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Charly García está más joven que ayer

El músico presentó este viernes Random, un disco que recuerda a un Charly de antes, que aún da la talla.

  • Charly García en 2012, cuando se presentó en Rock al Parque. FOTO colprensa
    Charly García en 2012, cuando se presentó en Rock al Parque. FOTO colprensa
25 de febrero de 2017
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El genio está vivo. Después de un diciembre en el que ingresó varias veces al hospital, el músico considerado el padre del rock en español publicó ayer un álbum que merece un puesto importante en su discografía. Sólido, estructurado y con sabor, así es este disco compuesto por diez temas.

Random abre con La máquina de ser feliz, una bella balada con un tinte de reflexión que transporta al corazón de Charly García. Una pieza melódica de alta factura que ya habíamos tenido la oportunidad de escuchar desde que se lanzara como sencillo en enero, pero que había sido interpretada por el músico en vivo hace un tiempo.

Hay canciones que suenan al Charly de finales de los ochenta, más bailable, con una carga más importante en el ritmo como Ella es tan Kubrik o Rivalidad. Esta última, con trazos de Fanky, es una de las propuestas más producidas del músico argentino de 65 años.

Para un seguidor ferviente del pianista, este es un disco antológico en su esencia. Se sienten las etapas del músico, sus mejores años, pero también los más caóticos. Acá está el sonido Say No More pero también el folk y el rock and roll animoso que introdujo al repertorio latinoamericano.

Random tiene momentos muy altos y otros más sosegados pero inyectados de una energía que no veíamos hace varios discos. Vale la pena resaltar la mezcla de teclados, los solos de guitarra puestos en el lugar necesario, la cuidada utilización de las voces en los coros para apoyar la de Charly, que si bien ya no es potente y rasposa como antes, da la talla.

Del pasado y el futuro

Los pasajes autobiográficos van y vienen, a veces con nostalgia, a veces con ironía: “Ahora que estoy rehabilitado saldré de gira otra vez, me encerrarán cuando se acabe y roben lo que yo gané”, canta el argentino en Primavera, un corte destinado a convertirse en un clásico.

Charly está dispuesto a revisar su vida como figura pública. No censura sus opiniones sobre la modernidad o sobre la sociedad, sobre la soledad o sobre la alegría. Es un hombre maduro, pero con la vitalidad de un músico que tiene su primer contacto con el piano.

El disco tiene momentos para las rarezas: Believe con letra en inglés y una explosiva sonoridad, que recuerda a The Who, es una de esas piezas que Charly hace porque quiere, una canción pop de dos minutos para el disfrute y que funciona como un divertimento para el músico.

Destaca el homenaje al creador del muro de sonido, Phil Spector, en la canción Spector. La batería marca el pulso del clásico Be My Baby del productor neoyorquino. Una tonada de nostalgia por esa época juvenil del rock.

La progresión de una canción suave a otras más rockeras es interesante. Se nota que el disco está pensado como un todo, como aquellos vinilos que se hacían para escucharse de un tirón, sin saltarse ningún tema. Y la producción es prolija, muy cuidada, con un sonido total al mejor estilo de Clics modernos (1983).

El disco es una amalgama de guiños al pasado, a las influencias pero cargado de modernidad, de curiosidad y con un mensaje clarísimo sobre el momento del artista: “Porque siempre estaré pronto a renacer, porque hoy yo estoy más joven que ayer” .

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