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Fue la única actriz de profesión en la película Gente de bien, lo que la llevó
a desaprender su oficio y desentenderse de treinta años de carrera artística.
Alejandra Borrero se define como la misma niña chiquita inquieta que entró a la actuación hace 30 años. siempre ha sido intuitiva y aunque su formación no al dejó experimentar lo que quiso, hoy su experiencia la lleva a pensar más a conciencia sus personajes, a involucrarse en la lucha contra la violencia hacia la mujer y a enseñar a los futuros actores a equivocarse y aprender de sus errores en el escenario.
¿Cómo fue tu experiencia en la cinta Gente de bien?
“Para mí el cine siempre ha sido una de mis pasiones. En los ochenta era tan difícil hacer una película, que realmente los cineastas de ahora no se dan cuenta del privilegio que tienen y la cantidad de cine que se hace en Colombia, que es realmente maravillosa; así que yo me gozo cada película como si todavía estuviera en los ochenta. Es muy interesante acercarse a gente tan joven, a un muchacho tan interesante como Franco Lolli, que tiene una visión tan clara de lo que quiere y más que todo lo que no quiere. Es un hombre complejo. Tuve que aprender a actuar de otra manera para poder llegar a lo que él estaba buscando y esperando.
Gente de bien es una película que tiene un tinte de documental. Es una historia que pareciera que no es hecha por cineastas, sino que parece una cámara que está pasando por los hechos de la vida de un niño colombiano. En Inglaterra fue muy bien recibida porque allá todavía viven la aristocracia en los demás y parece que nosotros fuéramos parecidos a ellos lastimosamente (risas), ojalá todos fuéramos Gente de bien”.
¿A qué te refieres con “actuar de otra manera”?
“No te puedes imaginar, sufrí lo que no está escrito, ese hombre (Franco) es un salvaje (risas). Primero, era la única actriz que tenía conocimiento sobre actuar, todos los demás eran actores naturales, y realmente fue muy complejo, me tocó botar el libreto, desaprender lo aprendido, hacer cosas como distraerme mientras estaban haciendo el llamado para la escena para no tener una energía determinada, y si algo se logró es que parece que yo fuera una actriz como los demás: natural con la voz hacia adentro, no buscando la cámara, simplemente viviendo. Fue una manera de trabajar muy diferente e interesante, aprendí mucho, lloré, peleé, sufrí bastante, pero cuando yo me comprometo en algo, lo hago y hasta el último día estuve ahí”.
¿Es cierto que Gente de bien radiografía de Colombiana?
“La película es un retrato social impresionante, es un espejo real de lo que es la sociedad colombiana. Es una película sin melodrama, que habla de un niño que vive con tan pocos recursos económicos, emocionales y casi de ningún tipo, que tiene que asumir su vida con tan solo ocho años. Sin embargo es una película sin pretensiones, donde pareciera que no pasa nada, pero realmente pasan muchas cosas y uno termina comprometiéndose con la vida de este muchacho”.
Dices que lograste sacar la verdadera esencia de Alejandra en la película, ¿cuál es esa esencia?
“Cuando vi la primera vez la película en Cannes, me vi y dije: “qué impresión, me veo igualita a mi hermana mayor (risas)”, y la persona que tenía al aldo me dijo – pues esa eres tú- y me pareció muy impresionante. De alguna manera allí hay una parte muy mía sin ser yo. Franco no me dejó crear ningún personaje, sacó de mí lo que él necesitaba y es lo que se ve, nunca me había visto así”.
¿Cuál es la diferencia entre ser actriz de TV, de cine y de teatro?
“Un actor es un actor y debe ser capaz de moverse en todos los medios. Es exquisito poder manejar los diferentes aspectos que tiene cada uno. En el teatro el ensayo es fundamental para buscar lo esencial para la escena, lo que no es esencial sobra. En la TV es el aquí y el ahora, el disfrutar el momento, aprovechar lo que suceda, no importa si estás caminando por la calle y te caga un pájaro, cualquier cosa debe servirte en la escena y eso es delicioso. En el cine lo que haces es pensar, no actuar, la pantalla es tan gigantesca que si actúas se va a ver absolutamente pasado, entonces con solo pensar la escena ya lo tienes, ya está ahí, la cámara lo nota. Son diferentes cosas pero creo que un actor debe ser capaz de trabar en cualquier área y eso es lo que hago con los chicos en Casa E”.
Tienes Casa E, una escuela de actores, ¿cómo ves la formación de actores hoy y en qué se diferencia de la formación que te tocó a ti?
“No tengo una visión tan amplia sobre la educación porque no sé qué se está haciendo en Colombia alrededor de estos temas, pero sí te puedo decir que mi experiencia me llevó a hacer Casa E de la forma que es. Yo estuve en una escuela demasiado teórica para mi gusto, que no me dejó experimentar y lo primero que hago en Casa E es tirar a los chicos y dejar que se tomen la escena, que se paren en las tablas. Eduardo Pavlovsky es uno de los grandes maestros para los actores y dice que hay que aprender desde el primer día errando en el escenario. También creo que uno sale de la escuela y hay que seguir estudiando, siempre les digo a los muchachos que se especialicen en lo que les gusta”.
¿Cómo ves a la Alejandra que empezó a actuar y cómo vez la que lleva 30 años de profesión?
“Yo creo que soy exactamente la misma en muchos sentidos. Sigo siendo la misma niña chiquita inquieta y nunca se me va a pasar eso. Creo que el hecho de no haber tenido hijos me da la oportunidad de seguir siendo una niña, de no preocuparme de ciertas cosas de la vida, me parece delicioso y me apasiona. Durante estos 30 años de carrera, mi vida sí ha cambiado mucho, tengo otros intereses y otras necesidades, la lucha por las mujeres es algo que se ha convertido en un asunto fundamental y le sacó el tiempo que me sea posible”.
¿Cómo ves la TV hoy?
“Creo que la TV se va a acabar tal cual como la conocemos. Está empezando a cambiar, a mutar y hay que entender que el internet rebasó todo lo que conocemos. La TV tiene oportunidades increíbles, las ha tenido por años, hemos podido contar la historia de nuestro país a través de ella y ha sido un medio muy importante en Colombia, nos une, nos muestra en qué está nuestra nación. Pero también creo que como tal, tiene que empezar a cambiar y ya lo está haciendo”.
¿Qué viene para adelante?
“Voy a seguir dirigiendo y actuando, no sé si en TV. El cine me parece una oportunidad deliciosa porque no me toma tanto tiempo y puedo ir y venir, me facilita un poco la vida. Quiero poder hacer más cine, porque además me encanta, y tengo un segundo festival en Casa E donde se le hace un homenaje a Caliwood. Mejor dicho, trabajo es lo que tengo para rato (risas)”.
¿Cuál ha sido el trabajo que más te ha llenado como actriz?
“Espero que todavía no me terminen de llenar, pero posiblemente es el que estoy haciendo ahora: Azúcar, 25 años después, y ha sido muy interesante en el punto en el que estoy como actriz. Hoy ya manejo muchas cosas que hace 25 años no tenía idea. En este nivel ya puedo mirar las cosas con una distancia con la que no veía las cosas antes, ahora veo mi personaje desde otro lugar y trabajo con mucha conciencia e intuición”.
¿Qué te ha dado la actuación?
“Me ha dado las satisfacciones más grandes, es mi vida. Cuando le dije a mi mamá que quería ser actriz, me dijo: “estudie otra cosa”, y cuando ya me metí me dijo: “bueno, entonces estudie de lleno”, y lo hice”.
¿Cuándo te tenemos en Medellín?
“¡Espero que pronto!”.