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Una gestión policial entre éxitos y deudas

La comandancia de Palomino coincidió con las conversaciones de paz de La Habana, lo que afectó los indicadores.

18 de febrero de 2016
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Como principal logro de su gestión de dos años y medio, el general Rodolfo Palomino destacó haber mantenido la constante en la reducción de los asesinatos.

En lo que va corrido del año, según dijo, el índice de homicidios cayó un 17% con relación a 2015, lo que implica “168 vidas salvadas”.

Que su mandato haya coincidido además con los diálogos de paz del Gobierno con las Farc, derivó en que los actos de terrorismo hayan bajado de 894 casos en 2012 a 440 en 2015, según cifras del Mindefensa (ver el recuadro).

No obstante, decisiones políticas como la suspensión de las fumigaciones con glifosato y el acuerdo de La Habana sobre el desarrollo agrario, produjeron el incremento en un 44% de los cultivos ilícitos, de acuerdo con Unodc. Aún así, la incautación de cocaína aumentó de 187,6 toneladas (2012) a 252 (2015).

En la lucha contra el crimen organizado, las capturas de miembros de bandas criminales cayeron de 4.493 a 2.858, aunque hay que reconocer que se logró diezmar a “los Rastrojos”, “Libertadores del Vichada”, “la Oficina” y “el Bloque Meta”, por citar algunos de los grupos más grandes.

Asuntos pendientes

Entre los blancos estratégicos estuvieron las muertes, en operativos conjuntos con otras fuerzas, de alias “Román Ruiz” y “Jacobo Arango”, cabecillas de los frentes 18 y 5 de las Farc; “Rigo”, cabecilla del Eln en el Cauca; “Pijarvey”, jefe de la banda “Libertadores del Vichada”; y “Megateo”, líder de la disidencia del Epl en Norte de Santander.

Y las capturas de “Barny” y “Pichi Gordo”, de “la Oficina”; de “Tierra”, “Chepe” y “Cero Siete”, de “los Urabeños”; de “Porrón” y “Picante”, de “los Rastrojos”; y “Johnatan”, del “Bloque Meta”, por ejemplo.

En este tema su gran deuda fue la cúpula de “los Urabeños”, que pese a llevar un año persiguiéndola con la gigantesca Operación Agamenón, no logró afectar de forma efectiva.

El investigador social Max Yuri Gil contó que otra tarea pendiente fue lo relacionado con la convivencia ciudadana, pues la violencia ligada a este factor aumentó. También crecieron los ataques de la comunidad a los servidores públicos durante sus operativos o registros.

“El Esmad siguió siendo objeto de graves denuncias sobre violaciones a los derechos humanos”, reiteró el analista.

Para el consultor en seguridad John Marulanda, Palomino reivindicó el papel de la mujer en la institución, dándoles la oportunidad de ocupar cargos importantes, como la subdirección en cabeza de la general Luz Marina Bustos.

Un éxito relativo de su gestión fue el montaje de la Plataforma Única de Monitoreo y Análisis (Puma), un sistema mediante el cual la Policía tiene acceso a 20.000 líneas telefónicas y recursos para interceptar correos electrónicos, chats y redes sociales. Sin embargo, lo que debería ser una revolución para impulsar la Inteligencia, terminó cuestionado por las “chuzadas” y seguimientos a reporteros.

A juicio de Marulanda, “desafortunadamente, sus logros quedarán opacados por este escándalo. El general Palomino deja un gran vacío en la moral y la dignidad institucional, porque no enfrentó estos problemas de manera adecuada”.

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