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HISTÓRICO
Con $3,6 billones las Farc sostienen sus estructuras
Por NELSON MATTA COLORADO | Publicado
Basta con escribir "finanzas Farc" en el buscador de internet, para que en solo 0,26 segundos aparezcan 1"050.000 artículos relacionados, en los que abundan títulos como "duro golpe al bolsillo de la guerrilla", "capturado jefe de finanzas" o "abatido cabecilla financiero".

Pese a tantas desdichas, el aparato económico de la insurgencia logra sostener una máquina de guerra de unos 9.500 combatientes y 89 redes de apoyo al terrorismo (RAT) con 1.102 milicianos, sumando a las Farc y el Eln, según las cuentas del Ministerio de Defensa. ¿Por qué es tan difícil cortarle el flujo de capital a estas empresas criminales?

Hacer una aproximación a la contabilidad de las Farc implica formar un rompecabezas de datos dispersos y en algunos casos especulativos, por tratarse de una empresa ilegal que, aunque ideológicamente conserva una estructura jerarquizada, su manejo de la plata es federado, con autonomía relativa de bloques y frentes.

En 2005, la Unidad de Información y Análisis Financiero (Uiaf) del Ministerio de Hacienda produjo un informe reservado sobre las cuentas del grupo insurgente. Estimó que por gracia de los impuestos a los narcos le ingresaban $23.000 millones anuales; por alquilar sus pistas clandestinas, $7.000 millones; y por comercializar droga a nivel local, $7.154 millones. En total, sus ingresos anuales por narcotráfico eran de $37.154 millones en aquel momento.

A esto se sumaban las ganancias por secuestros, $88.560 millones, y abigeato, $75.241 millones. Otros ingresos se derivaban de hurtos a entidades bancarias, extorsiones y donaciones de simpatizantes, que generaban un total, en bruto, cercano a un billón de pesos anuales.

De cara al presente, hay que decir que las Farc son una "firma" con mejores dividendos. Las razones: se redujo el número de personal, de cuenta de desmovilizaciones, muertes y capturas; se aumentó la participación en el negocio del narcotráfico, al punto de controlar el 60% del mercado mundial de cocaína, según la DEA; el secuestro dejó de ser un rubro importante, pero se reemplazó con un incremento de las extorsiones; apareció la minería ilegal de oro y coltán como nueva fuente de ingresos; muchas de las actividades terroristas empezaron a tercerizarse, reduciendo gastos.

En su estudio "Las Farc, el proceso de paz y la posible criminalización de la guerrilla" (mayo/2013), Jeremy McDermott, exmilitar británico y codirector de la Fundación Insight Crime, estimó que los ingresos anuales del grupo, tan solo por narcotráfico, son superiores a los US$200 millones.

Es por esto que el analista las cataloga como "el movimiento insurgente más rico del mundo", autosostenible desde el principio, debido a que los aportes de Cuba y la extinta Unión Soviética durante su crecimiento fueron poco significativos.

El año pasado, Salomón Kalmanovitz escribió el documento "El impacto económico del conflicto interno colombiano y un escenario de paz". El economista, catedrático y excodirector del Banco de la República, calculó que el presupuesto anual de las Farc sería de $3,6 billones, la mayoría por los narcóticos.

Sobre el Eln, las cifras son más difusas. Investigadores de la Policía Nacional sugieren que representan el 15% de los recursos de las Farc, debido a su menor presencia territorial y más baja participación en la cadena del narcotráfico. Su presupuesto aproximado sería de $540.000 millones.

Sin embargo, esta guerrilla recibe ingresos por un rubro que no tienen sus pares: las refinerías artesanales, en las cuales destilan el crudo y emplean parte como insumo para los laboratorios cocaleros, y parte para la venta.

Esta modalidad, que afecta principalmente a Orito (Putumayo), Tumaco (Nariño), y el Catatumbo, La Gabarra y Tibú (Norte de Santander), puede dejar ganancias cercanas a los $300 millones mensuales, según cálculos oficiales.

Un mercado jugoso
El Reporte Mundial de Drogas 2014, elaborado por la ONU, documenta que el 7% de la población mundial de 15 a 64 años (324 millones de personas) consume estupefacientes+. Y que en Suramérica se incrementó el consumo interno de cocaína, con 3,35 millones de drogadictos identificados, una población superior a la de Medellín (2,7 millones).

Esta es la expresión de un mercado jugoso para los narcos, entre ellos la guerrilla. El último Censo de Cultivos Ilícitos en Colombia, coordinado por la misma entidad, presenta una tabla de precios de esta mercancía: un kilo de cocaína en las principales ciudades del país, se vende a $4,7 millones; llevado a Miami, asciende a US$25.000; en Europa, 57.000 euros; en Australia o Asia, la cifra asciende a US$150.000, por lo que las mafias están explorando rutas hacia estos destinos.

Las guerrillas tienen una alta incidencia en ese tráfico, pues el 56% de todos los cultivos de coca del país están en tres departamentos fronterizos que históricamente han dominado: Nariño, Putumayo y Norte de Santander.

Ameripol expone que las Farc concentran su mayor actividad narcotraficante en 12 frentes, divididos en cuatro bloques: Noroccidente (3), Comando Conjunto de Occidente (3), Sur (3) y Oriental (3), que son el eje de su financiación.

Fiebre de oro y coltán
La primera de las estructuras citadas es la que ha incursionado con mayor fiereza en la minería de oro. Insight Crimen anotó que el bloque Noroccidente, con influencia en Antioquia, Chocó y Córdoba, obtiene cerca de US$3 millones mensuales por este rubro.

