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Con la elección de las cintas Pájaros de verano, dirigida por Cristina Gallego y Ciro Guerra, y Matar a Jesús, de Laura Mora, como representantes por Colombia a los Premios Óscar y Goya respectivamente, es evidente que hay un florecimiento de realizadoras y productoras en el país, y que su mirada es valiosa para la narrativa local del séptimo arte. A pesar de que cada vez es más frecuente que las mujeres ocupen roles en la dirección y producción de las películas, aún son pocas las que se desempeñan en los puestos técnicos, un universo que sigue siendo mayoritariamente masculino.
Otro ejemplo de ese reposicionamiento de la mujer en la industria del cine es La Defensa del Dragón, la ópera prima de Natalia Santa, con la producción de Ivette Liang, que ganó dos reconocimientos a Mejor Dirección y Mejor Actor Principal en el Festival de Cine de Lima. “El hecho de ser dos mujeres las que lideraban la película, siempre llamó la atención, nos abrió puertas y generó interés porque no es muy usual. Si ya es inusual una mujer directora o productora, imagínate dos llevando una película que se desarrolla en un universo masculino. Eso creo que nos abrió puertas antes que cerrarlas. Lo que sí sentía durante el rodaje es que hay una organización muy patriarcal y un ejercicio del poder muy masculino, se espera que el director ejerza su autoridad. Hay esta figura del director como la persona más importante del rodaje y se le rinde pleitesía, una posición en la que yo me sentía muy incómoda, no me interesaba ejercer el poder de esa forma, no me interesaba imponerme; me interesaba dialogar, tampoco me interesaba parecer segura y que lo tenía todo clarísimo siempre, al contrario, hablamos mucho con la productora de generar un equipo en donde yo pudiera sentirme frágil, vulnerable, dudar, no saber qué hacer, sin que esto dañara el compromiso y el respeto del equipo hacia mí y hacía la película”, relató Natalia en entrevista telefónica con Generación.
La variedad de las producciones lideradas por mujeres deja entrever que ellas no se rigen por temáticas específicas o intereses comunes, es decir, que no habría una mirada especial al cine dirigido por mujeres en Colombia, aunque es un campo abierto al estudio y todavía no hay el corpus suficiente para hacerlo.
Lo que sí hay es un estilo diferente a la hora de trabajar y una mirada específica, que para la directora de Jericó. El vuelo de los días, Catalina Mesa, tiene que ver más con la energía del realizador. “Hablo de energía femenina, lo que no tiene nada que ver con género, porque hay muchos directores que son muy femeninos en su trabajo, son muy receptivos. No me puedo comparar con un hombre porque nunca lo he sido y no sé cómo es su experiencia, entonces no puedo decir si he tenido más facilidades o más dificultades por ser mujer, no puedo hablar desde el género, estaría inventando, lo que sí puedo decir es que sí detecto en mí energía masculina y femenina, como las tenemos todos, y que la energía femenina es receptividad, diálogo, cocreación, tener en cuenta al otro en el momento de crear. Es casi mágico porque entre más empoderas al otro, más maravillosa es la cocreación, eso es una ventaja, y el hombre puede utilizar su energía femenina de esta manera”.
Para Natalia Orozco, directora de El silencio de los fusiles, sería interesante observar el cambio de mirada por temáticas. “En un país donde las mujeres que crecimos en medio de la guerra desarrollamos un instinto de protección y una mirada femenina a esas realidades, creo que sí vale la pena observar las diferencias entre un hombre que mira la guerra y una mujer, cuáles son esos puntos de convergencia, esos puntos que los sensibilizan más, esas preguntas. No tengo la respuesta, sin embargo, sí creo que valdría la pena hacer la investigación”, señaló.
No solo las mujeres son parte importante en la actualidad del cine colombiano, alrededor del mundo son frecuentes las manifestaciones que piden mayor espacio femenino y reconocimiento igualitario en la industria. Por fortuna, los números las respaldan y el antiguo mito de que las mujeres protagonistas o directoras no llenan salas, está de salida.