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Santandereana que superó el chikunguña ahora sufre con el virus del zika

  • Los médicos ordenaron un análisis de las plaquetas, las cuales tenían muy bajas. “Por los síntomas dijeron que se trataría de zika, pero en el reporte médico escribieron enfermedad viral no especificada”, dijo la afectada. FOTO Reuters
    Los médicos ordenaron un análisis de las plaquetas, las cuales tenían muy bajas. “Por los síntomas dijeron que se trataría de zika, pero en el reporte médico escribieron enfermedad viral no especificada”, dijo la afectada. FOTO Reuters
03 de febrero de 2016
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En una pesadilla se convirtieron las vacaciones Marcela Cortés, de 29 años, y su familia al municipio de Barbosa, Santander, para disfrutar del Festival del Río, a mediados de enero pasado. En esta localidad el mosquito aedes aegypti habría contagiado con el virus del zika a Marcela y a su hija de 11 años.

La primera en registrar el virus fue la niña. Inicialmente la madre sospechó que se trataba de una virosis y nunca sospechó que sería zika, la enfermedad que generó una alerta mundial, tal y como lo declaró la Organización Mundial de Salud el pasado lunes.

Con el paso de los días apareció la angustia para esta familia santandereana, debido a que los síntomas del virus del zika empezaron a manifestarse en la menor.

“Ella tenía mucha debilidad, el cuerpo no le respondía, incluso empezó a desmayarse”, recuerda Marcela, quien reside en Bucaramanga. Al segundo día apareció un brote inusual en la niña, que hizo sospechar a la mujer de un posible caso de zika.

Ante estos indicios, además de la fiebre, ojos rojos y el intenso dolor de cabeza, Marcela Cortés pensó que lo mejor era trasladarse a Bucaramanga, pues prefirió no acudir al servicio de salud de Barbosa, al que considera “paupérrimo”. “Allá nadie sabe qué hacer. A los pacientes no les queda más opción que trasladarse a Vélez (Santander) o Moniquirá (Boyacá), porque en el hospital no atienden ni partos...”, denunció.

Tras su regreso a Bucaramanga, Marcela Cortés empezó a sentirse mal de salud. “Se me hincharon las manos y se me dormán los pies. Me tocaba quedarme quieta, porque el dolor de espalda no me dejaba estar de pie. La tembladera también es incontrolable...”.

Al ser examinadas, el equipo médico de la Clínica Regional del Oriente, ubicado en la Ciudadela Real de Minas, no precisó que se trataba de dos casos del virus del zika.

Los médicos ordenaron un análisis de las plaquetas, las cuales tenían muy bajas. “Por los síntomas dijeron que se trataría de zika, pero en el reporte médico escribieron enfermedad viral no especificada...”.

Por esta razón, Marcela Cortés considera que el número de enfermos de zika en la capital santandereana sería mayor a los cuatro casos confirmados y 15 casos sospechosos que reporta en la actualidad la Secretaría de Salud local.

“El último médico que me evaluó (el pasado 23 de enero) aseguró que teníamos todos los síntomas del virus del zika. Inicialmente habían dicho que era chikunguña, pero a mí ya me había dado hace un año y medio...”, aseguró Marcela, al recordar que el dolor por el chikunguña es “peor”.

“No se lo deseo a nadie, todo el cuerpo duele impresionantemente, sentía como si me estuvieran metiendo chuzos. A mi mamá también la tumbó por más de un mes y ella desarrolló artritis”.

En cambio, asegura que el zika es diferente, porque no se tiene uno control del cuerpo. “Todo el tiempo está temblando el cuerpo. Uno siente como vibra por dentro como su hubiera un bicho. El dolor de espalda es fuerte y la visión se torna negra. El calor es muy intenso, sentía que me prendía en candela”.

Marcela Cortés y su hija fueron tratadas con acetaminofén. Según comenta la mujer, “los médicos dicen que otras pastillas podrían complicar a los pacientes”.

Actualmente, ella y su hija a penas se reponen del zika. En el caso de la menor, hasta esta semana se está incorporando a su colegio nuevamente. Pero aún registran secuelas, pues el sarpullido no ha desaparecido del todo y en las noches “se le duermen las manos”.

Así mismo, aún la angustia permanece. Sobre todo cuando los medios de comunicación reportan que este virus puede traer complicaciones peores, como la microcefalia en bebés y el síndrome del ‘Guillain-Barré’. “Le prohibí a mi dos amigas embarazadas que me visiten, porque el riesgo es alto”, comenta Cortés.

Parte de ese riesgo, opina la mujer, es debido a la “irresponsabilidad” de las autoridades de salud. “Vivo en el barrio El Rocío donde varias personas tienen síntomas y no he visto a la primera persona haciendo campañas de prevención. Uno se entera a través de los medios de comunicación”.

Por otra parte, asegura que pese que se anunció que iniciarían las fumigaciones en Bucaramanga, en su sector “no han hecho nada, deberían hacerlo pronto porque el zancudero es impresionante”.

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