido presentando anualmente el Fosyga evidencian una disminución significativa, pasando de un promedio de recursos para las vigencias 2010 a 2013 de $4,9 billones a un promedio de $1 billón para las vigencias 2014 a 2016. Esto sin descontar los compromisos acumulados en cada corte”.

Pesan las cotizaciones

Es de anotar que el desinfle de los excedentes financieros del Fosyga coincide con el mayor peso que en la financiación de los gastos de salud pública tienen los aportes y cotizaciones de patronos y trabajadores.

En 2010, ahí se soportaban el 53,4 por ciento de los ingresos de la salud.

En 2016, las cotizaciones, el impuesto CREE y los dineros que a ese frente destinan las cajas de compensación familiar, ya representan el 59,3 por ciento del presupuesto público de la salud

El salto del subsidiado

En 2016 el gasto público en salud fue de 41,1 billones de pesos y el 92 por ciento se fue en la atención de los regímenes subsidiado, contributivo y en los recobros por medicamentos no incluidos en los planes de salud y los fallos de tutela.

Entre 2010-2016 el mayor crecimiento del gasto se dio en el régimen subsidiado, con el 101 por ciento, al pasar de 8,2 billones de pesos a 16,7 billones de pesos.

La atención de las personas del régimen contributivo pasó, entre esos mismos años, de 11,7 billones de pesos a 18,4 billones de pesos, con crecimiento del 57 por ciento.

A marzo de 2017, estaban afiliados en el régimen subsidiado 22 millones 148.972 colombianos, mientras que el contributivo cobijaba a 21 millones 942.295 personas.

La sorpresa se presentó por el lado de lo que al Estado le cuestan las tutelas de salud y el recobro de los medicamentos no incluidos en los planes de beneficios.

En los años anotados el aumento fue del 7 por ciento. En dinero, el costo de acatar las tutelas y de brindar los medicamentos no incluidos en planes de salud pasó de 2 billones 726.978 millones de pesos en 2010, a 2 billones 846.968 millones de pesos en 2016.

El costo total ronda los 4 billones, porque el Minsalud estima que los departamentos y municipios tienen por ese concepto una deuda de un billón de pesos .

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