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Un caserón con jardines y huerta, dos murales, un gran número de dibujos y bocetos, cerámicas, tres acuarelas originales, muebles, elementos todos que suman centenas, constituyen el conjunto de Casablanca, la vivienda de Débora Arango, que recibió el municipio de Envigado de manos de la familia de la artista.
Con ellos, el inmueble comenzará otra etapa en su existencia: la de casa museo. Para Óscar Roldán, asesor y curador que lidera la transformación será un museo de sitio, porque el lugar es importante para el estudio de la vida y obra de la artista.
Revela que la actividad en la que está inmerso comenzó en noviembre, cuando los moradores, familiares de Débora Arango, entregaron la vivienda. Una primera fase es de diagnóstico, que terminará en febrero, y a partir de ese mismo mes comenzará otra de visitas de grupos de personas.
Destaca que la familia de la artista haya donado numerosos elementos —camas, escaparates, comedor, sala, la vajilla, lámparas, ceniceros— que complementan la historia que se contarán en ese espacio.
En los años en que Débora Arango se recluyó en su casa acosada por unos grupos sociales que repudiaron su obra y sus ideas, recuerda Roldán, ella tuvo una época de gran producción. Por eso quedan zócalos de cerámica pintados, platos y otros recipientes intervenidos, algunas figuras en cerámica y dos murales.
Al parecer, será una fundación la encargada de administrarla. Una junta de “notables” estaría atenta al funcionamiento. Eso está por definir.
El curador cree que, si se cumplen los cronogramas, a mediados de julio podrá estar abierto el lugar para la visita del público en general.