Allí se incluye el "impuesto" a la maquinaria (de $3 millones a $10 millones), el permiso de trabajo ($1 millón a $2 millones) y la extorsión sobre el producido mensual ($10 a $50 millones). Algunos grupos incursionan en la minería aluvial, donde la inversión es mínima y la ganancia, si hay buena veta, cercana a los $400 millones por mes.

Por eso el secretario de Gobierno de Antioquia, Santiago Londoño, ha dicho que "las rentas del oro son más fáciles de manejar, la coca necesita que haya cosecha, insumos, procesamientos, exportación; el proceso del oro es más sencillo y a usted no lo detienen por llevarlo".

Esa cuestión llevó a que en varios territorios se reduzcan los cultivos ilícitos, al tiempo que aumenta la participación criminal en la fiebre del oro.

Según un oficial de la Dijín, cuyo nombre pide reservar, las Farc también explotan las minas de coltán en la Orinoquía, en asocio con mafias extranjeras, en particular de China.

El valioso mineral, cuyo kilo en el exterior puede constar US$150, le deja a los subversivos rentas cercanas al medio millón de dólares. En 2012, una operación policial terminó con el decomiso de 17 toneladas de coltán a las Farc, en Guainía, lo que sugiere que la explotación es a gran escala.

Los nuevos ricos
Solo un miembro de las Farc ha aparecido en la lista de los criminales más buscados de la revista económica Forbes: el fundador Pedro Antonio Marín, alias "Tirofijo". Estuvo allí, en el séptimo sitial, entre 2008 y 2010, superado por Osama Bin Laden, Joaquín "el Chapo" Guzmán y otros de la misma calaña.

Forbes no calculó la fortuna del rebelde, aunque la inclusión en el listado lo puso entre los millonarios del mundo. Un informe de la Séptima División del Ejército agrega que los miembros del Secretariado, todos ellos extraditables y en la Lista Clinton, son los más acaudalados.

Pero en los últimos años emergieron dos nuevos ricos en las filas. Son hombres de monte, que no hacen parte de la élite guerrillera, aunque comandan estructuras en áreas cocaleras, mineras y con puertos de exportación.

Uno es Ovidio Mesa, alias "Ánderson", cabecilla del frente 36, con injerencia en el Nordeste y el Bajo Cauca antioqueños. Es aliado de la banda "los Urabeños" y de carteles mexicanos, lo que le permite ganar US$6.000 por cada kilo de cocaína exportado.

Al mes, según la Dijín, obtiene $3.000 millones por narcotráfico, lo que alcanza para patrocinar a otros frentes y los pequeños lujos de "Ánderson", como botellas del mejor whisky en el monte.

El otro capo en ascenso es Gustavo González Sánchez, apodado "Rambo", jefe de la columna móvil Daniel Aldana, con base en Nariño, el departamento con más hectáreas de coca en Colombia.

Para la Dijín, sus ganancias anuales se acercan a los US$2.406 millones, lo que le permite financiar también al frente 29 y a la columna móvil Mariscal Sucre. Interpol lo busca con una Circular Roja.

La pregunta del millón de dólares es, si este par de jefes intermedios generan tales dividendos, ¿cuánta plata le llegará a los siete del Secretariado? Las autoridades no lo han cuantificado.

Los gastos
Hacia 2005, las Farc contaban con una nómina cercana a los 16.000 combatientes (el doble de hoy) y 136 subestructuras armadas, que le generaba unos gastos considerables. En la dotación para ese personal (botas, uniformes, machetes, intendencia) se invertían $14.000 millones anuales, según la Uiaf; en salud (tratamientos y medicinas), $1.447 millones; en entrenamiento y material para escuelas de adiestramiento, $5.110 millones; y en auxilios para familias de combatientes y presos, $2.900 millones.

De los egresos, el más representativo parece ser la compra de armas, municiones y explosivos, aunque en estos últimos el ahorro es cada vez mayor debido al uso de artefactos explosivos improvisados, fabricados con material reciclado y de forma artesanal.

Entre el 35% y el 50% de sus gastos se emplea en ello, de acuerdo con el informe "Violencia, crimen y tráfico ilegal de armas en Colombia", de Naciones Unidas.

No obstante, el documento precisa que el intercambio de droga por armas le permite a las Farc ahorrar dinero en la adquisición del arsenal en el mercado negro internacional.

El lío para esa organización es que constantemente debe reemplazar su material bélico, de cuenta de las numerosas incautaciones. El Anuario Estadístico del Sector Seguridad y Defensa, del Ministerio de Defensa, precisa que entre 2003 y 2009, las Farc y Eln perdieron $12.350 millones por incautación de cartuchos; $7.463 millones por las granadas; $788.652 millones por armas largas; y $3.699 por armas cortas decomisadas.

El Ministerio concluyó que, con el arsenal incautado en ese periodo, podían dotarse 87 batallones de contraguerrilla.

También gastan, según el Ejército, en adquisición de tierras a nombre de testaferros, aunque de este rubro no hay cifras establecidas, teniendo en cuenta que la mayoría de predios los toman de forma hostil, es decir, "gratis".

Tanto el Ejército como la Dijín coinciden en que la guerrilla no paga salarios a sus combatientes, porque "todo es para la revolución". "A los rasos no les pagan nada, pero les proveen de todo y a muchos les sostienen las familias campesinas, con subsidios de $150.000. Por eso mantienen su lealtad", opina el oficial.

Cada frente maneja un promedio de 100 hombres. Teniendo en cuenta que son 67 estructuras, el gasto mensual en el subsidio familiar puede llegar a los $10.050 millones.

Las cifras de la guerrilla plantean un enorme reto para el postconflicto. ¿Desmovilizarán su aparato financiero, o solo el militar, como antaño hicieron los paramilitares?.
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