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Como Dick Tracy y algunos héroes de tiras cómicas aparecen en la obra pictórica de Álvaro Barrios, muchos de quienes la observan cree que el arte pop ejerce influencia en ella.
Sin embargo, él dice que no. “No he sido estudioso de las teorías del arte pop”. Su afición por incluir esos elementos en su trabajo, deviene de su infancia. Las leía con deleite y antes de aprender a leer “mis padres me las leían”.
Ahora, cuando en el Museo de Arte Moderno abren la muestra retrospectiva de la creación de Barrios, se aprecian, claro, obras pobladas por esos personajes, y otras que se refieren a distintos momentos de su carrera artística.
Con el título La leyenda de un sueño, la muestra también hace un recorrido por trabajos alusivos al artista francés Marcel Duchamp, uno de quienes iluminó el arte pop.
Algunos cuadros de la serie Sueños ilustrados están acompañados de relatos de sueños. Por ejemplo, uno que representa un paisaje urbano con cielo naranja, mezcla de futuro, pasado, presente, dice:
Soñé que habían pasado 5.000 años y el arte era una cosa olvidada. Donde está hoy el Museo de Filadelfia había un taller de automóviles y la colección de Peggy Guggenheim en Venecia reposaba en el fondo del canal grande, congelado permanentemente por un hombre rico que había comprado la ciudad.
“Desde el punto de vista de Duchamp —explica Barrios— más que sueño biológico, es fantasía. El concepto de sueño es pretexto para construir textos de libertad creativa”.
Este caribeño tuvo su primera exposición en 1966, en Colseguros, basada en la figura de Dick Tracy. La presentó Gonzalo Arango. La crítica Marta Traba lo invitó a exponer, un año después, en el Museo de Arte Modeno de Bogotá.
Ahí comenzó todo.