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Con el objetivo de mejorar la productividad, las empresas no escatiman esfuerzos por lograr un ambiente de trabajo idóneo y confortable donde caben, no solo mesas, sillas y ordenadores, sino también, sofás, balancines, e incluso áreas de juego.
Un estudio de Human Spaces de Interface, dirigido por el profesor Sir Cary Cooper, de la Organisational Psychologisten, en el que han participado trabajadores de 16 países, considera que invertir en la calidad de los espacios de trabajo, integrando elementos naturales y sostenibles, “es determinante en el bienestar de los empleados”.
Los datos establecen una relación directa entre la presencia de la naturaleza y generar satisfacción y bienestar sobre los empleados, y destaca esta incidencia positiva en múltiples campos, entre ellos, el bienestar general, la productividad o la creatividad.
“El efecto producido por la imagen de la naturaleza es, de por sí, apaciguador. Tras años de investigación hemos podido comprobar que la influencia de los elementos biofísicos en el espacio de trabajo es muy psicológica, incluso diversos estudios han demostrado que la sensación de confort generado entre los trabajadores por las plantas naturales y las artificiales es idéntico”, asegura el profesor Cooper.
Colores sobrios
Si el lado natural es importante, el color de las oficinas también. El estudio Hermarta, especializado en el equipamiento integral de espacios laborales, asegura que, después de un tiempo en el que blancos y cremas eran los colores estrellas de las paredes de las oficinas, éstos han cedido el paso a los tonos más oscuros como el gris o ceniza.
También hay un gusto muy extendido por los metalizados y han quedado en segundo plano los acabados, hasta ahora de mayor rotación, como los blancos mates o cremas. Por otro lado, están muy de moda los elementos orgánicos, en especial las maderas.
En las oficinas se busca la mayor transparencia posible y, al mismo tiempo, la vinculación con la tecnología, a través de cristales inteligentes, con sistema LED o clarificados.
“Las empresas comienzan a valorar aspectos más allá de la división estándar de las oficinas y se pretende aportar algo más”, indica Jose Antonio Marta, director general de Hermarta.
Espacios de trabajo
“Los gustos y preferencias en el diseño de oficinas han ido cambiando mucho en los últimos años”, comentan desde el estudio de arquitectura, y asimismo indican que los espacios diáfanos dieron paso a oficinas compartimentadas.
Las salas de reuniones son ahora más pequeñas y funcionales, con espacios comunes. Lejos quedan las grandes poco optimizadas o de escaso rendimiento por partes de los usuarios. Dentro de este punto destaca, no obstante, que se emplean estructuras más flexibles y se crea un entorno más ‘volátil’ en cuanto al concepto de puesto de trabajo tradicional”, indica Marta.
“Se sigue valorando el concepto fun room para descanso y relajación de los usuarios. Sofás, futbolines, mesas de ping-pong o billar se abren paso en la oficina con el objetivo de rebajar las tensiones interdepartamentales o mejorar la creatividad interna de los equipos de trabajo”, indican desde Hermarta.
Espacios cómodos y, en algunos casos coloridos, que permiten concentrarse en otra cosa para luego dedicarse a lo importante, con mayor intensidad. Ocio controlado para rendir mejor.